Domingo 29 de octubre de 2017
El texto que hemos escuchado en la eucaristía de hoy nos lleva al centro mismo de la buena noticia del reino de Dios. Es el proyecto que nos presenta Jesús de Nazaret, su estilo y su manera de expresar lo que ha experimentado como voluntad y deseo de Dios mismo.
¿Cuál es el mandamiento principal...? ¿Qué es lo más importante?
Hemos aprendido la respuesta de memoria y la recitamos como tantas otras frases y sentencias que nos han ido repitiendo a lo largo de toda nuestra vida... Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser... (y el segundo) amar al prójimo como a tí mismo...
Y así lo hemos ido repitiendo como un estribillo en nuestros rezos y oraciones, en nuestros comentarios y reflexiones... sin llegar a asumir lo que realmente quiere decir.
Juan, el apóstol, además de decir aquello de que Dios es amor, también escribirá que a Dios nadie lo ha visto...y si no amamos al prójimo a quien vemos, tampoco amamos a Dios.
Como siempre me dejo guiar por personas que entienden y explican mejor que yo todo lo que se refiere al evangelio y buena noticia del reino de Dios.
En primer lugar Fray Marcos que escribe: "Jesús no propone un amar a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado, es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios, sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de la “Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín lo entendió muy bien cuando dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Pero Pablo lo había dicho con la misma claridad: “Quien ama ha cumplido el resto de la Ley”. No se trata de una nueva ley, sino de hacer inútil toda ley, toda , todo precepto.
Creo que, demasiado frecuentemente, hablamos mucho de Dios y de religión y centramos nuestra religiosidad en oraciones, rezos, mandamientos y caridades cuando lo que importa de verdad es nuestra relación con el "prójimo"...
José Antonio Pagola comenta así: "Por eso añade Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien como quisiéramos para nosotros mismos.
Cuántas expresiones de Jesús nos llevan directamente a ese punto... "No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de Dios..."; "Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer..."; "Si al ir a presentar tu ofrenda, te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra tí, deja tu ofrenda y ve a reconciliarte con él..."
Quiero convertir eso que Jesús nos dice en el eslogan, en el mantra, que sirva de referencia y guía para mi vida.
¿Cuál es el mandamiento principal...? ¿Qué es lo más importante?
Hemos aprendido la respuesta de memoria y la recitamos como tantas otras frases y sentencias que nos han ido repitiendo a lo largo de toda nuestra vida... Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser... (y el segundo) amar al prójimo como a tí mismo...
Y así lo hemos ido repitiendo como un estribillo en nuestros rezos y oraciones, en nuestros comentarios y reflexiones... sin llegar a asumir lo que realmente quiere decir.
Juan, el apóstol, además de decir aquello de que Dios es amor, también escribirá que a Dios nadie lo ha visto...y si no amamos al prójimo a quien vemos, tampoco amamos a Dios.
Como siempre me dejo guiar por personas que entienden y explican mejor que yo todo lo que se refiere al evangelio y buena noticia del reino de Dios.
En primer lugar Fray Marcos que escribe: "Jesús no propone un amar a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado, es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios, sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de la “Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín lo entendió muy bien cuando dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Pero Pablo lo había dicho con la misma claridad: “Quien ama ha cumplido el resto de la Ley”. No se trata de una nueva ley, sino de hacer inútil toda ley, toda , todo precepto.
Creo que, demasiado frecuentemente, hablamos mucho de Dios y de religión y centramos nuestra religiosidad en oraciones, rezos, mandamientos y caridades cuando lo que importa de verdad es nuestra relación con el "prójimo"...
José Antonio Pagola comenta así: "Por eso añade Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien como quisiéramos para nosotros mismos.
Cuántas expresiones de Jesús nos llevan directamente a ese punto... "No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de Dios..."; "Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer..."; "Si al ir a presentar tu ofrenda, te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra tí, deja tu ofrenda y ve a reconciliarte con él..."
Quiero convertir eso que Jesús nos dice en el eslogan, en el mantra, que sirva de referencia y guía para mi vida.
Texto del evangelio de Mateo (22, 34-40)