25 de diciembre, Navidad
"Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad."
A pesar de todo el consumo, de los anuncios y reclamos que nos hacen para hacer más y más compras, queda todavía en nuestro ambiente algo de eso que llaman "el espíritu de la Navidad". Un sentimiento que tiene esa mezcla de sentimiento, de simpatía, de buenos deseos y solidaridad humana que hace que se extienda a todos los que nos rodean la felicitación y lo mejor de nosotros.
Y queda muy bien. Comidas, regalos, felicitaciones... es como si el mundo, al menos hoy, fuera diferente, mejor, con esa bondad que tanto echamos de menos.
Mientras escuchaba el texto del evangelio de Juan, me preguntaba si la Buena Noticia de Jesús hablaba de ese "espíritu de la Navidad".
Me gusta todo eso de la Navidad; pero me temo que no es eso precisamente la vivencia de la Buena Noticia de Jesús de Nazaret.
Dice el evangelio de Juan que "vino a su casa, y los suyos no la recibieron"...
Hemos adornado tanto el nacimiento de Jesús (Belén, el portal, la estrella, los pastores, los ángeles...), lo hemos hecho tan tierno, tan dulce, que nos hemos quedado con algo bonito y consolador; pero muy lejos de la realidad de la gente humilde.
Es bueno tener fiesta, celebrar, alegrarse, cantar y bailar por todas las buenas noticias que tenemos en nuestra vida; pero es más importante acoger la Palabra, la Buena Noticia que nos trae Jesús de Nazaret... Cuando lo hacemos comenzamos a experimentar la gloria misma de Dios, la felicidad, la plenitud de ser personas (hombre-mujer) que comparten la vida misma de Dios y cada detalle de esa vida, de esa humanidad nueva se convierte en motivo de fiesta, en celebración. Y ése sí es espíritu de Navidad.
Con ese deseo quiero hacer llegar a todos (amigos, conocidos y otros posibles lectores) un gran deseo de fiesta y celebración. Brindemos por esa nueva luz, por esa vida nueva y que suene la música.
Texto del evangelio de Juan (1,1-18)
miércoles, 25 de diciembre de 2013
domingo, 22 de diciembre de 2013
Dios con nosotros
Domingo 22 de diciembre de 2013
Estoy seguro de que las primeras comunidades cristianas, sobre todo las judías, intentaron hacer una lectura de los acontecimientos tomando como referencia los libros que tenían (el Antiguo Testamento). Y Jesús de Nazaret con su vida, con sus palabras y manera de actuar, suponía un cambio tan profundo que apenas si podían encontrar mejor explicación.
La Buena Noticia: Dios con nosotros. No estamos abandonados, nos somos unos marginados, podemos tener esperanza...
Lo difícil para nosotros es hacer nuestra propia lectura, entender lo que quiere decir y no reducir todo a tópicos y cosas leídas o aprendidas de memoria.
Y hoy escuchamos y nos damos unas explicaciones tan espirituales, tan religiosas, tan íntimas que apenas si afectan a nuestra vida, a nuestra sociedad, a nuestro mundo.
"Dios con nosotros" y lo traducimos diciéndonos que Dios nos quiere, que se ha hecho hombre, que se hace niño, que nace en un pesebre, que su madre y su padre se ven marginados; pero que hay unos ángeles que anuncian al Salvador y unos pastores que acuden al portal a adorarlo. De esa manera nos sentimos tocados en lo más sensible y tierno que nos queda... Pero ¿tiene algo que ver con nuestra vida? ¿Afecta eso a nuestra sociedad? ¿Cambia algo el mundo que nos rodea?
Nuestras celebraciones (misas, novenas, adoraciones, cantos y ceremonias) ponen esa nota "religiosa y festiva" a estas fechas de fin y principio de año. Las luces y adornos de Navidad, la representación de los belenes y tantos otros detalles dan color a las fiestas y al consumo que hacemos; pero me sigo preguntando si todo eso es un motivo en mi vida...
