domingo, 27 de abril de 2014

Así os envío yo

Domingo 27 de Abril de 2014 

2º Domingo de Pascua.

Odres Nuevos Evangelio 27 abril 2014 color
Las palabras de Jesús en el texto del evangelio de este domingo: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo"... Me han hecho pensar y reflexionar y entiendo que, una vez más, el mensaje se centra en la buena noticia: el reino de Dios, la misericordia y la compasión, la fraternidad y la solidaridad, un mundo nuevo y diferente que se base en nuestra relación más humana... De ahí la "comensalía" (= compartir la mesa y los bienes que tenemos) y la "copa de vino" (=dar la vida, la sangre misma, por los hermanos).
Y, al hacer eso, nos llega la paz. La paz más profunda y completa que es la vida de Dios mismo en nosotros.
Y cuando comenzamos a vivir de esa manera entendemos mejor la vivencia de la primera comunidad de seguidores de Jesús ("que eran asiduos en la fracción del pan... que vendían y compartían con los hermanos... y eran felices y daban gracias a Dios..."). Paz a vosotros! Como el Padre me ha enviado, así os envío yo...
Todos los que queremos seguir al Maestro, tenemos que sentirnos enviados. Es decir, tenemos que asumir el camino de Jesús y proclamar con nuestra vida y con nuestra actitud que el reino de Dios ha llegado, que nuestro modo de vivir hace entrever ese mundo tan soñado y deseado: una sociedad basada en la compasión, en la solidaridad, en lo más humano que pueda haber en las personas.
Ojalá podamos experimentar en nuestra vida esa paz profunda!
Texto del evangelio de Juan (20,19-31)

domingo, 20 de abril de 2014

Volver a Galilea

20 de abril 2014 - Domingo de Pascua
 Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”
Hoy, domingo de Pascua, tomo prestadas las palabras del comentario de José Antonio Pagola.  "Volver a Galilea". Y me preguntaba qué significado tiene para mí la "resurrección de Jesús de Nazaret". 
Nos hemos acostumbrado a esas palabras, a la narración de los evangelios, a la predicación de los sacerdotes, a las explicaciones o recomendaciones que nos han repetido en tantísimas ocasiones. Pero... ¿qué significa para mí?
A lo largo de muchos domingos he venido reflexionando en la Buena Noticia de Jesús, en su modo de vivir y de actuar, en ese mensaje hecho vida y que, finalmente, le llevó a ser acusado, juzgado, condenado y ajusticiado en la cruz... Siempre con todos los "por qué" y la terrible situación de nuestro mundo y nuestra sociedad que parece y vive tan ajeno a esa Buena Noticia.
Creo que todas aquellas personas que le siguieron pasaron también por la misma situación... "Nosotros creíamos que..." (como expresaban los discípulos camino de Emaús). Porque su mensaje, su buena noticia, su vida y manera de hacer, todo eso nos parece fabuloso. Entonces las acusaciones, el rechazo, la condena, su muerte como un malhechor...
Y es que sabemos que el "mundo" no perdona. El poder, la ambición, el dinero... no perdonan. Y a todo el que se oponga y presente otro camino y alternativa lo condenan y lo asesinan.
Ahora, después de verlo condenado y asesinado en la cruz... ¿dónde me agarro?
Aquellas personas hicieron "su lectura" de los acontecimientos y así se escribieron los evangelios. Hoy, en este año de 2014, me quedo con esas palabras que son un encargo actual: " Ahora id a decir a los discípulos...: El va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis".
Mi Galilea, la Galilea de cada uno, es ahí lo debo buscar y es allí únicamente donde lo puedo encontrar.
Transcribo parte del comentario de J.A. Pagola: "Los evangelios han recogido el recuerdo de tres mujeres admirables que, al amanecer del sábado, se han acercado al sepulcro donde ha sido enterrado Jesús. No lo pueden olvidar. Lo siguen amando más que a nadie. Mientras tanto, los varones han huido y permanecen tal vez escondidos.
El mensaje, que escuchan al llegar, es de una importancia excepcional. El evangelio más antiguo dice así: “¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado”. Es un error buscar a Jesús en el mundo de la muerte. Está vivo para siempre. Nunca lo podremos encontrar donde la vida está muerta.
No lo hemos de olvidar. Si queremos encontrar a Cristo resucitado, lleno de vida y fuerza creadora, no lo hemos de buscar en una religión muerta, reducida al cumplimiento externo de preceptos y ritos rutinarios, o en una fe apagada, que se sostiene en tópicos y fórmulas gastadas, vacías de amor vivo a Jesús.
Entonces, ¿dónde lo podemos encontrar? Las mujeres reciben este encargo: “Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. ¿Por qué hay que volver a Galilea para ver al Resucitado? ¿Qué sentido profundo se encierra en esta invitación? ¿Qué se nos está diciendo a los cristianos de hoy?"

