domingo, 26 de noviembre de 2017

Dios se hace hombre

Domingo 26 de noviembre de 2017
Imagen relacionadaEl texto del evangelio de este domingo (final de ciclo antes de comenzar el Adviento) está tomado del evangelio de Mateo (capítulo 25) y nos presenta el "juicio final", cuál podría ser el examen final de los pueblos. Y leemos y escuchamos aquello de: "Venid, benditos de mi padre... porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber..."
Al mismo tiempo, la iglesia nos presenta la fiesta de Cristo Rey como una proclamación especial de la superioridad, del poder, del dominio, de la grandeza de Jesús... Y ahí dejamos de lado al "Jesús de Nazaret" (el del evangelio) para elevarlo a "Cristo" (el Mesías), Jesucristo ante quien (siguiendo las palabras de Pablo) se doble toda criatura y proclamen que él es el Mesías, el Hijo de Dios, el Redentor, el Salvador, el Rey del Universo...
Entonces, según la inspiración del sacerdote que preside la eucaristía, se nos insistirá en la adoración de Jesucristo (presente en la eucaristía y demás sacramentos), en la admiración y entrega total a "nuestro Señor". Al mismo tiempo nos recordará que un día vendrá a juzgarnos según nuestras obras... Unos al "castigo eterno" y otros a la "vida eterna"...la conversi
Me pregunto si este tipo de celebraciones y fiestas revela, de verdad, el pensamiento y el sentir de Jesús de Nazaret. Lo que vemos y escuchamos a lo largo de las narraciones de los evangelios sobre el "reino de Dios", la "buena noticia del reino", ´la conversión y cambio de vida... Todo eso apunta a un modo y estilo de vida más humana, más compasiva, más solidaria poniendo en el centro de todo (los preferidos) a los más desfavorecidos, a los débiles, a los marginados, a los que no cuentan. Y a Jesús lo acusan, lo juzgan, lo condenan y lo matan por mantenerse en ese ideal, en ese proyecto. Y muere como un maldito.
Resulta tan duro y tan fuerte que, comenzando por Pablo, sus seguidores van a proclamar su grandeza como "hijo de Dios", su superioridad "como Mesías de Dios", que se humilló hasta hacerse como un esclavo; pero Dios lo resucitó y lo elevó por encima de todo y de todos... De ahí a proclamarlo como Rey sólo un paso y la insistencia de los "doctores" de la iglesia realzando más y más el poder y la gloria del Señor.
Pero, realmente, es tan importante todo eso dentro del proyecto de Jesús de Nazaret?
Voy a citar y copiar, una vez más, a Fray Marcos: "En el relato que hemos leído, encontramos la clave de la encarnación. Dios no se hace un hombre, sino que se hace hombre. El que juzga es el Hombre, el punto de contraste para valorar una vida humana es la semejanza con Jesús “el Hombre”. No tenemos que esperar ningún juicio desde fuera. Mis actitudes van manifestando en cada momento el grado de identificación con el modelo de Hombre. En la medida que me identifique con el modelo, me salvo; en la medida que me separe de él, me voy condenando.
Hemos conseguido un cristianismo cómodo colocando a Dios en el cielo. Sería demasiado peligroso descubrir a Dios encarnado en cada uno de los seres humanos que nos rodean. Pero no hay escapatoria. Dios es encarnación y lo tenemos que descubrir en las criaturas. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. La pregunta de los rechazados deja bien claro que, si hubieran descubierto la presencia de Dios en el necesitado, lo hubieran socorrido. La tarea es descubrir lo que somos..."
Entiendo que ése es el verdadero mensaje de Jesús de Nazaret: la atención a las personas, a esos que casi no vemos, que se quedan ahí al margen de nuestras vidas. Y si no entiendo eso, me quedo fuera del reino de Dios excluyéndome a mí mismo de la vida verdaderamente humana (al estilo de Dios).
Así lo subraya José A. Pagola: "Este sorprendente mensaje nos pone a todos mirando a los que sufren. No hay religión verdadera, no hay política progresista, no hay proclamación responsable de los derechos humanos si no es defendiendo a los más necesitados, aliviando su sufrimiento y restaurando su dignidad. 
Texto del evangelio de Mateo (25, 31-46)

