Yo estoy con vosotros cada día
26 de mayo 2024
Pasado el tiempo pascual y celebrado la fiesta de Pentecostés. Imma Calvo ofrece esta breve presentación: -"Este domingo propone el misterio de Dios Trinidad. ¿Cómo leer hoy el mandato del evangelio de bautizar en nombre del padre, del hijo y del espíritu santo? Sabemos que son expresiones del lenguaje mítico para hablar de los renacidos del agua y el espíritu. Esas personas luminosas que van por el mundo irradiando bondad, sin importar qué tipo de etiqueta lleve su bautismo. En un mundo tan polarizado, qué necesario es sentir la hermandad. Sabernos hijas e hijos del mismo aliento vital."
¿Cómo debería ser el lenguaje de nuestra profesión de fe? En el tiempo actual, siglo XXI, ¿cómo hablar de algo que supera todos nuestros conocimientos, nuestra ciencia y modo de entender?
Como comenta José Antonio Pagola: -"A lo largo de los siglos, los teólogos cristianos han elaborado profundos estudios sobre la Trinidad. Sin embargo, bastantes cristianos de nuestros días no logran captar qué tienen que ver con su vida esas admirables doctrinas..."
El lenguaje que utiliza la Iglesia, las oraciones de la misa y de toda la liturgia, sigue usando un vocabulario, unas imágenes y unos símbolos que están lejos del lenguaje, mentalidad y expresión del mundo de hoy.
"Al parecer, -escribe J.A. Pagola- hoy necesitamos oír hablar de Dios con palabras humildes y sencillas, que toquen nuestro pobre corazón, confuso y desalentado, y reconforten nuestra fe vacilante. Necesitamos, tal vez, recuperar lo esencial de nuestro Credo para aprender a vivirlo con alegría nueva."
Tendría que ser un Credo que recupera el lenguaje de Jesús y su mensaje más profundo. Todo ese lenguaje tomado de la cultura y conocimientos de los filósofos y doctores de aquellos primeros siglos de nuestra era están impregnados de unos planteamientos del mundo, del cosmos y del hombre que no tienen significado para la humanidad de hoy.
El apóstol Juan que, en su evangelio, utiliza un lenguaje que se acerca mucho al modo de expresarse de los gnósticos, en su primera Carta nos advierte muy claramente: "Si alguno dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Porque si no ama a su hermano, a quien puede ver, mucho menos va a amar a Dios, a quien no ve..." A lo largo de esa primera Carta de Juan hay una insistencia tal que bien podríamos decir que es el núcleo principal de su Credo. "A Dios nadie le ha visto. Si nos amamos unos a otros Dios habita en nosotros... En eso reconocemos que moramos en Él y Él en nosotros: en que Él nos ha dado su espíritu (su aliento)..." Y ese aliento es lo que nos comunica Jesús de Nazaret con su mensaje, con sus palabras, con su estilo de vida, con su manera de ser hombre.
Fray Marcos nos ofrece unos comentarios que nos pueden ayudar a reflexionar: -"Siempre que nos atrevemos a decir “Dios es…,” estamos expresando una idea, es decir, un ídolo. Ídolo no es solamente una escultura de dios. También es un ídolo cualquier concepto que le aplicamos. El ateo sincero está más cerca del verdadero Dios que los teólogos que creen haberlo atrapado en conceptos. Dios no es nada que podemos nombrar. El “soy el que soy” del AT, tiene más miga de lo que parece. Dios es solo verbo, pero un verbo que no se conjuga, porque no tiene tiempos ni modos."
"El Dios de Jesús no es el Dios de los buenos, de los piadosos, de los religiosos ni de los sabios, es también el Dios de los excluidos y marginados, de los enfermos y tarados; incluso de los irreligiosos inmorales y ateos. El evangelio no puede ser más claro: “las prostitutas y los pecadores os llevan la delantera en el Reino de Dios”. El Dios de Jesús no nos interesa porque no aporta nada a los “buenos” que ya lo tienen todo. En cambio, llena de esperanza a los “malos” que se sienten perdidos. "No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos".
"Para nosotros, es sobre todo la experiencia que Jesús tuvo de su Abba, lo que nos debe orientar en nuestra búsqueda. Jesús no se propuso inventar una nueva religión ni un nuevo Dios. Lo que intentó fue purificar la idea de Dios que tenía el pueblo judío en su época. Ese esfuerzo le costó la vida. Jesús en todo momento quiere dejar claro que su Dios es el mismo del AT. Eso sí, tan purificado y limpio de adherencias idolátricas, que da la impresión de ser una realidad completamente distinta."
A partir de ahí, siguiendo sus huellas, podríamos componer nuestro Credo: Fe y confianza en ese Dios al que llama Abbá. Que está cerca de nosotros, incluso dentro de nuestra vida y nuestro ser. Que todas las personas somos hijos-hijas y por tanto hermanos-hermanas. Que lo más importante es que nos amemos, que seamos familia. Que si nos amamos Dios está con nosotros, le conocemos... Porque tenemos su espíritu, su aliento vital... Todo el resto son añadidos que, a mi entender, no son importantes. Porque si tenemos ese aliento, si nos amamos, comenzamos a formar esa familia (a la que puedes llamar Iglesia, comunión de los santos, etc.). En cuanto a lo que Jesús pasó y sufrió (como consecuencia de su mensaje) eso lo entendemos si seguimos sus huellas...
Pienso que nuestra fe y nuestras celebraciones deberían centrarse cada vez más en ese mensaje profundo de Jesús.
Texto del evangelio de MATEO 28, 16-20
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