sábado, 25 de junio de 2011

Testigos del Reino


Me encanta hacerme eco de este escrito de Pedro Casaldáliga...
Entiendo que a eso estamos llamados.
Cuando Jesús de Nazaret nos habla del reino, es para invitarnos a ser testigos.
Cuando las primeras comunidades celebran la memoria de Jesús, es para ser testigos.


Y ahora, también en nuestro mundo de hoy, es el verdadero motivo, el que nos debe mover y dinamizar: ser testigos.

Lo que viene a ser lo que Pedro Casaldáliga repite:
Ser cristiano, cristiana, es dar testimonio; responder con la propia vida a las llamadas del Reino y denunciar proféticamente la iniquidad del anti-Reino. Responder diariamente, con fidelidad, al Amor de Dios en el servicio fraterno. Es ser coherente con la palabra hecha anuncio y con el anuncio hecho práctica

TESTIGOS DEL REINO

PEDRO CASALDÁLIGA, Obispo, pedro.casaldaliga@uol.com.br

SÃO FÉLIX DO ARAGUAIA (BRASIL).

ECLESALIA, 24/06/11.- El tema-lema de nuestra Romería de los Mártires de este año 2011 es «Testigos del Reino». Es el título más abarcador y más profundo que se podía escoger para una romería martirial. Dar la vida dando testimonio del Dios de la Vida, de la Paz y del Amor. Todos aquellos y aquellas que van dando su vida, en el día a día y dándola totalmente, en el momento final de su caminar, son testigos del proyecto de Dios para la Humanidad, para el Universo; responden con lo que mejor tienen al sueño de Dios, al Reino de Dios.

Con estas dos palabras, -«Testigos del Reino»- sintetizamos todo lo que se pueda decir de una vida donada, de una muerte vivida. En la visión cristiana más tradicional esa muerte es vivida por la Fe cristiana. Los mártires que la Iglesia reconoce oficialmente son mártires de la Fe, de la Moral cristiana, del Evangelio, explícitamente: misioneros tal vez, víctimas de la caridad heroica, vírgenes radicalmente fieles al divino Esposo.

En una visión cristiana renovada, más profunda, más consonante con la Palabra y con la Vida, con la Muerte y la Resurrección de Jesús, son mártires todos aquellos que dan su vida en la muerte por las causas del Reino, por la justicia, por la paz, por la solidaridad, por la ecología, por la verdadera promoción del prójimo marginalizado. Jesús en el Evangelio los define categóricamente: la prueba mayor del amor es dar la vida por amor. Nuestro P. João Bosco Penido Burnier dio la vida como misionero entre indígenas y campesinos y dio la vida para liberar a dos mujeres sometidas a tortura.

En estos días es noticia, por lo menos en medios de comunicación más al servicio del pueblo, la muerte matada, en el Sur de Pará, de un matrimonio de militantes al servicio de la Naturaleza. José Cláudio y Maria do Espírito Santo. Después de Chico Mendes y de la hermana Dorothy, dos ambientalistas más son asesinados en el sur de Pará. Tristemente en el mismo día en que la Cámara de Diputados aprobaba el siniestro nuevo Código Forestal, que legalizará la deforestación, amnistiando los crímenes de los madereros. José Cláudio y Maria do Espírito Santo son dos nuevos mártires de la floresta.

Ser cristiano, cristiana, es dar testimonio; responder con la propia vida a las llamadas del Reino y denunciar proféticamente la iniquidad del anti-Reino. Responder diariamente, con fidelidad, al Amor de Dios en el servicio fraterno. Es ser coherente con la palabra hecha anuncio y con el anuncio hecho práctica. Es ser testigo, en primer lugar, del supremo testigo, Jesús de Nazaret, proclamado en el Apocalipsis como «El Testigo fiel». Él vino para hacer la voluntad del Padre, testimoniando radicalmente el amor de Dios. Él vino para que todos tengamos vida y vida plena.Él repitió ante sus perseguidores y todo el pueblo que sus obras daban testimonio de Aquel que lo envió

Es una cadena de ‘testimoniedad’. Jesús da testimonio del Padre, los mártires dan testimonio de Jesús, nosotros damos testimonio de nuestros mártires. Somos testigos de testigos. Y celebramos la Romería de los Mártires de la Caminada, en el Santuario de Ribeirão Cascalheira, para mantener viva la memoria de todos aquellos y aquellas que cayeron gloriosamente, con el testimonio de la propia sangre.

Celebramos la Romería de los Mártires en un día, en un lugar, para reasumir el compromiso de vivir como testigos del Reino, cada día, y en todo lugar. Para dar testimonio del testimonio de nuestros mártires y renovar, con pasión, con radicalidad, con alegría, nuestro seguimiento de Jesús, en la búsqueda del Reino, en la vivencia del Reino, en la celebración del Reino, en la invencible esperanza del Reino.

Para mi ordenación sacerdotal, allá por los años de 1952, escogí como recordatorio una estampa con aquella pintura de El Greco que presenta a Jesús mirando para el Padre y entregándose a su servicio. Los sacrificios no te agradaron y yo vine para hacer tu voluntad, dice Jesús. En el recordatorio recogí el versículo 8 del capítulo 1 del libro de los Hechos de los Apóstoles, «Seréis mis testigos hasta los confines de la Tierra».

Y de cualquier confín y en toda circunstancia seguiremos en la caminada, como testigos de testigos, como «Testigos del Reino».(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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