24 de marzo, Jueves Santo
Ayer celebramos la "Cena del Señor".
Quizás sea uno de los puntos culminantes de todas las celebraciones que tienen lugar en estos días. Y no me refiero a las procesiones, a las fiestas que se desarrollan en las calles de los pueblos y ciudades. No. Es más bien una manera de "revivir" aquella cena con los amigos (sus seguidores) sabiendo que algo muy serio y muy grave estaba a punto de sucederle a él mismo, Jesús de Nazaret.
Es seguro que sentía el peligro a que se exponía. Cierto que las autoridades religiosas tramaban algo terrible para quitárselo de encima...
Juan, en su evangelio. recoge la intensidad del encuentro... Es la despedida. Y, además de las palabras y recomendaciones, añade el gesto de lavarles los pies.
"- Los amó hasta el extremo..."
"- Tú no lo entiendes ahora (lo de lavar los pies), pero lo comprenderás más tarde..."
". También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros..."
"- Os he dado ejemplo... para que vosotros también lo hagáis..."
Pues bien, al celebrar la "cena del Señor" intento revivir todo eso. No tanto la celebración de la eucaristía (tal como se hace hoy en día), sino el mensaje que Jesús quería transmitir a aquellos seguidores suyos a los que ya no vería más: Amar hasta el extremo; ser auténticos servidores de la humanidad que nos rodea; entrega total hasta ser como el pan y el vino que compartimos.
Y, ante la situación tan dolorosa de los miles y miles de refugiados, de inmigrantes sin papeles, de personas marginadas y dejadas de lado... ¿qué decimos los seguidores de Jesús de Nazaret?
Porque de lo que se trata es de hacer que llegue el reino de Dios. Una humanidad nueva en la que tienen cabida todos, en la que sepamos cuidar de los más débiles, de los que apenas si sobreviven. Ser, de verdad, auténtica eucaristía para todos esos que tienen hambre y sed. Hombres y mujeres que ni tienen casa, ni ropa suficiente, ni atención sanitaria...
Necesito la eucaristía de la "cena del Señor" para coger fuerzas y poder (también yo) "amar hasta el extremo" y "lavar los pies llagados" de todas esas personas que huyen de la guerra, de la miseria, de la opresión, de la inhumanidad de gobiernos y gentes poderosas que los oprimen y aplastan.
Texto del evangelio de Juan 13, 1-15.
Quizás sea uno de los puntos culminantes de todas las celebraciones que tienen lugar en estos días. Y no me refiero a las procesiones, a las fiestas que se desarrollan en las calles de los pueblos y ciudades. No. Es más bien una manera de "revivir" aquella cena con los amigos (sus seguidores) sabiendo que algo muy serio y muy grave estaba a punto de sucederle a él mismo, Jesús de Nazaret.
Es seguro que sentía el peligro a que se exponía. Cierto que las autoridades religiosas tramaban algo terrible para quitárselo de encima...
Juan, en su evangelio. recoge la intensidad del encuentro... Es la despedida. Y, además de las palabras y recomendaciones, añade el gesto de lavarles los pies.
"- Los amó hasta el extremo..."
"- Tú no lo entiendes ahora (lo de lavar los pies), pero lo comprenderás más tarde..."
". También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros..."
"- Os he dado ejemplo... para que vosotros también lo hagáis..."
Pues bien, al celebrar la "cena del Señor" intento revivir todo eso. No tanto la celebración de la eucaristía (tal como se hace hoy en día), sino el mensaje que Jesús quería transmitir a aquellos seguidores suyos a los que ya no vería más: Amar hasta el extremo; ser auténticos servidores de la humanidad que nos rodea; entrega total hasta ser como el pan y el vino que compartimos.
Y, ante la situación tan dolorosa de los miles y miles de refugiados, de inmigrantes sin papeles, de personas marginadas y dejadas de lado... ¿qué decimos los seguidores de Jesús de Nazaret?
Porque de lo que se trata es de hacer que llegue el reino de Dios. Una humanidad nueva en la que tienen cabida todos, en la que sepamos cuidar de los más débiles, de los que apenas si sobreviven. Ser, de verdad, auténtica eucaristía para todos esos que tienen hambre y sed. Hombres y mujeres que ni tienen casa, ni ropa suficiente, ni atención sanitaria...
Necesito la eucaristía de la "cena del Señor" para coger fuerzas y poder (también yo) "amar hasta el extremo" y "lavar los pies llagados" de todas esas personas que huyen de la guerra, de la miseria, de la opresión, de la inhumanidad de gobiernos y gentes poderosas que los oprimen y aplastan.
Texto del evangelio de Juan 13, 1-15.
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