domingo, 29 de mayo de 2011

Yo sigo viviendo...


29 de mayo 2011 - 6º domingo de Pascua
"...al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él"

El evangelio de Juan nos ofrece una cantidad enorme de frases que son como claves para la comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret.
Y así, como en un discurso elaborado y preparado, va desgranando sentencias:
-Si me amáis, guardaréis mis mandamientos
-Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el espíritu de la verdad
-No os dejaré huérfanos, volveré
-El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama

Antes, quizás siguiendo el estilo y maneras que hemos oído tantas veces en las predicaciones de la iglesia, me quedaba dando vueltas a uno de esos temas o frases y trataba de encontrar las aplicaciones prácticas para mi vida...
Quizás no está mal; pero con mucha frecuencia esa manera de reflexionar y de pensar me conducía a una "vida religiosa" pensada hacia arriba. "Amar a Jesús", "amar a Dios", "cumplir sus mandamientos..." Y me temo que todo eso me alejaba de lo que me parece el meollo y la clave del mensaje de Jesús.
A lo largo de su vida , con hechos y con palabras, nos habla del reino de Dios. No para explicar en qué consiste, ni qué es... sino para mostrarnos qué ocurre cuando se vive el reino de Dios, cuando llega a nuestras vidas: la acogida, el perdón, la misericordia, la compasión, la humanidad, la justicia, la solidaridad... Cuando aparece todo eso... es que el reino de Dios ha llegado. Buenísima noticia, sobre todo para los pobres, los de abajo, los desfavorecidos. Un mundo en el que ellos cuentan, que importan, que también tienen derecho a vivir y a comer, a vestirse y a una casa digna...
Y para resumir todo eso, Jesús dice que nos da un "mandamiento nuevo": que nos amemos. Y entiendo que no es aquello de: qué bien! nosotros, en nuestro grupito, en nuestra familia... nos queremos mucho, nos ayudamos, nos llamamos por teléfono, nos acordamos de los aniversarios y cumpleaños... Ese mandamiento nuevo creo que va mucho más allá. Sobre todo hoy en día.
En este mundo globalizado, en el que las noticias de aquí son noticias de allí, que lo que ocurre en la otra punta del mundo nos afecta, las dificultades económicas, las crisis, las desgracias, las miserias... enseguida se convierten en universales. Los medios de comunicación nos ponen en pantalla todo lo que ocurre al otro lado del mundo... (aunque sólo sea como noticia).
Entonces, conscientes de esa realidad que nos rodea y nos envuelve, el mandamiento nuevo se hace extensivo a todo el mundo. Y mi manera de actuar también debe afectar a todo el mundo.
En estos días pasados, miles y miles de personas han expresado su indignación. Muchísimos jóvenes con sus acampadas en la plaza, con ese "toma la plaza" que no a todo el mundo le gusta o le convence; pero que es una forma joven de decir que no están de acuerdo con este sistema que hace que los ricos sean más ricos y los pobres cada vez más pobres... Una manera de organizar nuestra sociedad que está consiguiendo que se deshumanice, que deje de lado a tantos millones de personas: en paro, en la miseria, con hambre, subsistiendo de mala manera, rebajando los sueldos y facilitando el despido del trabajo... Esa indignación entiendo que es una "santa" reacción. Santa por humana, por sensible, porque se hace crítica ante la realidad que nos rodea.
Entonces eso que dice Jesús: "Al que me ama lo amará mi padre, y yo también le amaré y me revelaré a él"...
Si amar es igual a vivir nuestra humanidad con ese sentido solidario, de justicia, de solidaridad, de tener en cuenta a los más humildes ( y ahí entran tantos millones...) y es entonces cuando el Padre nos ama y Jesús se nos revela... está claro que el mensaje central de "amaos unos a otros..." es lo que importa. Y es en esa manera de vivir que Jesús se nos revela y nos muestra que sigue viviendo. Y estando en esa línea nos llega un espíritu y un aliento nuevos. El espíritu, el aliento de la verdad.
Porque no es que haya dos verdades: la de los pobres y la de los ricos... No, de eso nada. Según donde nos coloquemos nos llegará ese espíritu o no nos llegará. Ya que el reino de Dios sólo se puede vivir en el lado de los más débiles, al nivel de humanidad la más simple en la que no cuenta el tener, el poseer, el dominio, la riqueza, la fama... sino la solidaridad, la justicia, la colaboración y apoyo. Y mientras no intentemos hacerlo realidad en nuestra vida, me temo que no tendremos ninguna revelación y el espíritu de la verdad andará lejos de nosotros...

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