jueves, 22 de febrero de 2024

Hubo una voz desde la nube

Éste es mi hijo, el amado: escuchadle

25 de febrero 2024

En este segundo domingo de Cuaresma el texto del evangelio de Marcos nos propone la "Transfiguración de Jesús en el monte Tabor". Es un texto conocido que nos ofrece una visión o aspecto de Jesús diferente. Y hay dos razones o motivos que me han llamado la atención.

Dice el texto que "hubo una voz desde la nube: -Este es mi Hijo, el amado: escuchadle."
Podríamos decir que el texto del evangelio recoge el sentir y la vivencia de aquella primera comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús. Fue tan impactante lo que vieron y oyeron en Jesús de Nazaret que experimentaron una auténtica revelación. Una manera simbólica de contarlo: "Hubo una voz desde la nube (referencia a Dios mismo) que les dijo: Éste es mi hijo amado, escuchadle".
Lo decían, lo repetían y lo predicaban...
Y, hoy, es la misma invitación que nos llega a nosotros. 

Vivimos en la era de la comunicación, de la información, de toda esa técnica de recibir y enviar datos desde y hasta el fin del mundo... Y eso está muy bien. Quizás la parte negativa está en nuestra capacidad y tiempo para escuchar. Existe como un modo compulsivo de enviar y recibir notas, mensajes, videos, fotografías, noticias...; pero nos cuesta prestar atención y escuchar. Tener en cuenta a las otras personas.

Como escribe José Antonio Pagola: -"Cada vez tenemos menos tiempo para escuchar. No sabemos acercarnos con calma y sin prejuicios al corazón del otro. No acertamos a acoger el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar. Encerrados en nuestros propios problemas, pasamos junto a las personas, sin apenas detenernos a escuchar realmente a nadie. Se nos está olvidando el arte de escuchar." 

Jesús de Nazaret, hombre judío de su tiempo, vivió algo único. Llevó su humanidad a unos niveles de intensidad, de entrega, de empatía y de compasión que llamó poderosamente la atención de sus coetáneos. Y se preguntaban de dónde sacaba todo eso. Él era de Nazaret. Lo conocían bien. Conocían a su familia.
Le oyeron proclamar lo de la Buena Noticia del Reino de Dios. Invitó a todos a cambiar y plantear su vida de otra manera... Él miraba y escuchaba a la gente, se compadecía de ella, se hacía cercano a sus males y problemas... Y escucharon sus cuentos y parábolas llenos de una humanidad divina, de una humanidad diferente, de una sociedad de personas unidas en fraternidad.

Fray Marcos lo explica mucho mejor: -"Jesús, como ser humano, tuvo que luchar en la vida por descubrir su ser. El relato de hoy quiere decir que habitaba en él lo divino. Seguramente se trate de un relato pascual que se consideró oportuno retrotraer a la vida de Jesús. En los relatos pascuales se insiste en que ese Jesús Vivo es el mismo que anduvo con ellos por las tierras de Galilea. En la trasfiguración, se dice lo mismo, pero desde el punto de vista contrario. El Jesús que vive con ellos es ya el Cristo glorificado."

"El relato, quiere demostrar que lo que descubrieron de Jesús después de su muerte, ya estaba en él durante su vida, aunque no fueron capaces de apreciarlo. Jesús fue siempre lo que nos hace ver el relato, antes de la muerte y después de ella. Lo que hay de divino en Jesús está en su humanidad, no está añadido a ella. Este mensaje es muy importante a la hora de superar visiones demasiado maniqueas de Jesús."

La pregunta que hoy me hago es si realmente yo escucho su mensaje. Si todo eso que nos cuentan los evangelios que nos dejó dicho me llega, si lo hago mío. Si me pongo en marcha y trato de vivir a su manera y estilo. Porque no se trata de saberse el texto del evangelio o de rezar muchas oraciones. Si no sé escuchar a las personas que me rodean, si no soy capaz de sentir empatía y compasión por los que lo necesitan, eso quiere decir que no tengo cobertura, no tengo conexión, he perdido la antena... Las voces que escucho pueden, quizás, llenar mis oídos y hasta hacerme vibrar; pero si no me ayudan a escuchar...

Voy a citar un texto de San Pablo (Carta a los 1 Corintios 13:1-7) -"Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me  falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. Aunque  tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más  elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el  amor nada soy."

Ahí estamos. Tiempo de Cuaresma. Tiempo para aprender a guardar silencio y escuchar.


Texto del evangelio de MARCOS 9, 2-10


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