-"Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban"
En el texto de hoy Marcos nos presenta de una forma sencilla y esquemática la experiencia de aquellos hombres (suponemos que aquellos primeros eran hombres... con la visión cultural de aquel tiempo) iniciándose en el camino de Jesús de Nazaret.
Lo que decía Jesús de Nazaret era toda una novedad (la Buena Noticia)... tan diferente de lo que enseñaban los doctores de la Ley o los escribas y fariseos tan conocedores de los libros sagrados del pueblo judío.
¿Qué iban a decir? ¿A quién se dirigían? ¿Qué medios tenían?
Hombres (incluso mujeres) que no tenían más estudios que los demás, que no tenían ninguna influencia, ningún poder, ninguna representación. Personas que no sabían todas las respuestas, que no podían presentar la única verdad ni la religión exclusiva.
Marcos especifica, aún más, el estilo y manera de aquellos enviados: "Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto..." Diríamos que iban como auténticos mendigos y pordioseros.
Lo que importaba era el mensaje.
Me parece entender que todo esto era demasiado para ellos y hasta es probable que no lo entendieran bien en su momento.
Como tantas cosas de su experiencia con Jesús de Nazaret, comenzaron a comprenderlas después de su muerte... Cuando el espíritu de Dios, que movía y animaba todo lo que hacía, decía y vivía Jesús mismo, sopló sobre aquellas personas y les permitió captar el profundo sentido de la Buena Noticia.
Y dice Marcos que "salieron a predicar la conversión..."
Siento que, cuando intento reflexionar sobre los textos del evangelio, me repito muchísimo. Pero es que entiendo que es su mensaje central: "Convertíos, daos la vuelta"... Dios está aquí, entre vosotros, y la buena noticia es que Dios, que es nuestro padre, desea y nos pide una nueva humanidad, un estilo de vida en la que la persona (hombres, mujeres) es lo más importante. No su poder, su dinero, su influencia, su saber, su importancia social...! Y como todo eso, que es lo que valoramos en nuestro mundo, es algo externo y añadido a la persona, entonces sólo los pobres, los últimos, los que no tienen nada de eso pueden comprender bien esa "buena noticia"...
La institución que llamamos "iglesia" y a la que pertenecemos ha ido asumiendo a lo largo de los tiempos la manera y funcionamiento de los reinos y de los imperios: Poder, influencia, saber, apariencia, dinero... y ahora la vemos (nosotros y todos los demás) como un verdadero reino de este mundo con sus jefes, su representación (incluso diplomática), sus influencias, sus discursos y su mucho saber, su dinero y sus bancos, sus espectáculos y manifestaciones...
Qué difícil se hace releer el texto de Marcos: "... un bastón para el camino y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja..."
Es como si ya no creyéramos en la buena noticia de Jesús. Ahora es tiempo de marketing, de grandes comunicaciones, de influencias, de representaciones, de grandes asesores y entendidos...
¿Podrán los pobres, los marginados, los que carecen de todo eso y apenas si les queda un poquito de humanidad (sí, su pobre cuerpo) para poder decir que son hombres, que son mujeres..., podrán entender y captar una "buena noticia para ellos"?
Mirando a tantos y tantos miles (por no decir millones) de personas que subsisten y malviven en unas condiciones tan infrahumanas, creemos realmente en la Buena Noticia de Jesús de Nazaret?
El mundo nuevo, la encarnación de Dios mismo en esa humanidad, el aprender a reconocerlo ahí precisamente (en los pobres, en los enfermos, en los desnutridos, en los sedientos, en los que mueren oprimidos, en los encarcelados), comprender que la nueva manera de vivir es nuestra verdadera religión que no está hecha de ritos, de reglamentos, de magia, de palabras bonitas y sermones estudiados..., sino de humanidad (de carne y hueso) solidaria, justa, llena de compasión y ternura y que entiende que o nos bajamos a la base de nuestra propia humanidad o no entenderemos nada de la palabra de Jesús de Nazaret...
"Convertíos, daos la vuelta"...
Y quiero asumirlo y repetírmelo cada día tratando de captar el sentido profundo que le daba Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
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