20 de abril 2014 - Domingo de Pascua
“Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”
“Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”
Hoy, domingo de Pascua, tomo prestadas las palabras del comentario de José Antonio Pagola. "Volver a Galilea". Y me preguntaba qué significado tiene para mí la "resurrección de Jesús de Nazaret".
Nos hemos acostumbrado a esas palabras, a la narración de los evangelios, a la predicación de los sacerdotes, a las explicaciones o recomendaciones que nos han repetido en tantísimas ocasiones. Pero... ¿qué significa para mí?
A lo largo de muchos domingos he venido reflexionando en la Buena Noticia de Jesús, en su modo de vivir y de actuar, en ese mensaje hecho vida y que, finalmente, le llevó a ser acusado, juzgado, condenado y ajusticiado en la cruz... Siempre con todos los "por qué" y la terrible situación de nuestro mundo y nuestra sociedad que parece y vive tan ajeno a esa Buena Noticia.
Creo que todas aquellas personas que le siguieron pasaron también por la misma situación... "Nosotros creíamos que..." (como expresaban los discípulos camino de Emaús). Porque su mensaje, su buena noticia, su vida y manera de hacer, todo eso nos parece fabuloso. Entonces las acusaciones, el rechazo, la condena, su muerte como un malhechor...
Y es que sabemos que el "mundo" no perdona. El poder, la ambición, el dinero... no perdonan. Y a todo el que se oponga y presente otro camino y alternativa lo condenan y lo asesinan.
Ahora, después de verlo condenado y asesinado en la cruz... ¿dónde me agarro?
Aquellas personas hicieron "su lectura" de los acontecimientos y así se escribieron los evangelios. Hoy, en este año de 2014, me quedo con esas palabras que son un encargo actual: " Ahora id a decir a los discípulos...: El va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis".
Mi Galilea, la Galilea de cada uno, es ahí lo debo buscar y es allí únicamente donde lo puedo encontrar.
Transcribo parte del comentario de J.A. Pagola: "Los evangelios han recogido el recuerdo de tres mujeres admirables que, al amanecer del sábado, se han acercado al sepulcro donde ha sido enterrado Jesús. No lo pueden olvidar. Lo siguen amando más que a nadie. Mientras tanto, los varones han huido y permanecen tal vez escondidos.
Nos hemos acostumbrado a esas palabras, a la narración de los evangelios, a la predicación de los sacerdotes, a las explicaciones o recomendaciones que nos han repetido en tantísimas ocasiones. Pero... ¿qué significa para mí?
A lo largo de muchos domingos he venido reflexionando en la Buena Noticia de Jesús, en su modo de vivir y de actuar, en ese mensaje hecho vida y que, finalmente, le llevó a ser acusado, juzgado, condenado y ajusticiado en la cruz... Siempre con todos los "por qué" y la terrible situación de nuestro mundo y nuestra sociedad que parece y vive tan ajeno a esa Buena Noticia.
Creo que todas aquellas personas que le siguieron pasaron también por la misma situación... "Nosotros creíamos que..." (como expresaban los discípulos camino de Emaús). Porque su mensaje, su buena noticia, su vida y manera de hacer, todo eso nos parece fabuloso. Entonces las acusaciones, el rechazo, la condena, su muerte como un malhechor...
Y es que sabemos que el "mundo" no perdona. El poder, la ambición, el dinero... no perdonan. Y a todo el que se oponga y presente otro camino y alternativa lo condenan y lo asesinan.
Ahora, después de verlo condenado y asesinado en la cruz... ¿dónde me agarro?
Aquellas personas hicieron "su lectura" de los acontecimientos y así se escribieron los evangelios. Hoy, en este año de 2014, me quedo con esas palabras que son un encargo actual: " Ahora id a decir a los discípulos...: El va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis".
Mi Galilea, la Galilea de cada uno, es ahí lo debo buscar y es allí únicamente donde lo puedo encontrar.
Transcribo parte del comentario de J.A. Pagola: "Los evangelios han recogido el recuerdo de tres mujeres admirables que, al amanecer del sábado, se han acercado al sepulcro donde ha sido enterrado Jesús. No lo pueden olvidar. Lo siguen amando más que a nadie. Mientras tanto, los varones han huido y permanecen tal vez escondidos.
El mensaje, que escuchan al llegar, es de una importancia excepcional. El evangelio más antiguo dice así: “¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado”. Es un error buscar a Jesús en el mundo de la muerte. Está vivo para siempre. Nunca lo podremos encontrar donde la vida está muerta.
No lo hemos de olvidar. Si queremos encontrar a Cristo resucitado, lleno de vida y fuerza creadora, no lo hemos de buscar en una religión muerta, reducida al cumplimiento externo de preceptos y ritos rutinarios, o en una fe apagada, que se sostiene en tópicos y fórmulas gastadas, vacías de amor vivo a Jesús.
Entonces, ¿dónde lo podemos encontrar? Las mujeres reciben este encargo: “Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. ¿Por qué hay que volver a Galilea para ver al Resucitado? ¿Qué sentido profundo se encierra en esta invitación? ¿Qué se nos está diciendo a los cristianos de hoy?"
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