lunes, 24 de diciembre de 2012

La gran alegría


25 de diciembre 2012 - Fiesta de Navidad
"—No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre."

En estos tiempos, incluso la lotería de Navidad acaba de ser esa gran noticia para todo el pueblo...
Entonces, como ahora, corrían tiempos duros para la mayoría de la población. Eran muchísimos los que vivían al límite... Como diríamos ahora estaban en crisis. Nacían en crisis, vivían en crisis y morían en crisis. Son los marginados de la sociedad, los olvidados, los despreciados, los que no tienen poder, ni dinero, ni influencias.

Lucas, en su evangelio, recoge de manera casi cinematográfica el mensaje que Jesús de Nazaret fue repitiendo de mil maneras. El reino ha llegado. Dios está entre vosotros. Se ha puesto de vuestro lado. Él es la salvación y siente una gran debilidad precisamente por todos los que ahora figuran como los últimos...
El evangelio lo pone ahora en boca de ángeles, lo comunica a pobres gentes como los pastores (un grupo marginal), como sería acercarse esta noche a todas esas personas que viven en chabolas a las afueras de las grandes ciudades o decirlo a los que están llegando en pateras a nuestras costas..., a los que están recogidos (encerrados) en las I.E.S. (centros de acogida a extranjeros que tienen aspectos de cárcel), a los que se quedaron sin trabajo, a los que sufren el desahucio de sus casas... Decirles: "Os traigo la gran noticia, la gran alegría para todo el pueblo... Os ha nacido un salvador"

Lo dijeron los ángeles, lo proclamaba Jesús en todo momento... Y nosotros, como comunidad de seguidores de Jesús, queremos seguir anunciando y proclamando que "nos ha nacido un salvador".
Y no como una palabra que aceptamos y nos creemos; sino como algo que vivimos, que vamos haciendo realidad en nuestra vida, en nuestra sociedad, en nuestro mundo.

Un mundo nuevo, una sociedad nueva, un modo y un estilo de vida que, sin necesidad de tantas palabras, hacemos que aparezca entre nosotros. Una alegría para todo el pueblo, de manera muy especial para los últimos, los desfavorecidos, los marginados por el poder, por el dinero, por la ciencia y la cultura de nuestra sociedad que se hace llamar liberal y pone en el centro de su vida y pensamiento el beneficio, la dominación... y aplasta a todo aquel que no piensa igual, lo llama antisistema y lo excluye como si fuera un apestado y un leproso.

Quiero unirme, como anuncia Lucas, a todo el coro de ángeles para que resuene, ante todo dentro de mí mismo, la gran noticia: Nos ha nacido un salvador...
Y que la alegría haga brillar mi vida y la vida de tantísimos hombres y mujeres que necesitan urgentemente esa gran noticia.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2,1-14.
En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.
Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
—No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra, paz a los hombres que Dios ama.

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