Domingo 19 de Marzo de 2017
Hoy el texto que nos ofrece la celebración de la eucaristía está tomado de Juan (capítulo 4) y es sobre el encuentro de Jesús de Nazaret y la mujer samaritana. Todo el texto está lleno de imágenes y pensamientos que van mucho más allá de la escena misma.
-Mujer, dame de beber
-Si conocieras el don de Dios y quién te lo pide...
-Él te daría agua viva...
-Señor, dame de esa agua...
-Llega la hora en la que los que adoran a Dios lo harán en espíritu y verdad...
Estoy pensando que también ahora, al igual que entonces, muchos son (y somos) los que de una manera o de otra nos hemos acercado a la iglesia, a la religión, a la práctica de unos ritos y creencias que se fueron convirtiendo en costumbre, en cultura, en modo de vida... Pero creo que pocos hemos llegado a la experiencia de "encontrar" a Jesús de Nazaret, a la experiencia del "Dios de Jesús".
Entre los comentarios que hace José Antonio Pagola..."Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un «ser extraño». Todo lo que está relacionado con él les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil cada vez más lejano..."
-Mujer, dame de beber
-Si conocieras el don de Dios y quién te lo pide...
-Él te daría agua viva...
-Señor, dame de esa agua...
-Llega la hora en la que los que adoran a Dios lo harán en espíritu y verdad...
Estoy pensando que también ahora, al igual que entonces, muchos son (y somos) los que de una manera o de otra nos hemos acercado a la iglesia, a la religión, a la práctica de unos ritos y creencias que se fueron convirtiendo en costumbre, en cultura, en modo de vida... Pero creo que pocos hemos llegado a la experiencia de "encontrar" a Jesús de Nazaret, a la experiencia del "Dios de Jesús".
Entre los comentarios que hace José Antonio Pagola..."Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un «ser extraño». Todo lo que está relacionado con él les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil cada vez más lejano..."
Efectivamente. Dios llega a ser un ser extraño, algo que deja de afectarnos en nuestro modo de vida, en nuestros valores, en nuestras decisiones.
¿Cómo sería si en lugar del dios infantil que aprendimos en el catecismo hiciéramos la experiencia del Dios de Jesús?
Jesús, creo yo, había interiorizado tan profundamente el modo de mirar y de sentir de Dios (al que llama "papá") que terminó actuando como Él. La ternura, la compasión, el no distinguir a las personas, solidarizarse con los más débiles, con los marginados... Una propuesta y proyecto de vida humana tan humana y tan distinta que exigía un cambio radical, una conversión... Esa "buena noticia" que le costó la vida (acusado, juzgado y condenado a muerte de cruz...). Y ahí viene lo grande y maravilloso: Su vida sigue atrayendo y provocando (al menos en algunas personas) verdaderas revoluciones...
Nos hace falta pararnos, detenernos unos minutos cada día... Sí, tiempo de meditación, de serenidad y de paz, para encontrarnos con el Dios de Jesús de Nazaret. Hacer que su modo de entender y de sentir vaya penetrando en nuestro interior, en nuestro subconsciente... Así podremos acercarnos a la "buena noticia" del Maestro.
Un comentario más de J. A. Pagola: "Creo que la experiencia primera y más importante es encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una «presencia salvadora». Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios, porque, a pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente abandonará la fe..."
Texto del evangelio de Juan (4,5-42)
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