jueves, 30 de mayo de 2024
Mientras comían cogió un pan... lo partió y se lo dio
jueves, 23 de mayo de 2024
Id y haced discípulos de todas las naciones
Yo estoy con vosotros cada día
26 de mayo 2024
Texto del evangelio de MATEO 28, 16-20
jueves, 16 de mayo de 2024
Paz con vosotros
Igual que el Padre me ha enviado a mí, os envío yo también a vosotros
19 de mayo 2024
Tal y como escribe Imma Calvo, "En la fiesta de Pentecostés, anhelamos con intensidad la paz para el mundo. Nos afligen las guerras que derraman sangre inocente, la polarización y el odio de las redes sociales, la xenofobia y la indiferencia que sufren los migrantes..."
Al celebrar esta fiesta todos los seguidores de Jesús de Nazaret nos vemos empujados, ahora como a lo largo de los siglos y de los tiempos, a suspirar por ese aliento divino, por esa presencia y esa fuerza que nos mantenga firmes en el proyecto de la Buena Noticia a la que nos invita día a día el Maestro.
No resulta fácil. Las manifestaciones de odio y rechazo hacia los migrantes. El desprecio hacia las personas de otra raza, de otro color, de otra cultura. El abuso sobre los más débiles. El machismo manifiesto u oculto que sigue creando nuevas víctimas... Y las guerras declaradas, tanto en Rusia contra Ucrania como en Israel contra Hamás avasallando, destruyendo y matando a lo largo del corredor de Gaza... Y tantas otras guerras ocultas o desconocidas que repiten una y otra vez la violencia que corroe, destruye y mata...
Ven, Espíritu Santo!
Así se canta en la Iglesia. Así se escucha en tantos y tantos himnos y salmos.
"Como decía Ruiz de Galarreta: «Creer en el viento de Dios es una hermosa profesión de fe en que Dios no está ausente, sino presente y activo de una manera concreta: alentando, empujando»
Cito ahí a Miguel Ángel Munárriz en esa especie de resumen de su comentario a la fiesta de Pentecostés.
Y añado unos párrafos de José Antonio Pagola que abundan en la misma idea: -"Los hebreos se hacían una idea muy bella y real del misterio de la vida. Así describe la creación del hombre un viejo relato, muchos siglos anterior a Cristo: «El Señor Dios modeló al hombre del barro de la tierra. Luego sopló en su nariz aliento de vida. Y así el hombre se convirtió en un [ser] viviente».
"Al final de su evangelio, Juan ha descrito una escena grandiosa. Es el momento culminante de Jesús resucitado. Según su relato, el nacimiento de la Iglesia es una «nueva creación». Al enviar a sus discípulos, Jesús «sopla su aliento sobre ellos y les dice: Recibid el Espíritu Santo».
El Antiguo Testamento habla del aliento de Dios, de su espíritu... Y Jesús de Nazaret también se refiere a ese aliento de Dios, a ese algo que crea, recrea, impulsa, da vida, rejuvenece, hace florecer, santifica... Todos los símbolos, las imágenes, comentarios y explicaciones que intentemos dar a la presencia de Dios en la creación, en la humanidad, en cada uno de nosotros... Y, por supuesto, en la Iglesia y en todas las personas de buena voluntad (sean de la religión que sea, de la cultura que sea, de la tradición que sea).
Nosotros (y me refiero a toda la Iglesia) nos hemos hecho como poseedores del Espíritu-aliento de Dios. La Iglesia lo declara Espíritu Santo y parece como si sólo pudiera manifestarse a través de la Institución.
Además, los grandes doctores y entendidos lo han declarado Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Lo que hace todavía más difícil de entender y asumir. Es más, creo que eso de las tres personas de la Santísima Trinidad le sonaría raro y extraño al propio Jesús de Nazaret.
Se habla y se comenta en la Iglesia hablando del "Espíritu de Jesús"; pero yo creo que tendríamos que seguir hablando del "aliento de Dios, nuestro padre, de su espíritu" que está presente en la creación y en cada uno de nosotros... Por eso, corrigiendo un poco el comentario de J.A. Pagola, tomo prestado lo que dice: -"Sin el Espíritu - aliento de Dios (Jesús), la Iglesia es barro sin vida: una comunidad incapaz de introducir esperanza, consuelo y vida en el mundo. Puede pronunciar palabras sublimes sin comunicar el aliento de Dios a los corazones. Puede hablar con seguridad y firmeza sin afianzar la fe de las personas. ¿De dónde va a sacar esperanza si no es del aliento de Dios (Jesús)? ¿Cómo va a defenderse de la muerte sin el Espíritu que animó a Jesús a lo largo de su vida (del Resucitado)?"
Esta fiesta, pues, nos invita a abrirnos a esa presencia de Dios, a dejarnos penetrar de su aliento y permitir que nazca en nosotros la nueva criatura que respira, vive y actúa al estilo y modo de Dios mismo, como hijas e hijos suyos. "Paz con vosotros - Shalom alehem - Salam aleikum - Pakea zuekim..." Tantas formas de expresarlo.
El mundo de hoy, esta sociedad que nos ha tocado vivir, necesita mujeres y hombres de paz... en todos los aspectos y situaciones de la vida.