Las palabras que toma prestadas Mateo en su evangelio son de un profeta llamado Isaías que hablaba a un pueblo abatido, derrotado, marginado y humillado. ¿Cómo estamos hoy? Me fijo en tantas y tantas personas que viven con ese sentimiento: personas sin trabajo y sin ayudas, enfermos y ancianos marginados y olvidados, familias desahuciadas y que se quedan sin casa, los inmigrantes (sobre todo africanos) que viven como clandestinos y escondidos, incluso los miles y miles de jóvenes que se ven abocados al paro antes de empezar su vida laboral... Y no sigo. A todos esos qué les dice eso de "Dios con nosotros".
Entiendo que eso quiere decir que existe la esperanza, que si escuchamos bien y nos ponemos en marcha puede nacer un mundo nuevo en el que brille la justicia, la solidaridad, la ternura y la compasión. Isaías mostró el camino. Jesús de Nazaret hizo el recorrido y nos habló del cambio, de ese nuevo estilo de vida... Tenemos que intentarlo. "Dios con nosotros", sí! Aunque parezca que vamos en dirección equivocada, aunque se nos diga que eso es una utopía, que no vale la pena... Cuando comencemos a ver y conocer a Dios que se hace carne y se hace presente en esas personas que no cuentan, en los que no valen, ni son famosos, ni tienen dinero, ni poder... y nos esforcemos en cambiar nuestro modo de actuar, seguro que sentiremos que es verdad: "Dios con nosotros".
Y hoy escuchamos y nos damos unas explicaciones tan espirituales, tan religiosas, tan íntimas que apenas si afectan a nuestra vida, a nuestra sociedad, a nuestro mundo.
"Dios con nosotros" y lo traducimos diciéndonos que Dios nos quiere, que se ha hecho hombre, que se hace niño, que nace en un pesebre, que su madre y su padre se ven marginados; pero que hay unos ángeles que anuncian al Salvador y unos pastores que acuden al portal a adorarlo. De esa manera nos sentimos tocados en lo más sensible y tierno que nos queda... Pero ¿tiene algo que ver con nuestra vida? ¿Afecta eso a nuestra sociedad? ¿Cambia algo el mundo que nos rodea?
Nuestras celebraciones (misas, novenas, adoraciones, cantos y ceremonias) ponen esa nota "religiosa y festiva" a estas fechas de fin y principio de año. Las luces y adornos de Navidad, la representación de los belenes y tantos otros detalles dan color a las fiestas y al consumo que hacemos; pero me sigo preguntando si todo eso es un motivo en mi vida...
Las palabras que toma prestadas Mateo en su evangelio son de un profeta llamado Isaías que hablaba a un pueblo abatido, derrotado, marginado y humillado. ¿Cómo estamos hoy? Me fijo en tantas y tantas personas que viven con ese sentimiento: personas sin trabajo y sin ayudas, enfermos y ancianos marginados y olvidados, familias desahuciadas y que se quedan sin casa, los inmigrantes (sobre todo africanos) que viven como clandestinos y escondidos, incluso los miles y miles de jóvenes que se ven abocados al paro antes de empezar su vida laboral... Y no sigo. A todos esos qué les dice eso de "Dios con nosotros".
Entiendo que eso quiere decir que existe la esperanza, que si escuchamos bien y nos ponemos en marcha puede nacer un mundo nuevo en el que brille la justicia, la solidaridad, la ternura y la compasión. Isaías mostró el camino. Jesús de Nazaret hizo el recorrido y nos habló del cambio, de ese nuevo estilo de vida... Tenemos que intentarlo. "Dios con nosotros", sí! Aunque parezca que vamos en dirección equivocada, aunque se nos diga que eso es una utopía, que no vale la pena... Cuando comencemos a ver y conocer a Dios que se hace carne y se hace presente en esas personas que no cuentan, en los que no valen, ni son famosos, ni tienen dinero, ni poder... y nos esforcemos en cambiar nuestro modo de actuar, seguro que sentiremos que es verdad: "Dios con nosotros".
Texto del evangelio de Mateo (1,18-24)
jueves, 19 de diciembre de 2013
Resistid, cantad, recordad
Resistid, cantad, recordad
J. I. González Faus. [La Vanguardia]. Debió ser la fiebre porque pasé unos días malos: pero así lo soñé y así lo cuento.
Segundo día de la huelga de basuras de Madrid. Por sus calles iban apareciendo multitudes que confluían hacia Atocha entonando aquel entrañable “we shall overcome” de antaño, guiadas por la voz acariciadora y penetrante de Joan Baez. Cuando Madrid estaba menos transitable, comenzaron a surgir en otras ciudades de España marchas en dirección Madrid, desde Ciudad real, Coruña, Barcelona, Alicante… Con solemnidad litúrgica como los peregrinos del Tannhäusser, sin otras armas que los mismos cantos y la misma profunda convicción serena, en multitudes pacíficas donde nadie era nadie, pero cada uno era todos. Y esa identidad fraterna daba una fuerza irresistible a la marcha.
