sábado, 12 de enero de 2019

Renacer del agua y del espíritu

13 de Enero de 2019

El texto que escuchamos en la eucaristía de este fin de semana está tomado del evangelio de Lucas y nos habla del bautismo de Jesús. Y me hace recordar los comentarios más frecuentes que he ido escuchando a lo largo de mi vida: Jesús para darnos ejemplo quiso ser bautizado. Jesús que no tenía pecado se puso en la fila como todos los demás pecadores... Y se añade la voz que llega del cielo para proclamar que Él es el hijo, el amado, en el que Dios se complace...
Con esa manera de pensar y de explicar tengo la impresión de que nos quedamos en la corteza del mensaje sin intentar siquiera tratar de captar el mensaje de Jesús mismo.

Me ha ayudado mucho escuchar la charla de José Arregi, precisamente sobre el Bautismo de Jesús. Y también, como tantas veces, los comentarios de Fray Marcos y José M. Pagola.

Si escuchábamos hace un par de domingos, también en el evangelio de Lucas, que "Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante de Dios y ante los hombres..." , eso quiere decir que fue madurando en su humanidad, en su manera de pensar y de hacer. También en su religiosidad, en su relación con Dios y con las otras personas...
Comenta Fray Marcos: "El bautismo es el primer acontecimiento que los evangelios nos narran de la vida de Jesús. Es además, el más significativo desde su nacimiento hasta su muerte. Lo importante no es el hecho en sí, sino la carga simbólica que el relato encierra. El bautismo y las tentaciones hablan de la profunda transformación que produjo en él una experiencia que se pudo prolongar durante años. Jesús descubrió lo que Dios era para él y lo que tenía que ser él para los demás. Descubrió el sentido de su vida..."
El mensaje de "buena noticia" que proclama por las aldeas y por los caminos es algo que le nace de dentro, de su experiencia, de la profundidad de su vida... No es como los demás.

Un párrafo más tomado de Fray Marcos: "Celebramos hoy el verdadero nacimiento de Jesús. Él mismo nos dijo que el nacimiento del agua y del Espíritu era lo importante. Si seguimos celebrando con mayor énfasis el nacimiento carnal, es que no hemos entendido el mensaje evangélico. Nuestra religión sigue empeñada en que busquemos a Dios donde no está. Dios no está en lo que podemos percibir por los sentidos. Dios está en lo hondo del ser y allí tenemos que descubrirlo."

Y esa reflexión me la quedo como tarea y ejercicio: Mirar en lo hondo de mi ser y descubrir al mismo Dios que Jesús proclama: Abba, nuestro padre-madre, que derrama sobre todos nosotros su ternura y compasión y que desea verse reflejado en nuestra humanidad.

Y quiero citar, también, J.M. Pagola: "Es urgente crear cuanto antes un clima más amable y cordial. Cualquiera no podrá despertar en el pueblo sencillo la ilusión perdida. Necesitamos volver a las raíces de nuestra fe. Ponernos en contacto con el Evangelio. Alimentarnos de las palabras de Jesús que son «espíritu y vida». 
Texto del evangelio de Lucas (3,15-16.21-22)

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