domingo, 22 de julio de 2012

Lástima de ellos

22 de julio 2012 - 16º domingo tiempo ordinario
-"Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor..."



Me parece que éste es uno de estos textos del evangelio que se nos ha presentado siempre como algo meramente espiritual y se presenta a Jesús de Nazaret como el maestro, el que habla y enseña, el que nos guía proponiéndonos una serie de normas y mandamientos que nos lleven hasta Dios...


Y "mirar con lástima" es ver la miseria espiritual que tiene la gente, la falta de conocimientos de Dios y de la religión.


Nos hemos acostumbrado a las enseñanzas clásicas de la iglesia y de sus doctores. El pueblo, nosotros, éramos esa multitud que anda perdida, sin pastor, y que lo más importante era que tuviéramos "pastores" que nos guiaran y nos enseñaran el camino espiritual.
Y así durante siglos y siglos se ha transmitido de padres a hijos, de unos pastores a otros, de una institución a la multitud de creyentes.


Sin embargo, escuchando y leyendo el texto de Marcos, me pregunto si realmente es ése el mensaje que se nos quería transmitir.
Es más, me parece que si lo viéramos de ese modo sería muy difícil de compaginar con el mensaje de buena noticia que Jesús quería comunicar a los pobres, a los desheredados, a los abandonados, a los débiles, a los despreciados, a los oprimidos, a los sin tierra...
Porque es a ellos, ante todo, que se dirige. Y cuando habla a los grandes, a los ricos, a los potentados, a los doctores y sabios... les dice que "si no cambian", si no se convierten no podrán entrar en el reino de Dios.
Por lo tanto, la mirada de Jesús no es una mirada espiritual, no se refiere a su falta de conocimiento de la religión, al abandono de los mandamientos y de los preceptos... Escribe José Antonio Pagola en su comentario al texto de hoy: "...aprender a mirar a la gente como la miraba Jesús: captando el sufrimiento, la soledad, el desconcierto o el abandono que sufren muchos y muchas. La compasión no brota de la atención a las normas o el recuerdo de nuestras obligaciones. Se despierta en nosotros cuando miramos atentamente a los que sufren..."

Jesús habla siempre en clave "reino de Dios" y de buena noticia. Y siente "lástima" de ellos porque los ve como pueblo olvidado, oprimido y explotado, como gentes que son despreciadas, que no se valoran, que subsisten y arrastran una humanidad que casi se ha convertido en una cosa, en objeto...
Y siente compasión, sufre con ellos, se siente unido a ellos... Y volverá a explicar su buena noticia, el plan de Dios que se identifica con ellos..., que asume su humanidad, que se encarna y anda tan cerca de ellos que se nos hace difícil creerlo.

Me parece vital y esencial ir aprendiendo y asumiendo esa manera de mirar de Jesús. Y si anteponemos la religión, los mandamientos, los ritos y ceremonias a esa mirada... nos equivocamos, nos desviamos y volvemos a dejar a la humanidad abandonada.
Hasta hace poco estuve cooperando con una ONG que, según creía yo, tenía como prioridad esa mirada de compasión y ternura hacia los pobres y desfavorecidos...; pero poco a poco llegué a comprender que, para sus dirigentes, era más importante su institución y sus normas que la multitud de gentes empobrecidas, despreciadas y olvidadas. Ellos eran "pastores" que sabían y enseñaban; pero su mirada no era parecida a la de Jesús de Nazaret.

Por eso, al leer y escuchar este texto, me suena como una petición urgente y totalmente necesaria de llenarme de compasión y ternura (no de doctrinas y conocimientos) en relación con los hombres y mujeres que carecen de lo necesario, de las personas que viven apenas con lo imprescindible, que no tienen medios, ni saber, ni poder... Aprender a "sentir lástima"... lo que es lo mismo que sufrir con ellos, acercarme más a su "humanidad", a las personas de carne y hueso.

Y todo ello para "cambiar", "dar la vuelta", convertirme y ponerme en la línea de la buena noticia del reino de Dios..., como la explicaba y comunicaba Jesús de Nazaret.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

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