domingo, 18 de septiembre de 2016

Tú eliges

Domingo 18 de septiembre de 2016

Resultado de imagen de ningun siervo puede servir a dos amosEl texto del evangelio de la eucaristía de hoy nos habla del "administrador injusto", del "dinero injusto" y de que tenemos que "elegir": O Dios o el dinero (como dios).
Como cada palabra de Jesús, nos pone en una situación de tener que decidir y elegir.
Durante la celebración, ya como despedida, cantaron una canción con el texto de San Juan de la Cruz: "Al atardecer de la vida, me examinarán del amor". Y lo estaba reflexionando y me decía a mí mismo: Efectivamente, al atardecer de mi vida me examinarán del amor... Ahí está la clave. Aunque (lo acabo de volver a leer) en la predicación, en los escritos religiosos, se explica y comenta diciendo que "si amamos a Dios, amaremos a nuestros hermanos"... Y se nos recomienda que hagamos "obras de caridad".
Creo que no es correcto. Ya lo comentaba San Juan en una de sus cartas: "A Dios nadie le ha visto. Si no amamos a los hermanos a quienes vemos, cómo vamos a amar a Dios. En eso conocemos que amamos a Dios, porque amamos a los hermanos..." (cito de memoria).

Y siguiendo con el texto del evangelio de hoy, me ha llamado la atención lo que dice J.A. Pagola: " (Jesús de Nazaret) Habla del dinero con un lenguaje muy personal. Lo llama espontáneamente «dinero injusto» «riquezas injustas». Al parecer, no conoce «dinero limpio». La riqueza de aquellos poderosos es injusta porque ha sido amasada de manera injusta y porque la disfrutan sin compartirla con los pobres y hambrientos.

Jesús viene a decir así a los ricos: «Emplead vuestra riqueza injusta en ayudar a los pobres; ganaos su amistad compartiendo con ellos vuestros bienes. Ellos serán vuestros amigos y, cuando en la hora de la muerte el dinero no os sirva ya de nada, ellos os acogerán en la casa del Padre». Dicho con otras palabras: la mejor forma de «blanquear» el dinero injusto ante Dios es compartirlo con sus hijos más pobres..."
Escuchando el evangelio y tomando nota de todo lo que nos afecta, hoy he preferido escuchar a personas más entendidas que yo y que me ayudan a captar mejor todo lo que supone querer seguir al Maestro Jesús de Nazaret. 
Fray Marcos lo comenta de la siguiente manera: "No hacen falta muchas cavilaciones para darse cuenta de que ponemos mucho más interés en los asuntos materiales que en los espirituales, no solo por el tiempo que les dedicamos, sino sobre todos por la intensidad de nuestra dedicación. Es lamentable que personas muy inteligentes y con varias carreras, tengan un nivel de conocimientos religiosos propios de un niño de primera comunión. En religión, lo único que se nos exigía era “creer”. 
No podéis servir a Dios y al dinero. No está bien traducido. El texto griego dicemamwna. Mammón era un dios cananeo, el dios dinero. No se trata, pues, de la oposición entre Dios y un objeto material, sino de la incompatibilidad entre dos dioses...
Podemos dar un paso más. A Dios no le servimos para nada. Si algo dejó claro Jesús fue que Dios no quiere siervos sino personas libres. No se trata de doblegarse con sumisión externa, a lo que mande desde fuera un señor poderoso. Se trata de ser fiel al creador, respondiendo a las exigencias de mi ser, desplegando todas las posibilidades de ser. Servir a un dios externo que puede premiarme o castigarme, es idolatría y, en el fondo, egoísmo. Hoy podemos decir que no debemos servir a ningún “dios”. Al verdadero Dios solo se le puede servir, sirviendo al hombre. Aquí está la originalidad del mensaje cristiano. Donde las religiones verdaderas o falsas ponen “Dios”, Jesús pone “hombre”. 
Es curioso que ni siquiera cuestionemos que lo que es legal puede no ser justo. Puesto que lo que tengo lo he conseguido legalmente, nadie me podrá convencer de que no es exclusivamente mío. Además, el dinero es injusto, no solo por la manera de conseguirlo, sino por la manera de gastarlo. Las leyes que rigen la economía, están hechas por los ricos para defender sus intereses. No pueden ser consideradas justas por parte de aquellos que están excluidos de los beneficios del progreso. Unas leyes económicas que potencian la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos, mientras grandes sectores de la población viven en la miseria e incluso mueren de hambre, no podemos considerarlas justas..."

Texto del evangelio de Lucas (16,1-13)

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