domingo, 30 de marzo de 2014

¿Crees en el hijo del hombre?


30 de marzo 2014


El texto de Juan (cap. 9 - 1-41), sobre la curación del ciego de nacimiento, me plantea varias cosas: El tema de la ceguera que suele ser el más socorrido y al que hacen mención casi todos los que presiden la eucaristía. 
El tema de la marginación, como comenta José Antonio Pagola de manera muy acertada: "Es ciego de nacimiento. Ni él ni sus padres tienen culpa alguna, pero su destino quedará marcado para siempre. La gente lo mira como un pecador castigado por Dios. Los discípulos de Jesús le preguntan si el pecado es del ciego o de sus padres.
Jesús lo mira de manera diferente. Desde que lo ha visto, solo piensa en rescatarlo de aquella vida desgraciada de mendigo, despreciado por todos como pecador. Él se siente llamado por Dios a defender, acoger y curar precisamente a los que viven excluidos y humillados.
Después de una curación trabajosa en la que también él ha tenido que colaborar con Jesús, el ciego descubre por vez primera la luz. El encuentro con Jesús ha cambiado su vida. Por fin podrá disfrutar de una vida digna, sin temor a avergonzarse ante nadie..."
A mí, personalmente, me siento cuestionado por la pregunta que Jesús le hace al ciego: "Crees en el hijo del hombre?" Y la siento y entiendo como una cuestión humana (de la forma en que podemos entenderla todos).
Los grandes estudiosos, los que hablan teología y doctores de la iglesia, nos hacen remontar hacia arriba, nos quieren poner a la altura de Dios... Y ahí creo yo que nos perdemos. Aceptamos "creer en Dios" y en lo que no vemos; pero no aceptamos al "hombre". Desconfiamos, sospechamos, tenemos envidia, despreciamos... De esa manera vamos actuando de manera que marginamos al que no piensa como nosotros, al que es diferente, al que no cree como nosotros... Y los vemos como "pecadores", como condenados, creyendo que nosotros tenemos el privilegio de ser hijos de Dios. 
¿Creo en el hombre? ¿Veo y miro con los ojos de Dios?
Ésa es la nueva luz de los seguidores de Jesús de Nazaret. Es la que deseo por encima de todo lo demás.

Texto del evangelio de Juan 9,1- 41

domingo, 23 de marzo de 2014

Nunca más tendrá sed

Domingo 23 de Marzo de 2014

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Odres Nuevos Evangelio 23 de marzo 2014 color
El texto de Juan (4,5-42) sobre la Samaritana (el pozo, el agua, la sed) lo he escuchado tantas veces que casi me lo sé de memoria.
Quizás la diferencia al escucharlo ahora es que no sabía entenderlo como algo personal, como algo que me sucede a mí mismo...
"Dame de beber..."
"El que bebe del agua de este pozo, vuelve a tener sed..."
"El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed..."
Un amigo mío me comenta muchas veces lo del "ansia viva", el afán y ambición, el deseo constante de más cosas, de más dinero, de más comida, de más poder... Algo que se nos mete en el alma y el corazón y que nos deja siempre insaciados, hambrientos.
En respuesta a esa sed y ansia viva, la primera palabra de Jesús: Dame de beber. Una súplica que nos llega desde tantos hombres y mujeres que nos rodean. Son los más débiles, los más necesitados (ancianos que no se valen, inmigrantes sin papeles, personas que se han quedado sin trabajo, familias desprotegidas).
Y como propuesta a nuestra sed y hambre de tantas cosas, el agua de Jesús de Nazaret...
No hace falta reflexionar demasiado. Basta con seguir sus pasos. Es la Buena Noticia: el reino de Dios. Esa manera nueva de entender la vida, la religión, nuestras relaciones. Su palabra: Convertíos, cambiad, daos la vuelta... Es como darle la vuelta a la vida: En lugar de poder y dinero, solidaridad y ternura. En lugar de acumular, compartir con los que menos tienen. En lugar de tantas ceremonias y ritos, visitar al enfermo, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento. Porque es ahí donde se encuentra Dios y eso es lo que quiere de todos nosotros. Una humanidad solidaria, justa, fraterna, con la dignidad de Dios mismo.
Creo que al descubrir ese nuevo camino e intentar seguirlo nos damos cuenta de que ya no volvemos a tener sed. Es como tener una fuente de agua viva dentro de nosotros.
"Señor, dame esa agua".
Texto del evangelio de Juan (4,5-42)