En pocos días las marchas se habían globalizado desde Filipinas a Estados Unidos, mientras se sumaban al frente viejos testigos de la resistencia humana. Por allí andaba Labordeta recordando que hemos “perdido canciones y caminos en duro batallar”, pero decidido a ir “poniendo en las palabras la fuerza de los labios para poder besar tiempos perdidos y anhelados de manos contra manos izando la igualdad”. Allí apareció Bob Dylan preguntando cuántas veces hemos de mirar a otra parte para luego pretender que no nos habíamos dado cuenta. Hasta Paco Ibáñez recordando lo que le decía su papá: no pienses que sin dinero vivirás: “el mundo es de los que han sabido alzarse sobre los demás”. Y Cecilia, inocente, cantando a cospedales de baja ética y altos caudales… Tras ellos nosotros, todos “al vent” del Raimon, “como hilillos insignificantes de plastilina” que acababan provocando un chapapote político. Todos en la más religiosa y más divinamente transparente de las procesiones. Poniendo en acción la frase bíblica: “el Espíritu de Dios llena toda la tierra”.
El texto de todas las pancartas era el mismo: “Resistid”: vomitad el consumo, vaciad los estadios, apagad los televisores, conducid utilitarios, limitad el uso de los móviles a lo indispensable; vestid con limpia sencillez, fundid esas joyas que afean vuestra humanidad. Que no os domestiquen con sus regalos envenenados ni os adormezcan con los nuevos opios del pueblo. Ese progreso no hace al hombre. Resistid impertérritos, abrazados, cantando sonrientes, soportando. Que eso sí que humaniza.
Resistid y cantad. Recordad a Mª Dolores Pradera con la letra hoy olvidada de H. Guaraní: “si se calla el cantor muere la vida, porque la vida misma es todo un canto”, y hoy la hemos convertido en inacabable llanto. “Si se calla el cantor, los obreros del puerto se preguntan quién habrá de luchar por sus salarios; que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la maldad que oprime”.
Cantad, porque el canto da fuerzas para resistir. No bastará sólo con cantar, pero no podemos prescindir del canto: habrá que trabajar mucho, fuerte y con talento para recuperar tantos derechos perdidos, o sustituidos por otros deformados. Pero la canción sostiene el cuerpo e ilumina la mente. ¿Cómo íbamos a olvidar el viejo fandango: “la hierba de los caminos la pisan los caminantes; la dignidad del obrero la pisan cuatro tunantes de esos que tienen dinero”?.
Resistid y cantad: que vuestra resistencia impida el negocio de los listillos que tienen bolsillo en vez de alma; que vuestro canto atruene los oídos de quienes necesitan silencio para calcular nuevos negocios.
Resistid y caminad manifestándoos. Delante de vosotros y de vuestros cantores abre la marcha el coro de los profetas de Israel, con Jesús de Nazaret a la cabeza: Isaías, Amós, Oseas… cuyas voces retumban como bombas no violentas: “¡Ay de los que convierten la justicia en amargura!”. “Devastáis las haciendas, tenéis en casa lo robado al pobre, trituráis a mi pueblo y moléis el rostro de los desvalidos”. “¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal”, y ¡llaman reformas a los robos! “¡Ay de los que acumulan mansiones hasta no dejar sitio!” (en Madrid, París, New York, Indonesia…) como si quisieran vivir ellos solos en medio planeta. Ay de los que tienen helicóptero personal transoceánico. Ya cantó Isaías que “los ricos son como estopa y sus obras como chispa: arderán los dos juntos y no habrá quien los apague”. Y Amós le hacía la segunda voz: “venden al justo por dinero y al pobre por un par de hipotecas; oprimen contra el polvo la cabeza de los míseros”… Razón tenía Jesús: “es más difícil que se salve un millonario que enhebrar una aguja con una soga de barca; es un milagro que sólo puede hacer Dios”. Porque sólo Dios puede hacer que el millonario a ser más rico y a acumular, contentándose con todo y sólo lo que realmente necesita.
