Domingo 5 de noviembre de 2017
En este fin de semana seguimos escuchando el evangelio de Mateo.
Fray Marcos inicia su comentario de esta manera: "Sigue el mismo discurso. Después de las controversias, Mt sigue hablando para su comunidad y poniendo en boca de Jesús lo que quiere decir él a aquellos cristianos. Su intención es hacer ver la diferencia entre el antiguo Israel y la nueva comunidad... Mt pide a su comunidad que no caiga en los mismos errores que critica. Su preocupación está justificada, porque el cristianismo cayó muy pronto en un fariseísmo peor que el judío..."
Y, después de criticar el estilo que tienen los fariseos, añade todo aquello de:"No os dejéis llamar maestro...; no llaméis padre vuestro a nadie...; el primero entre vosotros será vuestro servidor..."
Y José Antonio Pagola dice: "No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo». Para Jesús, el título de Padre es tan único, profundo y entrañable que no ha de ser utilizado por nadie en la comunidad cristiana. ¿Por qué lo permitimos?
Todo el texto de Mateo es tan sencillo y claro que no necesita grandes maestros para entenderlo. La dificultad está en que aceptemos el mensaje que nos llega a través del mismo.
Llevamos tanto tiempo metidos en la estructura de la iglesia (papa, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas...) que se nos hace difícil pensar e imaginar algo diferente. Una iglesia = Comunidad de hermanos y hermanas que se esfuerzan por vivir la buena noticia del reino de Dios. Pequeñas (o grandes) comunidades de seguidores de Jesús de Nazaret que se reúnen celebrando la "muerte del Señor" (como dice Pablo) y hacen realidad su modo de vivir y de hacer.
Decimos, hablando de nuestro mundo y sociedad, que "otro mundo es posible". Sí, y otra iglesia es posible. Claro.
Nos insisten, desde la estructura que tenemos, en que sin sacerdotes (sin obispos, sin... todo eso) no es posible tener la iglesia. ¿Es verdad eso? ¿Lo vivieron así las primeras comunidades? "Que el primero entre vosotros será vuestro servidor..." Así lo debieron de vivir. Hombres o mujeres dispuestas a servir y ayudar a la comunidad. Y todos se reunían para orar y partir el pan.
A partir de ahí, me pregunto a mí mismo cuál es mi actitud, cómo vivo yo mismo la realidad de nuestra iglesia.
Debo decir que no es fácil participar en la estructura de la comunidad cristiana actual. Casi casi podría decir que sólo podemos decir Amén. El sacerdote habla, explica, dirige, celebra y ordena todo lo que hay que hacer o decir... Y se le sigue llamando "Padre", y es el consejero y el maestro... Sólo él tiene el "poder" (así nos decía en la eucaristía) de los sacramentos, de expulsar al demonio, de... Total que es nuestro "intermediario" ante Dios. Y que, por eso, tenemos que rezar mucho por los sacerdotes...
¿Hemos perdido el evangelio? ¿Qué hacer para recuperarlo?
Texto del evangelio de Mateo (23, 1-12)
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