domingo, 9 de marzo de 2014

Mis tentaciones

Domingo 9 de Marzo de 2014

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Odresnuevos - Evangelio 9 de marzo 2014 Color (1)
El texto de Mateo (4,1-11) sobre las tentaciones de Jesús, su ayuno en el desierto y sus respuestas a las tentaciones del diablo las he escuchado tantas veces que ya me las sé de memoria.
En otros tiempos (bueno, ahora lo siguen haciendo los que nos predican en la eucaristía) me gustaba reflexionar sobre lo que pudo ser tentación para Jesús de Nazaret y las respuestas que fue dando a lo largo de su vida.
Puede que, aún ahora, nos ayude todo eso; pero en estos momentos pienso que mi reflexión se centra más en mis propias tentaciones.
Al recibir el anuncio de la Buena Noticia del reino, mi vida se ve afectada y decido si doy un cambio a mi vida o sigo como siempre. 
Cuando Jesús de Nazaret nos dice: "Convertíos, daos la vuelta, creed en la buena noticia...", me parece interesante, me gusta; pero mi tentación es seguir como siempre. Creo en lo que me dice; pero le pongo muchas dificultades. Me parece fenomenal eso de vivir en un mundo solidario, justo y compasivo; pero me cuesta aceptar plenamente la pobreza y la miseria de los más débiles, de los marginados, de los inmigrantes... compartiendo de verdad con ellos lo que tengo. Sería maravilloso un mundo a esa imagen de Dios (compasivo, lleno de ternura... "que hace salir el sol sobre buenos y malos"); pero le echo la culpa a los políticos y poderosos y yo me quedo esperando que esto cambie...
Mis tentaciones. ¿Qué hago? Con lo fácil que sería hacer algún milagro, no? Milagro de "panes y peces", milagro de ángeles que cambian a las personas o de políticos que bajan de su trono y caminan con los más necesitados...
Al final, la dinámica de Jesús es mucho más sencilla y va haciendo camino, día a día, con los que tiene cerca, con los que le rodean, tratando de hacer realidad ese reino de Dios en el que los últimos serán los primeros y los publicanos y las prostitutas pasarán delante... porque entendieron e hicieron realidad eso de convertirse, de darse la vuelta...
Texto del evangelio de Mateo (4,1-11)

miércoles, 5 de marzo de 2014

Desaprender

Las mujeres y hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje.
Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposas, mejores esposos, mejores profesionales, mejores madres y padres, etc. Fuimos educados con la creencia de que todo es pecado.
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Ha llegado la hora del desaprendizaje o lo que mi hija llama graciosamente, el importaculismo. Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones. Pasó la hora de las responsabilidades desvelantes.
Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente. Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa.
Es hora de ver películas, de estar en una finca durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.
Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas. Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana.

Viajar al máximo, tomando café con amigas y amigos, conversando con todo el que nos encontremos. Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos; ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie. Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal.
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Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubrimos al Quijote y a Fernando González. Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin. Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no. Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, la tóxica.
Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, afecto.
Somos -ahora sí- libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte.

Harold Schlumberg

martes, 4 de marzo de 2014

Queremos estar al lado...

MADRID.
AL LADO
8 de marzo
MAMEN HERNÁNDEZ, currocorre@yahoo.es

ECLESALIA, 04/03/14.- Hoy, como tantos días, las mujeres alzamos la voz reclamando un espacio que por justicia nos pertenece. Durante toda la semana dejaremos el anonimato, se nos incluirá en cálculos y censos, sumaremos, se nos tendrá en cuenta, nos harán visibles; nuestros logros, nuestras conquistas, nuestras batallas serán objeto de reflexión e informes, se sacará a la luz los derechos que se nos niegan, las oportunidades de las que somos privadas, la equidad por la que luchamos.
Debería de llenar de sonrojo que en el siglo XXI, tengamos que seguir fomentando acciones que combatan la discriminación cuyo origen radica en el simple hecho de nacer mujeres, que seamos noticia por reclamar el mismo salario, el acceso a empleos en condiciones dignas, la aplicación de protecciones de acuerdo a ciertas responsabilidades; en definitiva, que se nos señale por reivindicar la plena igualdad, un derecho inherente, un principio que nunca tuvo que cuestionarse. Queremos estar al lado, no debajo ni encima, sino a la misma altura que cualquier otro ser humano.
Hoy, como tantos días, siento que en mí viven miles de mujeres, mujeres de tierra, de lluvia, de acero; mujeres que cuestionan, que vacilan, que comienzan; mujeres asilo, mástil, brújula; mujeres que son pan, que son paz, mujeres andamio que construyen el futuro, sin miedo, valientes; mujeres que alejan de su boca estereotipos, mujeres memoria.
Y la Palabra va por delante, mostrando el camino a quien no ve, abriendo a la escucha al que hace oídos sordos, despegando los labios de quien calla: «Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús» Gálatas 3:28.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


 
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domingo, 2 de marzo de 2014

Dios o el Dinero

Domingo 2 de Marzo de 2014

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Estaba escuchando el texto de Mateo (6,24-34) en la eucaristía de hoy y pensaba en lo difícil que se nos hace comprender y aplicar lo que nos dice Jesús de Nazaret: "No podéis servir a Dios y al dinero..."
Somos millones de personas las que decimos y creemos ser discípulos y seguidores del Maestro. Debería notarse, no?
Sin embargo apenas si nos diferenciamos de los demás.
El dinero es el amo del mundo. Podríamos decir que es el amo de nuestras vidas.
Por dinero se busca y se pelea. Los políticos y los poderosos (véase grandes empresas y negocios) ponen en el centro de sus decisiones al dinero. Los discursos políticos, los partidos, las propuestas y discusiones que nos presentan mantienen en el centro de su pensamiento al dinero. Incluso la gran preocupación que llena la vida de muchísimas personas es la de cómo ganar más dinero...
O Dios o el dinero.
Así de tajante, así de claro.
Y es que si ponemos a Dios, eso quiere decir que, antes que el dinero, están las personas (sobre todo los más débiles y necesitados); antes que las ganancias, la solidaridad; antes que las cuentas e intereses bancarios, la compasión y la ternura; antes que el prestigio y la fama, los que apenas tienen para subsistir, los sin trabajo, los sin casa, los sin papeles...
¿Qué pasaría si todos los que nos decimos "discípulos de Jesús de Nazaret" comenzáramos a vivir de esa manera?
No se puede "servir a dos amos"... No! No se puede servir al dinero y al mismo tiempo servir a Dios.
Texto del evangelio de Mateo (6,24-34)

Se acerca vuestra liberación

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