Resistid. Y el ángel del Señor volverá a cantar: “se derrumbará la (¿o el?) gran Capital, ya no sonarán allí músicas ni cítaras, ni luces de lámparas ni arrullos de novios… porque en ella se encontró la sangre de los profetas y de todos los asesinados en la tierra” (Apoc 18, 21 ss).
domingo, 15 de diciembre de 2013
A los pobres, buena noticia
Domingo 15 de diciembre de 2013
En estas fechas la iglesia y el ambiente de nuestra ciudad se llena de celebraciones y motivos que llamamos "navideños". Unas fiestas que, al decir de las predicaciones y enseñanzas, nos anuncian una Buena Noticia. Algo que tanto necesitamos.
El pueblo de Israel (en tiempos de Juan el Bautista) esperaba con verdadera ansia ese anuncio. La llegada del Mesías, la salvación...
Y hoy, como ayer, nuestro mundo y nuestra sociedad necesitan ser salvados.
Si nos ponemos a señalar todos los males y enfermedades que afectan a nuestros países y comunidades, la lista se hace larguísima y se nos cuela en el alma un sentimiento de tristeza y pesimismo. Apelamos a que nos llegue un salvador que limpie tanta corrupción, tanta opresión e injusticia, tanto abandono y dejadez, tanto egoísmo.
Juan el Bautista también apelaba a eso. Es más, estaba convencido que estaba a punto de llegar...
¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?
Y Jesús de Nazaret le dio una respuesta...
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
José Ant Pagola: "Jesús se siente enviado por un Padre misericordioso que quiere para todos un mundo más digno y dichoso. Por eso, se entrega a curar heridas, sanar dolencias y liberar la vida. Y por eso pide a todos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
El pueblo de Israel (en tiempos de Juan el Bautista) esperaba con verdadera ansia ese anuncio. La llegada del Mesías, la salvación...
Y hoy, como ayer, nuestro mundo y nuestra sociedad necesitan ser salvados.
Si nos ponemos a señalar todos los males y enfermedades que afectan a nuestros países y comunidades, la lista se hace larguísima y se nos cuela en el alma un sentimiento de tristeza y pesimismo. Apelamos a que nos llegue un salvador que limpie tanta corrupción, tanta opresión e injusticia, tanto abandono y dejadez, tanto egoísmo.
Juan el Bautista también apelaba a eso. Es más, estaba convencido que estaba a punto de llegar...
¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?
Y Jesús de Nazaret le dio una respuesta...
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
José Ant Pagola: "Jesús se siente enviado por un Padre misericordioso que quiere para todos un mundo más digno y dichoso. Por eso, se entrega a curar heridas, sanar dolencias y liberar la vida. Y por eso pide a todos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.
Estoy seguro que entonces, al igual que ahora, los que escuchaban el mensaje se quedaron preguntándose qué clase de salvación era ésa. ¿Eres tú el Mesías? ¿Qué quería decir Jesús de Nazaret?
Hoy nuestras iglesias y nuestras familias adornan sus casas, colocan la representación de los belenes, se escuchan las melodías y villancicos y... tal vez nos repetimos que nos ha nacido un Salvador, que Dios se ha hecho hombre y que nos salva y apelamos a la imagen de un niño recién nacido para enternecernos y calentar un poco nuestros corazones y nuestro ánimo.
Me gustaría enfocar mejor el anuncio que nos hace Jesús. Es al anuncio de un mundo más a la medida de Dios, un mundo de hermanos, de personas solidarias capaces de fijarse y poner atención en aquellas que llevan la cruz de nuestro mundo: ciegos, inválidos, leprosos, sordos, moribundos, muertos de hambre, pobres y marginados...
Pero todo eso ocurre no porque Jesús llega y los va curando a todos... No, sino porque los seguidores de Jesús de Nazaret han comprendido su mensaje y comenzamos a actuar.
