Rabbí, ¿dónde vives?
14 de enero 2024
El domingo pasado comentaba la necesidad que tenemos de escuchar o leer el evangelio (las Escrituras) en silencio y dejarse invitar para captar la profundidad de su mensaje de manera que, también nosotros, iniciemos un estilo de vida más humano o más divino.
Pues bien, el texto de hoy nos narra la respuesta de unas personas a las que les llama la atención la manera de vivir de Jesús de Nazaret.
Jesús mismo les provoca con la pregunta: -¿Qué buscáis?
Y su respuesta también es especial: -¿Dónde vives?
Como lo comenta Fray Marcos: -"No preguntan por su doctrina sino por su vida. No responde con un discurso, sino con una invitación a vivir. A esa pregunta no se puede responder con una dirección de correos. Hay que experimentar lo que Jesús es. ¿Dónde moras? Es la pregunta fundamental. ¿Qué puede significar Jesús para mí? Nunca será suficiente la respuesta que otro haya dado. Jesús es algo único e irrepetible para mí, porque le tengo que ver desde una nueva perspectiva. La respuesta dependerá de lo que yo busque."
En la Iglesia se ha escrito y comentado muchísimo sobre la vocación. Y todo ello nos ha llevado a pensar y creer que sólo algunas personas tenían vocación. Vocación a hacerse monja o fraile o misionero o simplemente sacerdote... Y así podían decir con cierto orgullo: Yo he recibido o escuchado la vocación del Señor. Y así todas esas personas se convertían en un grupo escogido y se decía de ellas: personas consagradas.
Fray Marcos lo comenta así: -"Dios no llama desde fuera. La vocación de Dios no es nada distinto de mi propio ser; desde el instante mismo en que empiezo a existir, soy llamado por Dios para ser lo que soy. En lo hondo de mi ser, tengo que buscar los planos para la construcción de mi vida. Dios no nos llama en primer lugar a desempeñar una tarea determinada, sino a la plenitud de ser. No somos más por hacer esto o aquello sino por cómo lo hacemos."
"El haber restringido la “vocación” a la vida religiosa es inaceptable. Cuando definimos ese camino como “camino de perfección” estamos distorsionando el evangelio. La perfección es un mito que ha engañado a muchos y desilusionado a todos. Esa perfección, gracias a Dios, no ha existido nunca. Mientras seamos humanos, seremos imperfectos, a Dios gracias. Los “consagrados” constituyen un % mínimo de la Iglesia, pero son el noventa y nueve por ciento de los declarados “santos”. Algo no funciona."
Al igual que a aquellas dos primeras personas (Juan y Andrés) que fueron tras Jesús de Nazaret, también a nosotros nos hace la pregunta: -"¿Qué buscáis?
Ésa sería la clave. ¿Qué busco yo? Más conocimiento del evangelio? Cumplir las normas y mandamientos de la Iglesia? Seguir la tradición y lo que predica la Iglesia?
Llama la atención su respuesta: -¿Dónde vives?
También la de Jesús nos da la pauta: -Venid y lo veréis
Si me llama la atención Jesús de Nazaret, ahí está la primera pregunta: -¿Dónde vive? ¿Dónde lo puedo encontrar?
Me imagino que cada persona tiene que hacer su camino, iniciar una búsqueda y seguirlo... Porque, también a nosotros, nos dirá: Venid y lo veréis. Su modo de vida, su manera de hacer y de comportarse, su estilo y su manera de vivir con los demás.
José Antonio Pagola lo describe así: -"Pero lo decisivo para ser cristiano es tratar de vivir como vivía él, aunque sea de manera pobre y sencilla. Creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que se la daba él, interesarse por lo que él se interesó. Mirar la vida como la miraba él, tratar a las personas como él las trataba: escuchar, acoger y acompañar como lo hacía él. Confiar en Dios como él confiaba, orar como oraba él, contagiar esperanza como la contagiaba él. ¿Qué se siente cuando uno trata de vivir así? ¿No es esto aprender a vivir?"
Hace pocos días dimos comienzo al nuevo año y en nuestras felicitaciones expresábamos tantos y tantos deseos. Entre todos esos mensajes y correos podríamos anotar las propuestas del evangelio de hoy: -¿Qué buscáis?... -¿Dónde vives?... -Venid y lo veréis.
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