Torpes y Lentos...
23 de abril 2023
El texto del evangelio de este domingo nos trae la narración de los discípulos de Emaús (del evangelio de Lucas).
Es una narración que yo diría que nos cae bien. Dos personas que se van de Jerusalén con el corazón lleno de tristeza por todo lo acaecido en Jerusalén... Como cuentan ellos: "- De lo de Jesús Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron, cuando nosotros esperábamos que él fuese el liberador de Israel. Pero..."
Los comentarios que he ido leyendo se acercan mucho al sentimiento y sensación de muchas personas que, por una razón o por otra, se han ido alejando de la iglesia. Es más, creo que la mayor parte de nosotros llevamos dentro ese pensamiento: Nosotros esperábamos que... Y miramos nuestra iglesia, nuestra comunidad cristiana, y experimentamos una cierta desazón y tristeza ante el panorama que presentamos como seguidores de Jesús de Nazaret.
Seguro que nos sonarán, también, las palabras de Jesús: - ¡Qué torpes sois y qué lentos para creer en todo lo que dijeron los profetas!
Los comentarios de Fray Marcos nos ayudarán a reflexionar y entender mejor el mensaje de esta narración: "-El encuentro de los dos discípulos de Emaús con Jesús es un prodigio de teología narrativa. En ella podemos descubrir el verdadero sentido de los relatos de apariciones. El objetivo de todos ellos es llevarnos a participar de la experiencia pascual que los primeros seguidores de Jesús vivieron. En ningún caso intentan dar noticias de acontecimientos puntuales. Los discípulos de Emaús no son personas concretas, sino personajes. Lucas no quiere informarnos de lo que pasó una vez, sino de lo que está pasando cada día..."
Y sí, ahí estamos. Como aquellos discípulos que iban a Emaús...
"Nosotros esperábamos… Esperaban que se cumplieran sus expectativas. No podían sospechar que ya se habían cumplido. Fijaos bien cómo refleja esa frase nuestras propias decepciones. Esperamos que la Iglesia... Esperamos que el Obispo... esperamos que el concilio... Esperamos que el Papa... Esperamos lo que nadie puede darnos desde fuera y surge la desilusión. Lo que Dios puede darnos ya lo tenemos. El desengaño es fruto de una falsa esperanza. Por seguir esperando lo que Jesús ya nos está dando, llega la desilusión..."
A partir de ahí arranca nuestro caminar. Unos se van a Emaús. Otros prefieren irse a Galilea, a su trabajo, a sus negocios o... simplemente a vivir la vida. A lo mejor esperábamos que se nos apareciese en el camino, que nos mostrara las heridas de sus manos, que nos partiera el pan...
Sigo anotando el comentario de Fray Marcos: "- 1. En el camino de la vida. Después de su muerte, Jesús va siempre con nosotros en nuestro caminar. Pero el episodio nos advierte que es posible caminar junto a él y no reconocerlo. Habrá que estar más atento si, de verdad, queremos entrar en contacto con él. Es una crítica a nuestra religiosidad demasiado apoyada en lo externo. A Jesús no lo vamos a encontrar en el templo ni en los rezos ni en los ritos sino en la vida real, en el contacto con los demás. Si no lo encontramos ahí, cualquier otra presencia será engañosa."
"- 2. En la Escritura. Si queremos encontrarnos con el Jesús que da Vida, tenemos en las Escrituras un eficaz instrumento. Pero el mensaje de la Escritura no está en la letra sino en la vivencia espiritual que hizo posible el relato. La letra, los conceptos no son más que el soporte en el que se ha querido expresar la experiencia de Dios. Dios habla únicamente desde el interior de cada persona, porque el único Dios que existe es el que fundamenta cada ser. Dios solo habla desde lo hondo del ser. Esa experiencia, expresada, es palabra humana, pero volverá a ser palabra de Dios si nos lleva a la vivencia..."
El texto de la narración añade dos detalles importantes. Los discípulos encuentran a Jesús... En el camino. En la Escritura y..., sobre todo, en el partir el pan. Como explica Fray Marcos: "- No se trata de una eucaristía, sino de una manera muy personal de partir y repartir el pan. Referencia a tantas comidas en común, a la multiplicación de los panes, etc. Sin duda el gesto narrado hace también referencia a la eucaristía. Cuando se escribió este relato ya había una larga tradición de su celebración. Los cristianos tenían ya ese sacramento como el rito fundamental de la fe. Al ver los signos, se les abren los ojos y le reconocen. Fijaos, un gesto es más eficaz que toda una perorata sobre la Escritura."
Y, como toque final, en la comunidad reunida. La comunidad (aunque sean dos) es el marco adecuado para provocar la vivencia. La experiencia compartida empuja al otro en la misma dirección. El ser humano solo desarrolla sus posibilidades de ser, en la relación con los demás. Jesús hizo presente a Dios amando, es decir, dándose a los demás."
Estamos tan convencidos de conocer a Jesús que nos lo encontramos en el camino y no lo reconocemos... La misa, la eucaristía (el partir el pan) y el encuentro con la comunidad tienen que ayudarnos a sentirlo, a descubrirlo, a vivirlo en nuestra propia experiencia pascual.
Texto del evangelio de LUCAS 24, 13-35
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