domingo, 15 de diciembre de 2013

A los pobres, buena noticia

Domingo 15 de diciembre de 2013

03 DOMINGO ADVIENTO JUAN BAUTISTA COLOR.
En estas fechas la iglesia y el ambiente de nuestra ciudad se llena de celebraciones y motivos que llamamos "navideños". Unas fiestas que, al decir de las predicaciones y enseñanzas, nos anuncian una Buena Noticia. Algo que tanto necesitamos.
El pueblo de Israel (en tiempos de Juan el Bautista) esperaba con verdadera ansia ese anuncio. La llegada del Mesías, la salvación...
Y hoy, como ayer, nuestro mundo y nuestra sociedad necesitan ser salvados.
Si nos ponemos a señalar todos los males y enfermedades que afectan a nuestros países y comunidades, la lista se hace larguísima y se nos cuela en el alma un sentimiento de tristeza y pesimismo. Apelamos a que nos llegue un salvador que limpie tanta corrupción, tanta opresión e injusticia, tanto abandono y dejadez, tanto egoísmo.
Juan el Bautista también apelaba a eso. Es más, estaba convencido que estaba a punto de llegar...
¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?
Y Jesús de Nazaret le dio una respuesta...
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
José Ant Pagola: "Jesús se siente enviado por un Padre misericordioso que quiere para todos un mundo más digno y dichoso. Por eso, se entrega a curar heridas, sanar dolencias y liberar la vida. Y por eso pide a todos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
Estoy seguro que entonces, al igual que ahora, los que escuchaban el mensaje se quedaron preguntándose qué clase de salvación era ésa. ¿Eres tú el Mesías? ¿Qué quería decir Jesús de Nazaret?
Hoy nuestras iglesias y nuestras familias adornan sus casas, colocan la representación de los belenes, se escuchan las melodías y villancicos y... tal vez nos repetimos que nos ha nacido un Salvador, que Dios se ha hecho hombre y que nos salva y apelamos a la imagen de un niño recién nacido para enternecernos y calentar un poco nuestros corazones y nuestro ánimo.
Me gustaría enfocar mejor el anuncio que nos hace Jesús. Es al anuncio de un mundo más a la medida de Dios, un mundo de hermanos, de personas solidarias capaces de fijarse y poner atención en aquellas que llevan la cruz de nuestro mundo: ciegos, inválidos, leprosos, sordos, moribundos, muertos de hambre, pobres y marginados...
Pero todo eso ocurre no porque Jesús llega y los va curando a todos... No, sino porque los seguidores de Jesús de Nazaret han comprendido su mensaje y comenzamos a actuar.
Y dichosos los que no se escandalicen de la comunidad cristiana ponga todo eso como prioritario en su vida. Porque el niño que llega, el niño que nos nace... no es esa pequeña imagen o recuerdo del nacimiento de Jesús; sino que la presencia de Dios tenemos que descubrirla en la calle, en los barrios marginados, en los inmigrantes y sin papeles, en los ancianos olvidados, en los despreciados y olvidados... Ése es el verdadero portal de Belén.
Cómo me alegra poder escuchar y sentir esas palabras de Jesús a los enviados de Juan el Bautista: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio." Y eso lo encuentro en personas que, día a día, ponen su alma y su vida atendiendo y cuidando a marginados, a hambrientos, a enfermos, a inmigrantes sin papeles, a mujeres despreciadas, a familias desahuciadas, hombres sin trabajo... Es la buena noticia!

Texto del evangelio de Mateo (11,2-11)

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