El amor no se compra
7 de Marzo de 2021 - III Domingo de Cuaresma
Este fin de semana, el tercero de Cuaresma, escuchamos y/o leemos un texto del evangelio de Juan (la expulsión de los mercaderes del Templo). A lo largo de los tiempos la compra-venta de víctimas para los sacrificios, los cambios de moneda para hacer las ofrendas en el Templo de Jerusalén, se había convertido en un verdadero negocio...
Por eso, como escribe José Antonio Pagola, -"Quien conozca a Jesús no se extrañará de su indignación. Si algo aparece constantemente en el núcleo mismo de su mensaje es la gratuidad de Dios, que ama a sus hijos e hijas sin límites y solo quiere ver entre ellos amor fraterno y solidario..."
Y ahí andamos con nuestras vidas. Sin casi darnos cuenta ese negociar se nos ha metido hasta lo mas hondo de nuestro subconsciente. También en nuestra prática religiosa: Misas oídas, novenas, rosarios, jaculatorias, incluso limosnas que damos de cuando en cuando... terminan teniendo una finalidad. La salvación eterna, el perdón de los pecados, el favor de Dios, la curación de una u otra enfermedad... Vamos haciendo como los políticos que venden y cambian. Nada se da a cambio de nada.
Resulta tremendamente serio esto que comenta José Ant. Pagola: "Lo grave es olvidar que Dios es amor, y el amor no se compra. Por algo decía Jesús que Dios «quiere amor y no sacrificios».
Me pregunto ¿cómo anunciamos nosotros el mensaje de Jesús de Nazaret? Quiero decir, ¿nuestra vida, nuestro modo de hacer, nuestra práctica del día a día, qué es lo que anuncia?
"La casa de mi Padre..." no es un mercado. Quizás deberíamos abrir nuestro corazón y nuestra mente para no pensar exclusivamente en el "Templo", en la "iglesia" (como edificios); sino pensar en este mundo, este país, esta ciudad, este barrio... La casa de mi padre, pensada y vivida como una comunidad de hermanos capaces de compartir, de expresar compasión y ternura hacia los que más lo ncesitan.
Por cierto, me ha llegado muy adentro algo que escribe Fray Marcos: "Si te desentiendes de las necesidades de los demás, te estás deshumanizando... Y el principal objetivo de tu vida quedará sin conseguir" La Casa de mi Padre.
Y vuelvo con el comentario de José Antonio Pagola: "Tal vez, lo primero que necesitamos escuchar hoy en la Iglesia es el anuncio de la gratuidad de Dios. En un mundo convertido en mercado, donde todo es exigido, comprado o ganado, solo lo gratuito puede seguir fascinando y sorprendiendo, pues es el signo más auténtico del amor..."
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