Domingo 11 de Enero de 2015
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El texto que se nos propone en la eucaristía de este fin de semana nos habla del modo como aquellos hombres y mujeres entendieron a Jesús de Nazaret: Una voz del cielo que proclama "tú eres mi hijo amado, mi predilecto"... A partir de ahí (a través de los textos de los evangelios) llega hasta nosotros el impacto que supuso para ellos, su motivo de conversión para seguir las huellas del Maestro. Pensando en todo ello, me preguntaba por el significado que tiene para mí. ¿Cómo veo yo a Jesús de Nazaret?
Hace muchos años, cuando era estudiante, en las charlas y recomendaciones que nos hacían terminaban siempre con una especie de estribillo: "ser santo". Era como la meta. Seguir a Jesús de Nazaret se traducía en un esfuerzo continuado por ser santo, por ser mejor, por amar más a Dios...
Así pues, durante todos aquellos años de formación, se puede decir que crecía dentro de nosotros un espíritu de eso que llaman "ascética" ( "se le denomina a la doctrina filosófica y religiosa que busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia") y una práctica cada vez mayor de devociones, rezos y prácticas piadosas. Seguíamos, de ese modo, los ejemplos de los santos y santas. Era nuestro camino hacia Dios, hacia la santidad.Ahora me pregunto si fue eso lo que entendieron aquellos primeros discípulos de Jesús de Nazaret.
La Buena Noticia, la conversión, el estilo de vida nuevo, la relación entre hombres y mujeres, la compasión y solidaridad. Entender lo que significaba que Dios se había abajado y se había encarnado en lo más humilde de la humanidad...
De nuevo echo mano de las notas de José María Castillo: "El cristianismo y las instituciones en las que se realiza históricamente (la encarnación) no tienen la finalidad de santificar a los fieles, sino de humanizar a las personas, a los seres humanos en general."
Dicho así, verdad?, nos puede parecer un disparate;pero qué otra cosa puede significar el mensaje de la Buena Noticia?
¿Qué sentido puede tener las palabras que decía Jesús (como juicio final): Venid, benditos de mi Padre; porque tuve hambre..., tuve sed..., estaba en la cárcel..., andaba desnudo, enfermo, marginado, sufriendo violencia, despreciado...y me atendiste?
Y si no hacemos eso, nos dirá simplemente: "No os conozco".
Qué responsabilidad más grande tenemos si, en lugar de humanizar, nos dedicamos a "santificarnos" y "amar a Dios"... dejando de lado a esa humanidad que nos rodea, sobre todo a los más débiles, a los que sufren, a los marginados, a los que no cuentan en nuestra sociedad...
Para mí, ¿quién es Jesús de Nazaret?
Texto del evangelio de Marcos 1, 7-11
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