sábado, 18 de noviembre de 2017

Ser más humano

Domingo 19 de noviembre de 2017
Este domingo la lectura del evangelio de Mateo nos propone la parábola de los talentos.
Resultado de imagen de los talentos parabolaBuscando cómo entender e interpretar las palabras de Jesús de Nazaret, me encuentro con el comentario de Imma Calvo (en "eclesalia.wordpress.com") que comienza así: "La interpretación de la parábola de los talentos en clave económica o psicológica no concuerda con lo que sabemos sobre Jesús. Enterrar el talento que hemos recibido sería más bien paralizarnos en el desarrollo de nuestro ser personal..." 

Y cita y copia, a su vez, a Fray Marcos que comenta de esta manera: "En todos los órdenes tenemos que poner los talentos a fructificar, pero no todos los órdenes tienen la misma importancia. Como seres humanos tenemos algo esencial, y mucho que es accidental. Lo importante es la esencia que constituye al hombre como tal. Ese es el verdadero talento. Todo lo que puede tener o no tener (lo accidental) no debe ser la principal preocupación. Los talentos de que habla el evangelio, no pueden hacer referencia a realidades secundarias sino a las realidades que hacen al hombre más humano. Y ya sabemos que ser más humano significa ser capaz de amar más...

Quizás influidos por la sociedad en la que vivimos, siguiendo la corriente de lo que se hace y se dice en nuestro mundo, hemos valorado nuestra religiosidad y seguimiento de Jesús de Nazaret en clave a la "cantidad", al rendimiento, a los objetivos conseguidos: actos piadosos, oraciones, lecturas de libros de religión, limosnas, jaculatorias, novenas, rosarios... Con lo que parece que "nuestros talentos" los hemos hecho fructificar.

Y, tal vez, hemos dejado de lado hacer efectivo y real lo que es más esencial a la persona: nuestra capacidad de amar. Como bien dice Fray Marcos: El verdadero talento, lo que hace al hombre, a la mujer, más humanos.

Si lo entendemos así, todo nuestro esfuerzo (en cualquier momento y lugar) tiene que ser hacer fructificar esa realidad, lo que nos hace más humanos. Y ahí va la compasión, la solidaridad, la atención a los otros, el compartir y darnos a los más necesitados...
De esa manera haríamos real nuestra eucaristía: "Tomad y comed..." En un esfuerzo por partirnos y repartirnos siguiendo el ejemplo de Jesús. Compartimos el pan de la eucaristía para coger fuerza y darle sentido a todo lo que hacemos.
Texto del evangelio de Mateo (25, 14-30)

domingo, 12 de noviembre de 2017

El aceite que alimenta la llama es el amor

Domingo 12 de noviembre de 2017

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El reino de los cielos se parece a...
Una vez más escuchamos otra comparación que hace Jesús sobre ese proyecto que nos presenta: la Buena Noticia, ese modo de vivir y de hacer que nos acerque a la vida misma de Dios nuestro padre.
La parábola de las diez vírgenes que esperan la llegada del esposo. Como tarda en llegar, se quedan dormidas y se les apagan las lámparas. Unas llevaban aceite y las otras no...
Seguro que ya hemos escuchado muchos comentarios sobre la parábola.
Leyendo algunos (ref. "feadulta.com/es/) me ha gustado mucho el comentario de Fray Marcos: "¿Cuál es el aceite que arde en la lámpara? Si acertamos con la respuesta a esta pregunta, tenemos resuelto el significado de la parábola. En (Mt 7,24-27) se dice: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra, se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Y todo aquel que no las pone por obra, se parece al necio que edificó sobre arena. La luz, son las obras. El aceite que alimenta la llama, es el amor...

Así se entiende que las sensatas no compartan el aceite con las necias. No es egoísmo. Es que resulta imposible amar en nombre de otro...

Interpretar la parábola en el sentido de que debemos estar preparados para el día de la muerte, es tergiversar el evangelio. El esperar una venida futura de Jesús, es pura mitología que nos lleva a un callejón sin salida. La parábola no hace especial hincapié en el fin, sino en la inutilidad de una espera que no va acompañada de una actitud de amor y de servicio...