Y dichosos los que no se escandalicen de la comunidad cristiana ponga todo eso como prioritario en su vida. Porque el niño que llega, el niño que nos nace... no es esa pequeña imagen o recuerdo del nacimiento de Jesús; sino que la presencia de Dios tenemos que descubrirla en la calle, en los barrios marginados, en los inmigrantes y sin papeles, en los ancianos olvidados, en los despreciados y olvidados... Ése es el verdadero portal de Belén.
Cómo me alegra poder escuchar y sentir esas palabras de Jesús a los enviados de Juan el Bautista: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio." Y eso lo encuentro en personas que, día a día, ponen su alma y su vida atendiendo y cuidando a marginados, a hambrientos, a enfermos, a inmigrantes sin papeles, a mujeres despreciadas, a familias desahuciadas, hombres sin trabajo... Es la buena noticia!
Hoy nuestras iglesias y nuestras familias adornan sus casas, colocan la representación de los belenes, se escuchan las melodías y villancicos y... tal vez nos repetimos que nos ha nacido un Salvador, que Dios se ha hecho hombre y que nos salva y apelamos a la imagen de un niño recién nacido para enternecernos y calentar un poco nuestros corazones y nuestro ánimo.
Me gustaría enfocar mejor el anuncio que nos hace Jesús. Es al anuncio de un mundo más a la medida de Dios, un mundo de hermanos, de personas solidarias capaces de fijarse y poner atención en aquellas que llevan la cruz de nuestro mundo: ciegos, inválidos, leprosos, sordos, moribundos, muertos de hambre, pobres y marginados...
Pero todo eso ocurre no porque Jesús llega y los va curando a todos... No, sino porque los seguidores de Jesús de Nazaret han comprendido su mensaje y comenzamos a actuar.
Y dichosos los que no se escandalicen de la comunidad cristiana ponga todo eso como prioritario en su vida. Porque el niño que llega, el niño que nos nace... no es esa pequeña imagen o recuerdo del nacimiento de Jesús; sino que la presencia de Dios tenemos que descubrirla en la calle, en los barrios marginados, en los inmigrantes y sin papeles, en los ancianos olvidados, en los despreciados y olvidados... Ése es el verdadero portal de Belén.
Cómo me alegra poder escuchar y sentir esas palabras de Jesús a los enviados de Juan el Bautista: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio." Y eso lo encuentro en personas que, día a día, ponen su alma y su vida atendiendo y cuidando a marginados, a hambrientos, a enfermos, a inmigrantes sin papeles, a mujeres despreciadas, a familias desahuciadas, hombres sin trabajo... Es la buena noticia!
Texto del evangelio de Mateo (11,2-11)
domingo, 8 de diciembre de 2013
Preparar el camino
Domingo 8 de diciembre de 2013
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
A lo largo de muchos años y siguiendo las enseñanzas de nuestros maestros, las celebraciones y prácticas religiosas de estas fechas las dirigía, sobre todo, a "prepararme" para la Navidad, el nacimiento y llegada del Señor.
Más oraciones, más sacramentos, más devociones y penitencias... enfocadas a mi propia preparación; pero que se puede decir que no tenían nada que ver con el mundo, con mi sociedad, con las personas que me rodeaban.
Al escuchar ahora el texto del evangelio de Mateo me parece entender que el sentido que recoge es bien distinto: "Cambiad! Vivid de otra manera! El reino de Dios está cerca! No tenemos que esperar que nos llueva o que nos venga de otra parte... Está a nuestro lado, a nuestro alcance".
Preparad el camino. No quiero decir que no sea importante la oración, los sacramentos, las devociones. No! Pero es que lo importante es el nuevo estilo de vida, el cambio que tenemos que dar a nuestra relación con las otras personas. Porque todos mis pecados, todos mis fallos, tienen relación a los hermanos, a las personas que me rodean.
A pesar de toda la mentalidad judía, de los mandamientos de Moisés, de todas las normas establecidas, Juan dirá en una de sus cartas: "A Dios nadie le ha visto. Si no amamos a los hermanos no podemos amar a Dios". Así de claro. Y preparar el camino es intentar un mundo más humano y compasivo, una sociedad de solidaria, de hermanos.
Si no presto atención a los que viven a mi lado, si no les "amo", cómo voy a amar a Dios a quien nadie ha visto.
Eso es lo central, lo importante.
