jueves, 7 de septiembre de 2023

Donde están dos o tres reunidos en mi nombre

Allí estoy yo en medio de ellos

10 de septiembre 2023

Como escribe  José Antonio Pagola, "cuando uno vive distanciado de la religión o se ha visto decepcionado por la actuación de los cristianos, es fácil que la Iglesia se le presente solo como una gran organización."

A todos nos ha pasado y hemos sentido el peso de la institución con sus aspectos de grandiosidad y también con situaciones y detalles que nos producen pena y nos hacen sufrir.

Así lo expresa el mismo José A.Pagola: "Para quien vive en la Iglesia buscando en ella la comunidad de Jesús, la Iglesia es casi siempre fuente de alegría y motivo de sufrimiento. Por una parte, la Iglesia es estímulo y gozo; podemos experimentar dentro de ella el recuerdo de Jesús, escuchar su mensaje, rastrear su espíritu, alimentar nuestra fe en el Dios vivo. Por otra, la Iglesia hace sufrir, porque observamos en ella incoherencias y rutina; con frecuencia es demasiado grande la distancia entre lo que se predica y lo que se vive; falta vitalidad evangélica; en muchas cosas se ha ido perdiendo el estilo de Jesús."


Por eso, una y otra vez, nuestra comunidad cristiana tiene que volver a la fuente y origen de su vida y compromiso.


"Lo que nos relata el evangelio de hoy  -comenta Fray Marcos- es lo que se venía practicando en la comunidad de Mateo... En este evangelio es muy relevante la preocupación por la vida interna de la comunidad (Iglesia). El evangelio nos advierte que no se parte de una comunidad de perfectos, sino de una comunidad de hermanos, que reconocen sus limitaciones y necesitan el apoyo de los demás para superar sus fallos. Los conflictos pueden surgir en cualquier momento, pero lo importante es estar preparados para superarlos sin violencia."


Por otra parte, hay un detalle que tendemos a olvidar. Cuando Jesús de Nazaret comunica su buena Noticia del Reino de Dios no lo hace pensando en un grupo exclusivo (sus seguidores, sus discípulos). Habla de las personas, de la gente, de todos los pueblos, de la nueva humanidad. Y nos dice: -“Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. 


Fray Marcos nos ayuda a comprender mejor esas palabras: -"Dios está identificado con cada una de sus criaturas, pero sólo se manifiesta (está en medio) cuando hay por lo menos dos (comunidad). La relación de amor es el único marco idóneo para que Dios se haga presente. Se trata de estar identificados con la actitud de Jesús, es decir, buscando únicamente el bien del hombre, de todos los seres humanos, también de los que no pertenecen al grupo. Esto lo hemos olvidado por completo."


Porque, casi siempre, hemos pensado que eso es algo exclusivo de nuestra comunidad (de bautizados, de religiosos, de nuestra parroquia), dejando a un lado a todos esos "prójimos" que nos necesitan, a los que tenemos que acercarnos (como el buen samaritano o como la oveja perdida). Porque, al hacerlo, encontramos al mismo Dios. Redescubrimos y revivimos la experiencia misma de Jesús de Nazaret.


Una última reflexión de Fray Marcos: -"El objetivo de la comunidad es la ayuda mutua en la consecución de la plenitud humana. La Iglesia debe ser sacramento (signo) de salvación para todos. Hoy día no tenemos conciencia de esa responsabilidad. Pasamos olímpicamente de los demás. Seguimos enfrascados en nuestro egoísmo incluso dentro del ámbito de lo religioso. El fallo más letal de nuestro tiempo es la indiferencia. Martín Descalzo la llamó “la perfección del egoísmo”. Otra definición que me ha gustado es esta: “es un homicidio virtual”.


Texto del evangelio de MATEO 18, 15-20


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