Domingo 17 de diciembre de 2017
"Lo importante de ti no es lo que eres sino lo que reflejas de Dios... Sólo soy un espejo, pero que puede reflejar toda la luz..."
El texto está tomado del evangelio de Juan y hace la presentación de Juan el Bautista al que presenta como el precursor, el que prepara el camino... Y la iglesia lo aprovecha para invitarnos a todos nosotros a preparar el camino y la llegada del Señor.
He leído con mucho gusto todo el comentario de Fray Marcos. También el de J.A. Pagola. Y la introducción de Inma Calvo sobre "la epidemia de la desigualdad". Todos ellos me ayudan a caminar y a intentar conocer mejor el proyecto de Jesús de Nazaret. Si me declaro seguidor y discípulo suyo, quiero acercarme lo más posible para vivir a su estilo y manera.
Como dice la introducción: "Lo importante no es lo que eres sino lo que reflejas de Dios".
Jesús de Nazaret, a lo largo de su vida, con sus gestos, con su modo de actuar, con sus palabras nos muestra lo que él refleja de Dios, cómo lo vive y lo entiende. Y nos propone la Buena Noticia del reino de Dios.
El peligro que tenemos es el de saltarnos el proceso que vivió y decir sin más que Jesús es el Hijo de Dios. De esa manera, prácticamente, borramos su verdadera humanidad, su vida real. Esa manera de entender se aleja de lo que el evangelio nos presenta. Lucas dice expresamente "que Jesús crecía en estatura, en conocimiento y en gracia ante Dios y los hombres..."
Y Fray Marcos continúa su comentario diciendo: "...Jesús desplegó su vida humana como cualquier otro ser humano. Como hombre, tuvo que aprender y madurar poco a poco, echando mano de todos los recursos que encontró a su paso. Fue un hombre inquieto que pasó la vida buscando, tratando de descubrir lo que era en su ser más profundo. Su experiencia personal le llevó a descubrir donde estaba la verdadera salvación del ser humano y entró por ese camino de liberación. Si no entendemos que Jesús fue plenamente hombre, es que no aceptamos la encarnación..."
En estos días de preparación a la fiesta de la Navidad, me quedo con esta reflexión que nos regala Fray Marcos. Como seguidor de Jesús de Nazaret quiero que mi vida sea ese caminar tras sus huellas tratando de descubrir, al igual que él, lo verdaderamente humano que hay en mí que, en definitiva, es sólo el reflejo de Dios en mí.
Y, una vez más, me ciño a las palabras de Jesús en la oración que nos enseña:
- Padre (papá o mamá) que mi vida (mis palabras, mis acciones, mis pensamientos, mis deseos, mis sueños) santifiquen tu nombre. Que le den gloria. Que sean reflejo de tí.
- Que venga tu reino. Que sea cada vez más humano, compasivo y solidario. Que mi sociedad, mi mundo, mi familia tenga y exprese toda la ternura y amor que tú nos tienes.
- Que haga tu voluntad siempre. Que en mis decisiones, en mis actividades, en mis opiniones tenga siempre como referencia tu "voluntad", ese proyecto de liberación que, finalmente, es lo que nos acerca a tí...
Amén
Texto del evangelio de Juan (1,6-8.19-28)
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