Hoy, se celebra una fiesta en honor a la madre de Jesús. Es importante, sí; pero para mí que en la iglesia se han cometido muchos excesos y desviaciones. Han colocado a la madre tan lejos de la realidad, tan por encima de nuestro mundo que es como hablar de otra galaxia. Es mejor centrarse en la buena noticia del evangelio y entender que María, también ella, tuvo que hacer ese esfuerzo por cambiar y preparar el camino de un mundo más compasivo a la manera del corazón de Dios.
Texto del evangelio de Mateo (3,1-12)
A lo largo de muchos años y siguiendo las enseñanzas de nuestros maestros, las celebraciones y prácticas religiosas de estas fechas las dirigía, sobre todo, a "prepararme" para la Navidad, el nacimiento y llegada del Señor.
Más oraciones, más sacramentos, más devociones y penitencias... enfocadas a mi propia preparación; pero que se puede decir que no tenían nada que ver con el mundo, con mi sociedad, con las personas que me rodeaban.
Al escuchar ahora el texto del evangelio de Mateo me parece entender que el sentido que recoge es bien distinto: "Cambiad! Vivid de otra manera! El reino de Dios está cerca! No tenemos que esperar que nos llueva o que nos venga de otra parte... Está a nuestro lado, a nuestro alcance".
Preparad el camino. No quiero decir que no sea importante la oración, los sacramentos, las devociones. No! Pero es que lo importante es el nuevo estilo de vida, el cambio que tenemos que dar a nuestra relación con las otras personas. Porque todos mis pecados, todos mis fallos, tienen relación a los hermanos, a las personas que me rodean.
A pesar de toda la mentalidad judía, de los mandamientos de Moisés, de todas las normas establecidas, Juan dirá en una de sus cartas: "A Dios nadie le ha visto. Si no amamos a los hermanos no podemos amar a Dios". Así de claro. Y preparar el camino es intentar un mundo más humano y compasivo, una sociedad de solidaria, de hermanos.
Si no presto atención a los que viven a mi lado, si no les "amo", cómo voy a amar a Dios a quien nadie ha visto.
Eso es lo central, lo importante.
Hoy, se celebra una fiesta en honor a la madre de Jesús. Es importante, sí; pero para mí que en la iglesia se han cometido muchos excesos y desviaciones. Han colocado a la madre tan lejos de la realidad, tan por encima de nuestro mundo que es como hablar de otra galaxia. Es mejor centrarse en la buena noticia del evangelio y entender que María, también ella, tuvo que hacer ese esfuerzo por cambiar y preparar el camino de un mundo más compasivo a la manera del corazón de Dios.
Texto del evangelio de Mateo (3,1-12)
martes, 3 de diciembre de 2013
Seguidores de Jesús, hoy
10 MANDAMIENTOS
DEL SIGLO XXI DESDE LA FE
DENUNCIAMOS Y ANUNCIAMOS:
1.- No harás falsas promesas ni mentirás, ni te aprovecharás
de tu cargo para enriquecerte sin escrúpulos.
2.- No dejarás al prójimo y a su familia sin vivienda sin
ofrecerle una alternativa.
3.- No recortarás en derechos sociales ni en servicios
públicos y tomarás medidas efectivas para favorecer el derecho al trabajo
4.- No pasarás de largo ante el prójimo que está tirado al
borde del camino, porque recuerda que lo que hiciste o dejaste de hacer con
esas personas, conmigo lo hiciste o lo dejaste de hacer.
5- No oprimirás al parado ni al inmigrante; acuérdate de que
tú también fuiste inmigrante.
6.- Comparte y sé solidario
7.- Vive sencillamente para que otros sencillamente puedan
vivir
8.- Serás feliz si amas a los demás y te unes a ellos en el
compromiso por la justicia
9.- La riqueza no es para esclavizar a las personas, sino
para estar a su servicio
10.- Pondrás a la persona en el centro de tu interés y no
a los intereses en el centro de tu persona
lunes, 2 de diciembre de 2013
Cómo sanear la vida social y política
El Partido X lanza su “plan de emergencia” para salir de la crisis
La formación pide un “Núremberg financiero” contra los responsables
MAIOL ROGER Barcelona 2 DIC 2013 - 00:02 CET26
El Partido X prosigue con su andadura para afianzarse en la sociedad. La formación, que funciona sin estructura jerárquica (unas 200 personas trabajan en red, sin cotizaciones, sectoriales, cargos ni locales), se presentó en octubre en toda España y hoy lanzará su “plan de emergencia” para salir de la crisis. Un conjunto de medidas, complementarias a su programa, destinadas a revertir una situación que resumen en una frase: no es una crisis, es una estafa.
