Domingo 22 de Mayo de 2016
En la celebración de este fin de semana se nos propone la fiesta de la Santísima Trinidad. He echado mano de los comentarios de personas conocidas que, finalmente, son y significan para mí una señal y la dirección a seguir.
Entiendo y acepto lo que la tradición ha traído hasta nosotros. Personas con una gran capacidad de reflexión y de pensamiento que (dentro de su cultura y de su tiempo) trataron de acercarnos la "imagen" de Dios. Y, seguro, que todo eso tiene un gran valor; pero ahora, en estos tiempos, me resulta extraña y no me resulta de ayuda alguna.
Hay un obispo al que cita Laeners que decía que muchos cristianos terminan creyendo en tres dioses: Dios-padre, Dios-hijo, Dios-espíritu santo. Y aunque se diga aquello de las tres personas... En fin que no se aclara nada y terminamos diciendo que es un "misterio".
Por eso me parece muy bien lo que dice mi amigo Damià: "Jesús sigue siendo nuestro referente y camino hacia la plenitud de Vida que él vivió y transmitió."
Jesús nos habla de Dios en parábolas. Se refiere a él como a "papá" (Abbá). Y siente que su aliento, su fuerza, su respirar es lo que le mantiene en ese nuevo estilo del "reino de Dios".
También me ha gustado mucho esto que escribía María López Vigil: "Porque, así como mi padre, mi madre y mis hermanos son mis referentes afectivos, y así como pienso, hablo y escribo en español y esa lengua es mi referente cultural, Jesús de Nazaret es mi referente religioso y espiritual, mi referente ético, el que me es más familiar para tantear el camino que me abre al misterio del mundo."
Y qué cierto es eso. Cada uno de nosotros vemos, vivimos y actuamos siguiendo unas referencia que, en la mayor parte de los casos, hemos recibido del entorno familiar, de los que nos rodean... En una cultura o en otra, en una religión o en otra, en una expresión o en otra. Y, sí! tanteando el camino siempre en búsqueda de una vida que nos lleva hasta el más allá o, podríamos decir mejor, hasta nuestra misma raíz y origen (Dios mismo).
Una vez más tomo prestados estos párrafos de José Antonio Pagola: "Antes que nada, Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entrañable, al que todos podemos invocar como Padre querido...
Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama «reino de Dios» e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados..."
Entiendo y acepto lo que la tradición ha traído hasta nosotros. Personas con una gran capacidad de reflexión y de pensamiento que (dentro de su cultura y de su tiempo) trataron de acercarnos la "imagen" de Dios. Y, seguro, que todo eso tiene un gran valor; pero ahora, en estos tiempos, me resulta extraña y no me resulta de ayuda alguna.
Hay un obispo al que cita Laeners que decía que muchos cristianos terminan creyendo en tres dioses: Dios-padre, Dios-hijo, Dios-espíritu santo. Y aunque se diga aquello de las tres personas... En fin que no se aclara nada y terminamos diciendo que es un "misterio".
Por eso me parece muy bien lo que dice mi amigo Damià: "Jesús sigue siendo nuestro referente y camino hacia la plenitud de Vida que él vivió y transmitió."
Jesús nos habla de Dios en parábolas. Se refiere a él como a "papá" (Abbá). Y siente que su aliento, su fuerza, su respirar es lo que le mantiene en ese nuevo estilo del "reino de Dios".
También me ha gustado mucho esto que escribía María López Vigil: "Porque, así como mi padre, mi madre y mis hermanos son mis referentes afectivos, y así como pienso, hablo y escribo en español y esa lengua es mi referente cultural, Jesús de Nazaret es mi referente religioso y espiritual, mi referente ético, el que me es más familiar para tantear el camino que me abre al misterio del mundo."
Y qué cierto es eso. Cada uno de nosotros vemos, vivimos y actuamos siguiendo unas referencia que, en la mayor parte de los casos, hemos recibido del entorno familiar, de los que nos rodean... En una cultura o en otra, en una religión o en otra, en una expresión o en otra. Y, sí! tanteando el camino siempre en búsqueda de una vida que nos lleva hasta el más allá o, podríamos decir mejor, hasta nuestra misma raíz y origen (Dios mismo).
Una vez más tomo prestados estos párrafos de José Antonio Pagola: "Antes que nada, Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entrañable, al que todos podemos invocar como Padre querido...
Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama «reino de Dios» e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados..."
Texto del evangelio de Juan (16,12-15)
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