Este fin de semana escuchamos el texto de la presentación de Jesús el templo… Con todo el simbolismo que conlleva
Al final el evangelista nos presenta a Jesús, en el seno de su familia, como el niño que va creciendo y robusteciéndose ante sus padres y vecinos… Y ante Dios.
Creo que, con frecuencia, nos hemos saltado todo el significado y profundidad de la propia humanidad de Jesús, su desarrollo como persona, y lo colocamos directamente "a la derecha de Dios Padre". Casi se podría decir que imaginamos a Jesús " jugando" a ser hombre… Porque él, como hijo de Dios, ya sabía todo, conocía su misión y cómo terminaría todo.
Pero es realmente ése el mensaje que nos quiere transmitir el evangelista?
Resulta interesante e iluminador el comentario que escribe Fray Marcos:
"Todo lo que Jesús nos contó sobre Dios, lo vivió antes como hombre que va alcanzando una plenitud humana. Su propuesta fue precisamente que nosotros teníamos que alcanzar esa misma plenitud. Su objetivo y el nuestro es el mismo: desplegar todo lo que hay de posibilidad humanizadora en cada uno de nosotros. Esa posibilidad de crecer hasta el infinito está disponible gracias a lo que Dios es en cada uno de nosotros…"
Pienso que tenemos que aferrarnos a su mensaje, el de la Buena Noticia que proclama y a la que invita a todo el mundo.
Porque la razón importante es que cualquiera puede unirse al proyecto de Jesús de Nazaret. Con una invitación especial a los débiles, a los marginados, a los que no cuentan, a los últimos.
Pero sólo lo entenderemos si me implico, si centro mi vida como él mismo.
Supongo que cada uno de nosotros tiene su paso y su ritmo y nuestro encuentro semanal en la eucaristía o en la comunidad de seguidores tiene que ayudarnos para darnos ánimo y visualizar esa buena noticia: Es posible una humanidad nueva, al estilo del Maestro, a la manera misma de nuestro Dios-padre.
Todo mi ánimo, pues, a los hermanos y hermanas que mantienen la vista y el corazón puestos en Jesús de Nazaret. Queremos un mundo de hermanos, una humanidad llena de compasión y ternura… Seguiremos tras sus huellas.
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