Domingo 11 de Noviembre de 2018
Si escuchamos el evangelio y prestamos atención a la actitud de Jesús de Nazaret, a su estilo, a su modo de vivir, nos damos cuenta de que lo que importa es el corazón de la persona, lo que la motiva, lo que la lleva en una dirección o en otra.
En más de una ocasión Jesús critica duramente la manera de vivir y de hacer de los fariseos, de los sacerdotes, de los jefes de la religión. Porque su vida era más apariencia que otra cosa. Muchos ritos y oraciones, mucha ceremonia y ornamentos; pero poco corazón. Lo que importaba era cumplir los mandamientos y ordenanzas... porque eran los mandamientos de Dios. Y Jesús piensa y actúa de otra manera. Lo explica con ejemplos y parábolas (el buen samaritano, los leprosos, comer con Zaqueo...). Y hoy, en el texto de Marcos, observa a los que echan dinero en las ofrendas del templo... Los ricos que hacen sonar muchas monedas y la pobre viuda que echa dos moneditas... "de lo que tenía para vivir..."
Como comenta José A. Pagola: "Su gesto nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios, gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia..."
Bueno, ese modelo lo necesitamos todos. En el proyecto de Jesús de Nazaret, la buena noticia del reino de Dios, todos tenemos que ir entrando en esa actitud de corazón. Que lo que importa es aquello que me hace más humano, más compasivo, más atento a los hermanos (en especial a los más débiles). No es la cantidad de rezos, ceremonias y devociones que yo pueda cumplir a lo largo de mi vida.
Si voy a misa, a la eucaristía, es, ante todo, para escuchar esto que me dice el Maestro. Unido a los hermanos y hermanas que también van a misa me siento confortado, nos damos la paz y oramos a nuestro Padre como nos enseñó. Que no se me olvide "lo que importa" esté donde esté centrando siempre mi atención en el proyecto de Jesús y todo lo que eso implica.
En más de una ocasión Jesús critica duramente la manera de vivir y de hacer de los fariseos, de los sacerdotes, de los jefes de la religión. Porque su vida era más apariencia que otra cosa. Muchos ritos y oraciones, mucha ceremonia y ornamentos; pero poco corazón. Lo que importaba era cumplir los mandamientos y ordenanzas... porque eran los mandamientos de Dios. Y Jesús piensa y actúa de otra manera. Lo explica con ejemplos y parábolas (el buen samaritano, los leprosos, comer con Zaqueo...). Y hoy, en el texto de Marcos, observa a los que echan dinero en las ofrendas del templo... Los ricos que hacen sonar muchas monedas y la pobre viuda que echa dos moneditas... "de lo que tenía para vivir..."
Como comenta José A. Pagola: "Su gesto nos descubre el corazón de la verdadera religión: confianza grande en Dios, gratuidad sorprendente, generosidad y amor solidario, sencillez y verdad. No conocemos el nombre de esta mujer ni su rostro. Solo sabemos que Jesús vio en ella un modelo para los futuros dirigentes de su Iglesia..."
Bueno, ese modelo lo necesitamos todos. En el proyecto de Jesús de Nazaret, la buena noticia del reino de Dios, todos tenemos que ir entrando en esa actitud de corazón. Que lo que importa es aquello que me hace más humano, más compasivo, más atento a los hermanos (en especial a los más débiles). No es la cantidad de rezos, ceremonias y devociones que yo pueda cumplir a lo largo de mi vida.
Si voy a misa, a la eucaristía, es, ante todo, para escuchar esto que me dice el Maestro. Unido a los hermanos y hermanas que también van a misa me siento confortado, nos damos la paz y oramos a nuestro Padre como nos enseñó. Que no se me olvide "lo que importa" esté donde esté centrando siempre mi atención en el proyecto de Jesús y todo lo que eso implica.
Texto del evangelio de Marcos (12,38-44)
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