"Ven, espíritu-aliento de Dios e infunde vida en cada uno de nosotros"
Texto del evangelio de JUAN 20, 19-23
viernes, 10 de mayo de 2024
La Buena Noticia a toda la humanidad
Comunicar, anunciar, proclamar
12 de mayo 2024
Me gusta la introducción que hace Imma Calvo al evangelio de este domingo: -"Celebramos este domingo la Ascensión de Jesús. Lucas es el único que hace esta narración y cuenta el relato en dos ocasiones con grandes diferencias. En el evangelio, Resurrección, apariciones y Ascensión, todo sucede el mismo día. En los Hechos de los apóstoles dice que ocurrió a los cuarenta días de resucitar. Parece evidente el sentido catequético del relato, pero llevamos siglos interpretándolo como un suceso real... Y es que resulta más cómodo subir a Jesús al Cielo y dejarlo allí. Por el contrario, nos exige más saber que está entre nosotros, en los que pasan necesidad."
Como comenta Fay Marcos: -"Resurrección, Ascensión, glorificación, Pentecostés, constituyen una sola realidad, que está fuera del alcance de los sentidos. Esa realidad no temporal, no localizable, es la más importante para la primera comunidad y es la que hay que tratar de descubrir."
Y añade algo que me parece, no sólo profundo, sino que nos apunta un camino para ir avanzando en nuestro seguimiento de Jesús de Nazaret: -"La verdadera ascensión de Jesús empezó en el pesebre y terminó en la cruz cuando exclamó: "consumatum est". Ahí terminó la trayectoria humana de Jesús y sus posibilidades de crecer. Después de ese paso, todo es como un chispazo que dura toda la eternidad. Había llegado a la plenitud total en Dios, precisamente por haberse despegado (muerto) de todo lo que en él era caduco, transitorio, terreno. Solo permaneció de él lo que había de Dios y por tanto se identificó con Dios totalmente. Esa es también nuestra meta. El camino también es el mismo que recorrió Jesús."
A menudo nos encontramos con pequeños detalles, en los textos del evangelio, que deberían servirnos de guía para nuestro camino. En el que leemos este domingo apunta: -"- Id por el mundo entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad..." Me pregunto si, poco a poco, no nos hemos ido apartando de lo que significa "la Buena Noticia". Hemos terminado por escribir, anunciar y proclamar toda una serie de verdades, dogmas, reflexiones y doctrinas que han terminado por hacer del seguimiento de Jesús de Nazare una religión con mucho aparato exterior, muchas personalidades, muchas autoridades, doctores de la Ley y con sabios que entienden y explican lo que nadie ha visto.
La Buena Noticia... Necesitamos volver continuamente al mensaje original de Jesús. En todos los tiempos, y ahora muchísimo más, necesitamos escuchar lo que nos quiso mostrar: Dios no es ese personaje lejano, inaccesible, omnipotente, juez de vivos y muertos, que premia y castiga, que nos vigila día y noche y que nos exige que no fallemos y cometamos ningún pecado... Todos, de un modo o de otro, hemos ido asumiendo una imagen de un dios que nos infunde miedo, que está lejos y que... no nos hace caso.
La Buena Noticia (nos dice Jesús) es que Dios está muy cerca de nosotros, que nos ama como lo hacen papá y mamá, que sabe que fallamos y cometemos errores; pero que siempre, siempre nos perdona y nos comprende. Que todo lo que nos rodea (la naturaleza, el cosmos, los microorganismos) es un acto de amor. Es como si dijéramos que Él está ahí creando, animando, dando aliento... Y nosotros estamos invitados a acoger, asumir y respetar participando de su existencia y de su vida.
Ese Dios, tan diferente y especial, nos invita a entender que toda la humanidad es una familia, que todos somos hermanos y que es inconcebible que haya hombres y mujeres que sufren hambre, que carecen del mínimo vital, que están marginados, oprimidos y esclavizados por otros hombres y mujeres...
El Dios que nos anuncia Jesús de Nazaret no hace distinción de personas. Quiere a todos por igual. No importa su raza, su color, su religión, sus costumbres, su lengua, su modo de hacer o de vivir...
"Id por el mundo entero proclamando la Buena Noticia..."
Nuestro problema es que estamos instalados en un mundo que tiene de casi todo y vive lejos de toda esa muchedumbre de pueblos que viven en un submundo... Nuestra religión y nuestro poder adquisitivo parece que nos aseguran la felicidad en este mundo y la salvación en el otro...
¿Cómo vamos a anunciar la Buena Noticia de Jesús de Nazaret si somos incapaces de ver y mirar a esa humanidad con los ojos de Dios, tal como lo hacía Jesús?
Buna Noticia será que los que decimos creer eso que nos dice Jesús empecemos a vivirlo, a ver esa otra humanidad que está lejos o que deseamos que no llegue a nuestra tierra, a nuestra sociedad, a nuestro mundo rico... (Eso ya lo dicen algunos partidos políticos y, quizás, lo estemos pensando muchos aunque no lo digamos.)
Nos lo repite hoy el evangelio... Y no es un mensaje para los misioneros y misioneras. Tampoco es un mensaje para los curas y monjas. No. Es un mensaje para todos los que nos decimos seguidores de Jesús de Nazaret.
Texto del evangelio de MARCOS 16, 15-20
viernes, 3 de mayo de 2024
Para que llevéis dentro mi propia alegría
Que os améis unos a otros
5 de mayo 2024
En este sexto domingo después de Pascua escuchamos/leemos un texto del capítulo 15 del evangelio de Juan en el nos llega el mensaje de Jesús insistente, exigente y calificador de sus seguidores: Que os améis unos a otros...Texto del evangelio de JUAN 15, 9-17
Se acerca vuestra liberación
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