16 de Febrero de 2020
La lectura que se nos hace este fin de semana, tomada del evangelio de Mateo, es como un repaso a lo que siempre ha parecido vital, tanto en la religión judía como en la cristiana: Los mandamientos, lo que se dijo a los antiguos.
"No matarás", "No cometerás adulterio", "No jurarás en falso"... Y a cada una de esas normas o mandamientos Jesús añade: "Pero yo os digo..." Es lo que él nos propone para unirse a su proyecto, para aceptar la Buena Noticia del reino de Dios, y vivir a su manera. No ha venido a quitar la Ley, sino a llevarla a su plenitud.
Hasta ahí hemos llegado y los cristianos miramos de reojo a los judíos como para decirles: A ver si os enteráis! Pero me temo que es algo que cada uno de nosotros tiene que reflexionar y repensar. También las primeras comunidades de seguidores pasaron por ahí. Que si la circuncisión, que si las carnes ofrecidas..
Como escribe Fray Marcos: "Si no descubro que lo que la Ley me ordena es lo que exige mi verdadero ser; si no interiorizo ese precepto hasta que deje de ser precepto y se convierta en convencimiento total de que eso es lo mejor para mí, el cumplimiento de la ley me deja como estaba, no me enriquece ni me hace mejor. Fijaos en lo que dice Jesús en el evangelio, "si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Ellos cumplían la ley escrupulosamente, pero externamente. Eso no les hacía mejores sino mezquinos..."
Ya no me basta el examen y repaso de los mandamientos. Lo que importa es que mi forma y manera de vivir siga siempre la pauta que Jesús de Nazaret fue marcando: Su atención y mirada a los leprosos, a los marginados, a los excluídos; la importancia que dio a los pequeños, a las mujeres, a los extraños; la delicadeza y ternura que pone en la acogida del padre del hijo pródigo; la entrega hacia el que había caído en manos de salteadores... por parte del buen samaritano...
Sigue el comentario de Fray Marcos: "Jesús pasó, de un cumplimiento externo de leyes a un descubrimiento de las exigencias de su propio ser. Esa revolución, que intentó Jesús, está aún sin hacer. No solo no hemos avanzado nada en los dos mil años de cristianismo, sino que en cuanto pasó la primera generación de cristianos hemos ido en la dirección contraria. Todas las indicaciones del evangelio, en el sentido de vivir en el espíritu y no en la letra, han sido ignoradas..."
¿Seguimos siendo como los escribas y fariseos?
La palabra de Jesús se dirige a mí, a ti, a cada uno... "Por eso, según Jesús, no basta cumplir la Ley, que ordena «no matarás». Es necesario, además, (como escribe José A. Pagola) arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata cumple la Ley, pero, si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana..."
"Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos..." Y de lo que se trata es de si nos decidimos a entrar en esa nueva dinámica, en ese proyecto de humanidad nueva, de sociedad más justa y solidaria, más compasiva... centrando nuestra vida en ese objetivo de ser compasivos como nuestro Padre...
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