domingo, 1 de mayo de 2011

Paz a vosotros!


1 de mayo 2011 - 2º domingo de Pascua
"No seas incrédulo, sino creyente"

En la iglesia, como en la sociedad, las personas hacemos lectura de la realidad que nos rodea de tantas maneras que uno llegaría a pensar que se habla de realidades diferentes.
Hoy, en la eucaristía del domingo se habla de la "resurrección", de la alegría de los discípulos, del poder recibido de Jesús para perdonar, de haber sido enviados, de la fe en Jesús resucitado... Y, según, el punto de vista del predicador, nos encontramos con historias que te llevan directamente a la casa donde se hallaban reunidos o se aplica al acontecimiento que se celebra en Roma (beatificación de Juan Pablo II) o se nos señala la falta de fe en el mundo de hoy...
Tantas personas, tantas lecturas. Y, quizás, si los fieles pudieran hablar en la eucaristía, seguro que tendríamos otros tantos puntos de vista siguiendo la tradición más antigua o simplemente recordando lo que siempre hemos escuchado.
En cada reunión o encuentro de eucaristía quiero hacer memoria y revivir lo que hemos recibido de Jesús de Nazaret, su gran "pasión", el reino de Dios, su manera y estilo de vivir... Hacer memoria y revivir que todo eso, esa vida, terminó en el desastre de la cruz (no tengo que olvidar que "fue crucificado", la muerte más deshonrosa y denigrante que se podía dar), que no fue una apariencia, que esa vida tuvo una agonía como pocas...
...Y hacer memoria que todos aquellos hombres y mujeres tuvieron la experiencia de que Jesús de Nazaret, el crucificado, no se había ido para siempre, que no se había terminado lo suyo, lo que había comenzado en Galilea... Que seguía siendo válido. Que valía la pena. Que el estilo y camino de Jesús era el que Dios quería... Por eso lo "resucitó" (sin que sepamos explicar bien qué significa y en qué consiste); pero que está ahí y Jesús sigue siendo el "viviente", el que nos confirma de que vale la pena seguir hasta el final.
Y haciendo memoria de todo eso, me encanta escuchar esas palabras de Jesús: "Paz a vosotros".
La vida, los acontecimientos, la realidad dura que enfrentamos en este mundo (desde la salud, las enfermedades, los desastres de la naturaleza, los desastres que provocamos los hombres, la política bochornosa que conocemos, la desfachatez de los poderosos que hacen y deshacen sin pensar para nada en los más débiles, el hambre de tantos millones de personas...), todo eso, y la lista es interminable, nos quita la paz. Nos hace dudar. Huimos. Escapamos y nos refugiamos en aquello que puede aquietar nuestro corazón.
"Paz a vosotros".
Volver a sentir la voz de Jesús de Nazaret (sí, con sus manos llagadas y su costado abierto, que es como recordar su muerte en cruz, su mal final, su agonía...), volver a revivir con él el camino y su manera de ver y pensar... Paz a vosotros. No tengáis miedo. ¡Ánimo!

El otro punto que me llama la atención: La respuesta a Tomás: "...no seas incrédulo, sino creyente". Una palabra unida a la anterior.
Ese mundo más humano y fraterno, más justo, más solidario... Sí! No seas incrédulo. Es de verdad. Jesús de Nazaret lo vivió y llegó hasta el final...
Y es que, por lo que voy entendiendo y por lo que explican los que saben más que yo, lo del evangelio tiene que ser una lectura de "convencido". No de saber, de conocer, de entender, de explicar... No, convencimiento. Eso que Jesús explica, eso que vive y transmite... lo hago mío y trato de hacerlo realidad en mi vida. Porque se trata de hacer mi mundo, el que me rodea, más humano, más justo, más solidario, más a la manera de Dios. Sí, parecernos a Dios. Vivir como Dios (a pesar de ese dicho común que se utiliza para referirse a alguien que tiene de todo, goza de todo, dispone de todo... a lo mejor sin importarle nada lo que ocurra a su alrededor). Lo que pasa es que al "vivir como Dios" se traduce casi siempre en poner toda su vida al servicio de los otros, en no soportar la injusticia y los abusos y violencias, en sufrir con los demás el hambre, la miseria, la escasez, el desamparo, el olvido, el no ser nadie...
Anda, "no seas incrédulo, sino creyente"... Sí, creo que esa palabra nos la dice a nosotros. Muchas veces. Porque dudamos, no estamos seguros, vemos aproximarse un final que no nos gusta...
Para todo eso: "Paz a vosotros"... "No seas incrédulo, sino creyente".

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