viernes, 2 de junio de 2023

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Para tener Vida definitiva

4 de junio 2023






Este domingo celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. Es una fiesta que ya ni nos llama la atención.Acostumbrados a recitar oraciones y plegarias nombrando al
"Padre, Hijo y Espíritu Santo" lo decimos y lo dejamos en nuestro subconsciente como algo que hemos almacenado y que nos enseñaron desde que aprendimos el Catecismo. Pero...


Sí, ese pero es el que nos deja sin respuesta a todas las posibles explicaciones.

Como escribe José A. Pagola: -"No siempre se nos hace fácil a los cristianos relacionarnos de manera concreta y viva con el misterio de Dios confesado como Trinidad."


A lo largo de la historia se han querido dar explicaciones de Dios, de su naturaleza, de cómo es y de cómo no es... Lo que ocurre es que a Dios nadie lo ha visto. Los mejores hombres y mujeres de la humanidad han intentado transmitirnos sus experiencias que suelen ser experiencias místicas que han tratado de comunicar con sus palabras, con imágenes, con expresiones tomadas de su propia cultura, la de su tiempo.

Y, casi siempre, las hemos tomado al pie de la letra. Palabras y expresiones que no son vivencias, que no son vida... Y entonces suenan a algo vacío, sin contenido.


Jesús de Nazaret fue, sin duda, un hombre de una sensibilidad especial, con una vivencia y experiencia mística por encima de todo lo que podemos imaginar. Él nos mostró el camino. Con sus gestos, con sus palabras, con su estilo de vida nos dijo lo que es el Reino de Dios.


Entonces atendiendo a su mensaje nos podemos preguntar: (Así lo comenta J.A. Pagola):

-¿Cómo vivir ante el Padre? Jesús nos enseña dos actitudes básicas. En primer lugar, una confianza total. El Padre es bueno. Nos quiere sin fin. Nada le importa más que nuestro bien."


-"En segundo lugar, una docilidad incondicional. Es bueno vivir atentos a la voluntad de ese Padre, pues solo quiere una vida más digna para todos... Esta es la motivación secreta de quien vive ante el misterio de la realidad desde la fe en un Dios Padre."


Cuando nombramos al Hijo nos estamos refiriendo a Jesús de Nazaret. Entonces seguir a Jesús (continúa el comentario de J.A. Pagola) "es conocerlo, creerle, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Mirar la vida como la miraba él; tratar a las personas como él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía él. Vivir haciendo la vida más humana..."


Eso significa entrar en la dinámica de ese estilo de vida que implica a toda la persona. Si me apunto a ese proyecto que Él llama Reino de Dios estoy llamado a algo que va mucho más allá de ritos, oraciones y plegarias. -"No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo, a los que tienen hambre los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos. Este proyecto que Jesús llama «reino de Dios» es el marco, la orientación y el horizonte que se nos propone desde el misterio último de Dios para hacer la vida más humana."


Cuando nombramos al Espíritu Santo podemos expresarlo en la forma que mejor nos haga entender lo que sería el aliento de Dios, su fuerza vital, su energía... -"Eso sería vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, errores y miserias."


Todos esos pensamientos coinciden con lo que escribió San Juan en su Primera Carta: "A Dios nadie lo ha visto... El que ama ha conocido a Dios... El que no ama a su hermano a quien ve, no conoce a Dios. Es un mentiroso..."


Creo que son unas buenas pautas para celebrar y, sobre todo, vivir eso que nombramos diciendo: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".


Texto del evangelio de JUAN 3, 16-18

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