28 de noviembre - 1º domingo de Adviento
"Estad preparados"
Durante mucho tiempo he oído hablar de este evangelio como algo cercano al "juicio de Dios", al examen final, a rendir cuentas... Y supongo que tendrá su razón de ser, su razonamiento. En la iglesia se predicaba tanto ese tema que siempre me pareció normal.
Era cuestión de hacer méritos, de sacar nota, de pasar ese examen que, nos insistían, sería riguroso... y no se podía copiar.
Claro, todo eso caía sobre nuestras conciencias e inteligencias de muchachos en formación, saturados de estudios, de preparaciones, de exámenes, de notas finales. Entonces, este evangelio y otros parecidos significaban un toque de atención a "estar preparados". "Si el dueño de la casa supiera a qué hora iba a venir el ladrón..."
Hoy en día, releo el evangelio y es como si lo viera con otra luz, desde otro ángulo. Ya no me preocupan los exámenes, ni los estudios, ni la preparación, ni hacer chuletas para aprobar el examen... Quizás por el hecho de estar jubilado. O quizás porque en esta etapa de la vida nuestras preocupaciones son otras... El caso es que estas palabras de Jesús (textuales o interpretadas por el que las escribe) me hacen entender la necesidad de vivir intensamente los días que tengo, los momentos, las situaciones, la realidad de cada día.
Creo que no tengo que esperar ni un diluvio, ni una catástrofe final, ni algo extraordinario par captar la idea de Jesús.
Las referencias a relatos de la biblia ayudaban en aquellos tiempos a entender lo que quería decir.
Hoy me agarraría yo a la palabra "hijo de hombre". "Cuando venga el hijo del hombre..." Dios se me manifiesta a través del hijo del hombre, a través de tantos pequeños acontecimientos de la vida ordinaria: el inmigrante que llega, el vecino necesitado, el vagabundo que pide, las informaciones que nos hacen llegar sobre las desgracias de Haití (el cólera), los millones que mueren por falta de medicamentos (hablan de las "pastillas para el dolor ajeno"), las mujeres que sufren violencia, los abandonados y olvidados... Sí, cuando el hijo del hombre pasa a nuestro lado... sabré reconocerlo? Dios anda ahí. Y si yo paso de largo, seré como aquellos que pasaban de largo ante el herido o como las vírgenes de la parábola que se quedaron sin aceite... y llegó el novio y no pudieron entrar en la fiesta.
"Estad preparados". Pienso que no se trata de preparar ningún examen ni de revisarse continuamente; sino de estar atentos al "hijo del hombre"... Es la referencia de Dios que pasa a nuestro lado, que nos invita a vivir como Él, a seguir el camino de Jesús y entrar en el Reino de Dios.
Lo que nos resulta difícil es porque esperamos una aparición especial y el hijo del hombre es como anónimo, sin marca, sin distinción, escondido, pobre y hasta despreciable y sin educación...
Como dice Jesús, "a la hora que menos penséis"... llega y pasa el hijo del hombre.
Tiempo de Adviento: tiempo de prestar atención. A ver si soy capaz de verlo y acogerlo.
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