domingo, 15 de septiembre de 2013

Un dios diferente

15 de septiembre 2013 - 24º domingo tiempo ordinario
"Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo"
Lucas recoge en el capítulo 15 de su narración (evangelio) una serie de parábolas que nos presentan cómo entendía y sentía Jesús de Nazaret a Dios. Un sentimiento profundo, vivido, experimentado que nos muestra a un dios tan diferente que nos resulta increíble.
Ya nos hemos acostumbrado a esas parábolas y algo se nos va quedando; pero qué lejos estamos de sentir y pensar como Jesús de Nazaret.
Todavía seguimos apelando al "Dios Todopoderoso", al "Dios que todo lo ve", al que "nos va juzgar", al "Creador de todo, dueño de todo, que también nos puede destruir", o al que está tan lejos de nosotros que no le importamos nada...
Todo el Antiguo Testamento nos presenta un Dios poderoso (Dios de los ejércitos), creador de todo y también vengador, que premia y castiga de manera terrible, que se conmueve con "su pueblo"; pero que al mismo tiempo aplasta y arrasa a sus enemigos...
De ahí que la experiencia y vivencia de Jesús de Nazaret resulta tan extraordinaria.
Dios, a quien llama "Abba"=papá. Dios que lo compara con la mujer que barre y barre hasta que encuentra la moneda perdida. O el pastor que deja todas las otras ovejas para ir a buscar la perdida. O el padre que, al ver que vuelve a casa el hijo perdido "cuando todavía estaba lejos, lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo..."
Jesús va reflejando en su vida la imagen misma de Dios...
Y decían que "acoge a los pecadores y come con ellos"... Que se juntaba con publicanos, con pecadores, con prostitutas, con gentes de mal vivir...
Dicho de esa manera, nos parece bien; pero, hoy en día, quiénes son los pecadores, los publicanos, las gentes de mal vivir?
Seguro que estamos pensando que son los que "no van a misa", los que no cumplen los mandamientos y enseñanzas de la iglesia, los que viven como alejados de todo lo que es religioso (iglesia), sin olvidar a todos aquellos que desconocen totalmente las cosas de la religión.
¿No son ellos como la "moneda perdida", "la oveja perdida", el "hijo perdido" (pródigo)...?
Tal vez lo que nos pierde y equivoca es que pensamos que lo que tenemos que hacer es "convertirlos"= "traerlos a la iglesia"... Y me temo que no es eso. Me creo que lo que le importa a Jesús de Nazaret es que conozcan la buena noticia del reino, que Dios es nuestro padre (papá), que no desprecia a nadie, que todos le importamos, que no los está juzgando o condenando, sino que los invita a la gran fiesta del reino, a ese mundo nuevo de fraternidad y solidaridad en la que todos, todos estamos invitados. Que Dios nos quiere de verdad y que lo que más desea es que vivamos a su estilo y manera... Y, precisamente por eso, los más "perdidos", los más lejanos, los más abandonados y olvidados, los más oprimidos son sus preferidos, aquellos a los que sale a buscar.
Un dios tan diferente que nos descoloca, que casi se ríe de nosotros que nos ponemos tan serios para hablar con él y necesitamos echar manos de todas las recomendaciones e intercesiones para que el Altísimo se digne escucharnos... jejeje. El Dios, al que Jesús de Nazaret llama "papá"..., seguro que se echa a reír. ¿Te imaginas a un niño que habla con su "papá" y utilizara palabras como "altísimo", "omnipotente señor", "señor  todopoderoso", etc., etc.? Qué papá más raro y extraño, verdad?
Pues algo así.
¡Cómo tenemos que ir cambiando! Necesito toda una conversión para aceptar y vivir con un dios tan diferente...
Texto del evangelio de Lucas (15,1-32)

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