“Llevamos décadas asistiendo abiertamente a una estafa programada, planificada y ejecutada por los mismos causantes de la crisis”, reza la introducción del documento al que ha tenido acceso EL PAÍS. El “plan de emergencia” es el resultado de un documento que condensa las propuestas recogidas en la sociedad civil, retocado en red por más de 300 personas, que han aportado un millar de enmiendas para configurar el texto final, que se difundirá en las redes sociales con la etiqueta#NoHayRecuperacionSin. El partido toma el relevo del 15-M, aunque sus integrantes rechazan ser encasillados únicamente así.
Una de las principales medidas del documento es juzgar a los responsables de la crisis, que hasta ahora, según la formación, “solo han sido premiados”. El partido X plantea un Núremberg financiero, una depuración de los responsables del sistema político financiero que han llevado a España a esta situación. “Es urgente que estas personas asuman la totalidad de sus responsabilidades y sean juzgados por los delitos y actuaciones dolosas cometidas. No es solo una medida de justicia sino que es la forma de garantizar jurídicamente ante la ciudadanía que estas situaciones no vuelvan a repetirse”. Los responsables, añade el plan, deben responder “incluso con su patrimonio”.
En paralelo al juicio a los responsables de la crisis, el Partido X reclama un “plan de reactivación económica basada en la inversión pública”, un keynesianismo que describen como “adaptado al siglo XXI” y que consideran “un estímulo necesario para la reconstrucción de una Europa en ruinas”. Acompañan a estas medidas la persecución de los grandes defraudadores y una Oficina Nacional Anticorrupción que sea independiente de la política.
El plan lo forman decenas de propuestas, elaboradas tras un exhaustivo análisis de la situación y la ponderación de las peticiones recogidas en la red. Hay medidas fiscales, como la eliminación del IRPF para las rentas inferiores a 25.000 euros o un cambio radical en las prestaciones de autónomos, pasando por impuestos a las mayores fortunas o a las transacciones bancarias. En el catálogo de planteamientos también se incluyen el control de los bancos sufragados con ayudas públicas, limitaciones en la relación entre las entidades financieras y los partidos políticos, y medidas de mayor transparencia y de actualización de la democracia: “Invertir en democracia y construir unos sencillos mecanismos físicos y digitales de participación ciudadana que garanticen la soberanía diaria y completa de las personas son condiciones necesarias para poder emprender la transición hacia una sociedad democrática a la altura del siglo XXI”, redacta el Partido X. En materia de empleo, la formación recoge la necesidad de introducir un salario máximo intraempresarial: una limitación que en época de contención (es decir, en plena crisis) no podrá superar 10 veces el salario más bajo de los trabajadores.
El plan de emergencia abarca todos los ámbitos económicos: empleo, pequeñas y medianas empresas, banca, administración, corrupción y fraude, contribuciones, deuda y democracia económica. Este último punto está basado en el derecho a emprender: saber aprovechar las capacidades individuales y la capacidad de organizarse de la sociedad para crear “un Estado bajo control ciudadano como facilitador garante y no como competidor, usurero y depredador”. El Partido X prepara más planes sectoriales para acompañar a este proyecto de emergencia contra la crisis: el objetivo es pasar de las redes a la calle y presentar su alternativa a la sociedad.
domingo, 1 de diciembre de 2013
A la hora que menos penséis
Domingo 1 de diciembre de 2013
.
"...Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa..."
Ya comenzó el tiempo de Adviento y hemos vuelto a escuchar la lectura del evangelio que nos invita a "vigilar y estar atentos"...
Recuerdo mi manera de vivirlo a lo largo de muchos años. Era algo como personal e íntimo. Tenía que prepararme para la "venida del Señor": Oraciones, actos de piedad, penitencias, obras buenas. Era todo un repertorio que parecía suficiente para luego celebrar la Navidad y dar comienzo a un año nuevo cargado de bendiciones.
