domingo, 6 de marzo de 2011

Cumplir la voluntad del Padre


6 de marzo - 9º domingo - Ciclo A
"No todo el que dice "Señor, Señor"... entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo".

Escucho las palabras de Jesús y termino preguntándome si a lo largo de mi vida no me habré contentado con "cumplir" lo mandado, con seguir las normas y directrices... olvidando esa palabra que es "la voluntad del Padre".
Es increíble que Jesús a la hora de hacer comprender a los que le están escuchando lo que es más importante llega a decir eso de que "Aquel día muchos dirán ¿No hemos profetizado en tu nombre? y echado demonios? y hemos hecho milagros?..." Y, a pesar de todo eso, Jesús les dice: "Nunca os he conocido..."

Y Jesús nos remite a sus palabras, a esa manera nueva de vivir en la que importa más la misericordia y la compasión que los ritos y mandamientos. Ese estilo de hacer y comportarse en el que los pequeños y los humildes tienen cabida y pasan por delante. Una vida que ve ante todo a las personas y siente con verdadera pasión que Dios nos llama a la vida, una vida humana, digna, compartida y solidaria...

En la eucaristía de hoy he escuchado palabras como ésta: "Dios nos llama a la santidad"... Y siento como una cierta confusión. Porque me suena a demasiado alto, incluso abstracto. Yo diría que Dios me llama a tener vida, a vivirla a su manera y estilo, a hacer crecer la humanidad en mi entorno... Y viviendo así, lleno de misericordia y compasión, comienzo a conectar con la vida misma de Dios. Y al acercarme a Él comenzaría a "ser santo".

A menudo rezamos el Padrenuestro. Es la única oración que nos transmite Jesús. Plegarias breves para dirigirnos a Dios, nuestro padre. Una de ellas: "Hágase tu voluntad..." Cierto que cada uno la explica según su entender: Con resignación y paciencia ante las dificultades. Con la aceptación del dolor y de la muerte. Pidiendo que se cumpla lo que Él desea. Como reclamando que se cambie la situación...
Pero ese verbo "hágase", tal vez, habría que cambiarlo por algo más activo: Que yo sepa hacer, que me esfuerce en hacer, que lo intente nuevamente... Y es que se trata de algo que me afecta, que quiero comprometerme a hacer. Es hacer realidad su palabra... Y así hacer que su reino llegue a mi vida.
Ésa sería la manera de "construir sobre roca", siguiendo el ejemplo que pone Jesús.

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