Creo que ahí está el sentido profundo de las parábolas de Jesús de Nazaret. El estilo que tenemos que ir dando a nuestra vida de manera que se haga realidad un mundo, una sociedad más solidaria, más compasiva, más justa.
Y creo que aquellos hombres y mujeres de las primeras comunidades de seguidores de Jesús lo tenían muy claro: "ponían todo en común y se reunían para la fracción del pan y la oración...". Juan insiste en sus cartas poniendo como centro de todo el amor: "A Dios nadie le ha visto. El que ama al hermano, ama a Dios..."
Es por eso que podríamos decir que nuestra religión es el hermano, los otros... Mi relación con ellos es la que marca la diferencia. Cuando mi vida se vea llena de atención a los demás (especialmente a los más desfavorecidos), que tenga los colores de la compasión, la ternura, la solidaridad... entonces podré pensar que mi lámpara está encendida, que tengo aceite suficiente (el amor) y que camino hacia nuestro Padre que es nuestro origen y raíz y que es "amor", como dice también Juan.
Texto del evangelio de Mateo (25, 1-13)

domingo, 5 de noviembre de 2017

Uno solo es vuestro padre

Domingo 5 de noviembre de 2017

En este fin de semana seguimos escuchando el evangelio de Mateo.
Fray Marcos inicia su comentario de esta manera: "Sigue el mismo discurso. Después de las controversias, Mt sigue hablando para su comunidad y poniendo en boca de Jesús lo que quiere decir él a aquellos cristianos. Su intención es hacer ver la diferencia entre el antiguo Israel y la nueva comunidad... Mt pide a su comunidad que no caiga en los mismos errores que critica. Su preocupación está justificada, porque el cristianismo cayó muy pronto en un fariseísmo peor que el judío..."

Y, después de criticar el estilo que tienen los fariseos, añade todo aquello de:"No os dejéis llamar maestro...; no llaméis padre vuestro a nadie...; el primero entre vosotros será vuestro servidor..."

Y José Antonio Pagola dice: "No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo». Para Jesús, el título de Padre es tan único, profundo y entrañable que no ha de ser utilizado por nadie en la comunidad cristiana. ¿Por qué lo permitimos?

Todo el texto de Mateo es tan sencillo y claro que no necesita grandes maestros para entenderlo. La dificultad está en que aceptemos el mensaje que nos llega a través del mismo.
Llevamos tanto tiempo metidos en la estructura de la iglesia (papa, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas...) que se nos hace difícil pensar e imaginar algo diferente. Una iglesia = Comunidad de hermanos y hermanas que se esfuerzan por vivir la buena noticia del reino de Dios. Pequeñas (o grandes) comunidades de seguidores de Jesús de Nazaret que se reúnen celebrando la "muerte del Señor" (como dice Pablo) y hacen realidad su modo de vivir y de hacer.
Decimos, hablando de nuestro mundo y sociedad, que "otro mundo es posible". Sí, y otra iglesia es posible. Claro.
Nos insisten, desde la estructura que tenemos, en que sin sacerdotes (sin obispos, sin... todo eso) no es posible tener la iglesia. ¿Es verdad eso? ¿Lo vivieron así las primeras comunidades? "Que el primero entre vosotros será vuestro servidor..."  Así lo debieron de vivir. Hombres o mujeres dispuestas a servir y ayudar a la comunidad. Y todos se reunían para orar y partir el pan.
A partir de ahí, me pregunto a mí mismo cuál es mi actitud, cómo vivo yo mismo la realidad de nuestra iglesia.
Debo decir que no es fácil participar en la estructura de la comunidad cristiana actual. Casi casi podría decir que sólo podemos decir Amén. El sacerdote habla, explica, dirige, celebra y ordena todo lo que hay que hacer o decir... Y se le sigue llamando "Padre", y es el consejero y el maestro... Sólo él tiene el "poder" (así nos decía en la eucaristía) de los sacramentos, de expulsar al demonio, de... Total que es nuestro "intermediario" ante Dios. Y que, por eso, tenemos que rezar mucho por los sacerdotes...
¿Hemos perdido el evangelio? ¿Qué hacer para recuperarlo?
Texto del evangelio de Mateo (23, 1-12)

Se acerca vuestra liberación

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