Hoy en día me uno a la reflexión que hace José Antonio Pagola: "...la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra salvación eterna, mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro dialogo final con él si vivimos con los ojos cerrados."
Eso es algo que, desde hace un tiempo, se ha convertido como en un eco de mis reflexiones sobre el evangelio. "No podemos aislarnos en la religión, insiste J.A. Pagola, para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre.
Y es que Jesús llega, sí; pero no en la forma de las figuritas de nuestras representaciones (belenes, nacimientos, felicitaciones y postales navideñas). Jesús, el Señor, viene bajo la piel de todos esos inmigrantes que trepan las barreras de Melilla y se hacen cortes con las cuchillas del mundo rico. Llega a través de la presencia de tantos desahuciados, de tantas personas en paro y sin un sueldo que ayude a la familia, de personas sin recursos, de ancianos olvidados, de personas que pasan hambre...
Y llega como el ladrón en la noche.
Mientras tanto a nosotros el consumo de nuestra sociedad nos pierde... Porque es Navidad, porque son fiestas, porque es costumbre, porque...
Hoy estuve en una manifestación convocada por "Evangelio, Justicia y Derechos Sociales - Católicos de Madrid". No éramos muchos. Quería ser un grito, un clamor por la mala situación en la que se ven los más pobres de nuestra sociedad... "Además de sentirnos exigidos a cambiar nuestro estilo de vida, nuestra opción por los pobres nos impide callar y permanecer quietos ante la situación..."
Al lado de la gran muchedumbre que llenaba plazas y comercios (compras de Navidad), estaba claro que apenas si éramos un granito de arena (o tal vez de levadura) y nuestra fuerza era tan pequeña. Pero no importaba.
Procuraré mantenerme en vela... porque llega el Señor.
Espero saber reconocerlo debajo de esos "disfraces" (hambre, sed de justicia, abandono, opresión y violencia).
Ya comenzó el tiempo de Adviento y hemos vuelto a escuchar la lectura del evangelio que nos invita a "vigilar y estar atentos"...
Recuerdo mi manera de vivirlo a lo largo de muchos años. Era algo como personal e íntimo. Tenía que prepararme para la "venida del Señor": Oraciones, actos de piedad, penitencias, obras buenas. Era todo un repertorio que parecía suficiente para luego celebrar la Navidad y dar comienzo a un año nuevo cargado de bendiciones.
Hoy en día me uno a la reflexión que hace José Antonio Pagola: "...la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra salvación eterna, mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro dialogo final con él si vivimos con los ojos cerrados."
Eso es algo que, desde hace un tiempo, se ha convertido como en un eco de mis reflexiones sobre el evangelio. "No podemos aislarnos en la religión, insiste J.A. Pagola, para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre.
Y es que Jesús llega, sí; pero no en la forma de las figuritas de nuestras representaciones (belenes, nacimientos, felicitaciones y postales navideñas). Jesús, el Señor, viene bajo la piel de todos esos inmigrantes que trepan las barreras de Melilla y se hacen cortes con las cuchillas del mundo rico. Llega a través de la presencia de tantos desahuciados, de tantas personas en paro y sin un sueldo que ayude a la familia, de personas sin recursos, de ancianos olvidados, de personas que pasan hambre...
Y llega como el ladrón en la noche.
Mientras tanto a nosotros el consumo de nuestra sociedad nos pierde... Porque es Navidad, porque son fiestas, porque es costumbre, porque...
Hoy estuve en una manifestación convocada por "Evangelio, Justicia y Derechos Sociales - Católicos de Madrid". No éramos muchos. Quería ser un grito, un clamor por la mala situación en la que se ven los más pobres de nuestra sociedad... "Además de sentirnos exigidos a cambiar nuestro estilo de vida, nuestra opción por los pobres nos impide callar y permanecer quietos ante la situación..."
Al lado de la gran muchedumbre que llenaba plazas y comercios (compras de Navidad), estaba claro que apenas si éramos un granito de arena (o tal vez de levadura) y nuestra fuerza era tan pequeña. Pero no importaba.
Procuraré mantenerme en vela... porque llega el Señor.
Espero saber reconocerlo debajo de esos "disfraces" (hambre, sed de justicia, abandono, opresión y violencia).
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