Domingo 11 de diciembre de 2016
El texto que hemos escuchado en la eucaristía de hoy está tomado del evangelio de Mateo y trae la pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús (a través de sus discípulos): Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro...
Una pregunta que, a pesar de saberla y escucharla una y otra vez, vuelve a cuestionar nuestra vida y nuestro modo de pensar.
"¿A quién esperamos?"
Me sucede, y supongo que a muchas otras personas, que en mi vida real espero cambios y mejoras apoyándome en dirigentes, en directores, en profesionales que, de una manera o de otra, nos anuncian soluciones y respuestas a los problemas, a las situaciones difíciles, a las carencias y necesidades de mucha gente...
Esperamos y desesperamos. Porque a medida que se alcanzan ciertas alturas (de poder, de saber, de notoriedad y popularidad), la solución y la respuesta se va alejando. Un horizonte que a medida que avanzamos se aleja más y más.
"¿Qué esperamos? ¿A quién esperamos?
La respuesta de Jesús de Nazaret sigue siendo válida y creo que es la única válida.
Ese mundo distinto, esa sociedad más solidaria, más justa, más humana y compasiva, sólo la encontraremos cuando veamos los signos que la acreditan.
Lo comenta así José Antonio Pagola: "Jesús le responde con su vida de profeta curador: «Id a contar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan; los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia». Este es el verdadero Mesías: el que viene a aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres...
Creo que ésa es la clave. Jesús de Nazaret se hace presente en nuestra comunidad cristiana, en mi casa, en mi barrio y en mi sociedad, cuando van apareciendo esos signos. Cuando descubro personas que entregan su tiempo y su dinero para ayudar a los refugiados... Cuando veo personas que se acercan a inmigrantes ("ilegales y sin papeles") para paliar su marginación y sus carencias... Personas que atienden, curan, enseñan, se desviven por gentes que, socialmente y económicamente, no cuentan, no interesan... Entonces, sí, entonces es que el reino de Dios está llegando. Es lo que esperábamos.
Cito de nuevo a J.A. Pagola: "El papa Francisco afirma que «curar heridas» es una tarea urgente: «Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita hoy es capacidad de curar heridas». Habla luego de «hacernos cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano, que lava, limpia y consuela». Habla también de «caminar con las personas en la noche, saber dialogar e incluso descender a su noche y oscuridad sin perdernos».
Me parece que escuchando así el evangelio de hoy, tenemos la respuesta a nuestra desesperanza.
Texto del evangelio de Mateo 11,2-11
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