Santísima Trinidad
16 de Junio de 2019
"La fiesta de la Santísima Trinidad, que celebramos este domingo, -como expresa Inma Calvo en ecleSALia.net, no pretende que entendamos la cuadratura del círculo. No se trata de alimentar nuestra razón sino que es una verdad para vivirla: experimentar que Dios es Padre y origen, que se identifica con nosotros, hijos, y a la vez, es fuente de inspiración y consuelo..."Supongo que cada persona, cada teólogo/teóloga según su tiempo y su cultura, ha intentado explicar y comunicar su vivencia y experiencia de Dios. Quizás algunas personas se han dejado llevar de sus razonamientos filosóficos o de lo que otras personas dijeron anteriormente. Con todo eso hemos llegado a estos tiempos en los que utilizar cierto vocabulario nos resulta extraño, incomprensible. De manera que más bien parece una adivinanza.
Tomo prestado de Fray Marcos este comentario: "El lenguaje teológico de los primeros concilios, hoy, no lo entiende nadie. Los conceptos metafísicos de “sustancia”, “naturaleza” “persona” etc. no dicen absolutamente nada al hombre de hoy. Es inútil seguir empleándolos para explicar lo que es Dios o cómo debemos entender el mensaje de Jesús. Tenemos que volver a la simplicidad del lenguaje evangélico y a utilizar la parábola, la alegoría, la comparación, el ejemplo sencillo, como hacía Jesús. Todos esos apuntes tienen que ir encaminados a la vivencia no a la razón..."
Nos hablan de Dios, de la Trinidad, de la comunidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo, de las personas y naturalezas y terminamos alejándonos de la simplicidad del mensaje de Jesús de Nazaret... ¿Realmente necesitamos discurrir y explicar cómo son los entresijos de Dios? Si a Dios nadie le ha visto, a qué viene tanto esfuerzo en darle "forma humana" a quien es todo y está en todos? Sobran, por tanto, las preguntas y respuestas del Catecismo. En cambio necesitamos vivir al estilo del Maestro y hacer nuestra su manera de relacionarse con ese Dios al que llama "Abba", Padre.
Tomo prestado de Fray Marcos este comentario: "El lenguaje teológico de los primeros concilios, hoy, no lo entiende nadie. Los conceptos metafísicos de “sustancia”, “naturaleza” “persona” etc. no dicen absolutamente nada al hombre de hoy. Es inútil seguir empleándolos para explicar lo que es Dios o cómo debemos entender el mensaje de Jesús. Tenemos que volver a la simplicidad del lenguaje evangélico y a utilizar la parábola, la alegoría, la comparación, el ejemplo sencillo, como hacía Jesús. Todos esos apuntes tienen que ir encaminados a la vivencia no a la razón..."
Nos hablan de Dios, de la Trinidad, de la comunidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo, de las personas y naturalezas y terminamos alejándonos de la simplicidad del mensaje de Jesús de Nazaret... ¿Realmente necesitamos discurrir y explicar cómo son los entresijos de Dios? Si a Dios nadie le ha visto, a qué viene tanto esfuerzo en darle "forma humana" a quien es todo y está en todos? Sobran, por tanto, las preguntas y respuestas del Catecismo. En cambio necesitamos vivir al estilo del Maestro y hacer nuestra su manera de relacionarse con ese Dios al que llama "Abba", Padre.
Me gusta cómo lo dice José Antonio Pagola: "A Dios, Jesús lo llama «Padre» y lo experimenta como un misterio de bondad. Lo vive como una Presencia buena que bendice la vida y atrae a sus hijos e hijas a luchar contra lo que hace daño al ser humano. Para él, ese misterio último de la realidad que los creyentes llamamos «Dios» es una Presencia cercana y amistosa que está abriéndose camino en el mundo para construir, con nosotros y junto a nosotros, una vida más humana..."
Todavía escuchamos en las iglesias explicaciones y sentencias que pretenden ser muy profundas o muy elevadas (tomadas incluso de las cartas de Pablo) que nos hablan de "Jesús sentado a la derecha del Padre; del Espíritu Santo que vendrá a explicarnos; de la Santísima Trinidad que habita en nosotros..." Y con todas esas imágenes terminamos por perdernos y dejar de lado el verdadero mensaje de la Buena Noticia del reino de Dios.
Por el contrario me alegra poder leer y reflexionar lo que dicen y escriben otros teólogos de hoy. Entiendo que me ayudan a acercarme más a Jesús de Nazaret y a su mensaje. Siento revivir en mí la ilusión del proyecto nuevo y maravilloso del evangelio, apostar por él y caminar por este mundo con la alegría de la semilla que germina o la levadura que hace fermentar toda la masa...
Insiste Fray Marcos en la misma idea: "Jesús no separa nunca a ese Padre de su proyecto de transformar el mundo. No puede pensar en él como alguien encerrado en su misterio insondable, de espaldas al sufrimiento de sus hijos e hijas. Por eso, pide a sus seguidores abrirse al misterio de ese Dios, creer en la Buena Noticia de su proyecto, unirnos a él para trabajar por un mundo más justo y dichoso para todos, y buscar siempre que su justicia, su verdad y su paz reinen cada vez más en el mundo..."
Sólo me queda por decir: Amén.
Por el contrario me alegra poder leer y reflexionar lo que dicen y escriben otros teólogos de hoy. Entiendo que me ayudan a acercarme más a Jesús de Nazaret y a su mensaje. Siento revivir en mí la ilusión del proyecto nuevo y maravilloso del evangelio, apostar por él y caminar por este mundo con la alegría de la semilla que germina o la levadura que hace fermentar toda la masa...
Insiste Fray Marcos en la misma idea: "Jesús no separa nunca a ese Padre de su proyecto de transformar el mundo. No puede pensar en él como alguien encerrado en su misterio insondable, de espaldas al sufrimiento de sus hijos e hijas. Por eso, pide a sus seguidores abrirse al misterio de ese Dios, creer en la Buena Noticia de su proyecto, unirnos a él para trabajar por un mundo más justo y dichoso para todos, y buscar siempre que su justicia, su verdad y su paz reinen cada vez más en el mundo..."
Sólo me queda por decir: Amén.
Texto del evangelio de Juan (16, 12-15)
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