viernes, 26 de marzo de 2021

La consecuencia de una vida

Jesús ante su muerte

28 de marzo de 2021 - Domingo de Ramos

Ya estamos en Semana Santa. Al igual que el año pasado, las ceremonias, las procesiones, los actos religiosos se verán condicionados por las medidas sanitarias, por los contagios, por los cierres de las comuidades... Y, para más de una persona, resultará una Semana Santa deslucida, sin atractivo, sin la emoción que proporciona el desfile de las grandes procesiones, las multitudes que cantam. que rezan, que aclaman... imitando a la "entrada de Jesús en Jerusalén" que narra el texto del evangelio.


Sin embargo hay otro modo de entrar y vivir la Semana Santa. Para la primera comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret (y para muchísimas otras a lo largo de los tiempos y a lo ancho de tantos y tantos países del mundo) los acontecimientos que recordamos de manera especial en estos días marcaron sus vidas de una manera difícil de explicar.

Lo primero de todo, como escribe Fray Marcos, "No se puede pensar en la muerte de Jesús, desconectándola de su vida. Su muerte fue consecuencia de su vida. No fue una programación por parte de Dios para que su Hijo muriera en la cruz y de este modo nos librara de nuestros pecados..."

A lo largo de nuestra vida se nos ha explicado, comentado y predicado la muerte de Jesús como la espiación por nuestros pecados, el precio que costó nuestra salvación, el rescate que el Hijo de Dios tuvo que pagar por nosotros... Todo ilustrado con imágenes tomadas del Antiguo Testamento (el sacrificio de Abraham, los sacrificos que se ofrecían en el Templo de Jerusalén, etc.), comentarios de San Pablo y de otros doctores de la Iglesia.

Estoy seguro que todo eso ayudó y sigue siendo un gran estímulo para muchas personas; pero me parece que no estamos entendiendo bien el mensaje del evangelio.

"No debemos seguir interpretando la muerte de Jesús -escribe Fray Marcos- como un rescate exigido por Dios para pagar la deuda por el pecado. Además de ser un mito ancestral, está en contra de la idea de Dios que el mismo Jesús desplegó en su vida. Un Dios que es amor, que es Padre, no casa muy bien con el Señor que exige el pago de una deuda hasta el último centavo..."

A partir de ahí, la pregunta que se nos plantea es: ¿Cómo interpreto yo la muerte de Jesús? Creo que en muchos momentos, supongo que a otras personas también les ha pasado, he pensado y sentido la muerte de Jesús como algo grandioso, y sobrehumano, increíble, (que entregara su vida por mí, por salvarme...), un gesto que jamás podría agradecer suficientemente. Eso por un lado. Por otra parte, el dolor causado por mis pecados, la miseria de mi vida que tuvo como consecuencia una muerte tan horrorosa...

Algo así aprendimos en la Iglesia. Por eso teníamos que pedir perdón, hacer penitencia, convertirnos y dar gracias a Dios todos los días de nuestra vida...

Pero nos faltaba llegar al fondo de la cuestión. Toda esa explicación nos valía, nos consolaba (alguien había pagado por nosotros) y nos invitaba a ser mejores aunque no comprometía nuestra vida. Y eso es lo que importa. Porque estamos llamados (todos con vocación) a seguir las huellas de Jesús.

Fray Marcos lo apunta de esta manera: "La interpretación de la muerte de Jesús determina la manera de ser cristiano. Ser cristiano no es subir a la cruz con Jesús, sino ayudar a bajar de la cruz a tanto crucificado que hoy podemos encontrar en nuestro camino. Jesús, muriendo de esa manera, hace presente a un Dios sin pizca de poder, pero repleto de amor, que es la fuerza suprema. En ese amor reside la verdadera salvación."

Visto así, mi Semana Santa, mi vivencia de la Pasión y muerte de Jesús, tiene que adquirir una perspectiva nueva. Como seguidor de Jesús de Nazaret releer esas páginas de los evangelios tienen que moverme hacia un estilo de vida distinto.

Me resultan de mucha ayuda las reflexiones que escribe José Antonio Pagola: 
"Si queremos saber cómo vivió Jesús su muerte, hemos de detenernos en dos actitudes fundamentales que dan sentido a todo su comportamiento final. Toda su vida ha sido «desvivirse» por la causa de Dios y el servicio liberador a los hombres. Su muerte sellará ahora su vida. Jesús morirá por fidelidad al Padre y por solidaridad con los hombres...
Toda su vida ha consistido en defender a los pobres frente a la inhumanidad de los ricos, en solidarizarse con los débiles frente a los intereses egoístas de los poderosos, en anunciar el perdón a los pecadores frente a la dureza inconmovible de los «justos»...
Ahora sufre la muerte de un pobre, de un abandonado que nada puede ante el poder de los que dominan la tierra..."

Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo... Mientras celebramos los diferentes Oficios de estos días recordaré que tan intensamente vivió "la causa de Dios" (su mensaje liberador de compasión y ternura hacia todos) y "la causa de los más débiles (de los enfermos, marginados, despreciados, pecadores) hasta esa consecuencia final de la muerte en una cruz... Ésa es nuestra vocación.

Texto del evangelio de Marcos 15, 1-39


 

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