lunes, 14 de abril de 2014

La solución de nuestros políticos

Expulsados por la puerta trasera

Los senegaleses sin papeles deportados de España en vuelos que se repiten cada dos meses intentan recomenzar sus vidas entre la humillación y la frustración por los años perdidos

Alioune Diop. Nacido en Dakar hace 29 años, fue expulsado el pasado 27 de marzo en el un vuelo desde España, donde llegó en cayuco en 2006. / JOSÉ NARANJO
Hace sólo dos meses, Saliou Niabaly vivía con su novia Maite en un piso de alquiler de Valdesparteras (Zaragoza), se buscaba la vida como podía para salir adelante y cada dos domingos se permitía el pequeño lujo de ir al estadio de La Romareda a ver a su equipo del alma. Llevaba dieciocho años, media vida, entre Portugal y España, subido al andamio, trabajando en el campo, apretando tornillos en una fábrica. Hoy está escondido en un apartamento de Grand Yoff, en Dakar, una ciudad que ya no conoce y que no siente como suya, porque le da vergüenza volver a la casa familiar. El pasado 27 de marzo le ataron las manos, lo subieron a un avión y lo expulsaron a Senegal. Lo arrancaron de cuajo. No tenía trabajo, no tenía un papel.
La pesadilla empezó el pasado 26 de febrero. Saliou se había quedado esa noche en casa de su hermano Kramo en Zaragoza. Al día siguiente, ambos estaban en el parque Bruil charlando cuando pasaron por allí dos policías. Le pidieron la documentación y, al no tener permiso de residencia, lo esposaron y lo metieron en un calabozo. Dos días después ya estaba en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid. Y, como no le habían quitado lo suficiente, quisieron quitarle hasta el nombre. Saliou se convirtió en el interno 0439. "Aquello fue un infierno. Había muchísima gente, yo estaba en una celda con cinco cameruneses. La comida era horrible y si tardabas más de tres minutos en el baño te dejaban encerrado. Y encima no podías quejarte", asegura.
Le dijo a su novia que no viniera a verlo. "No quería que entrara en este agujero terrible". Saliou y Maite se habían conocido en 2004 y desde hace tres años vivían juntos. "Queríamos casarnos, pero no acababan de llegar los papeles que tenían que mandarme desde Senegal". El jueves 27 de marzo, dos policías entraron en su celda. "¿Eres el 0439?", le preguntaron. "Sí", contestó él. Y le dieron "el billete", como lo llaman los internos. Ante su incredulidad, el agente se lo aclaró. "Te vamos a llevar a tu puto país", recuerda Saliou que le dijo. Y todo ese miedo acumulado, esa incertidumbre de lo que iba a pasar, la sensación de sentirse tratado como un objeto, se convirtió de repente en la certeza de que solo en unas horas iba a ser expulsado.
"Me parece que estoy viviendo un sueño horrible, que voy a despertar y que todo habrá acabado", dice, entre lágrimas. Es el más pequeño de doce hermanos y cuando en 1996 viajó a Lisboa con su grupo de música decidió quedarse. Tenía entonces 23 años y "trabajaba en la construcción, tocaba el yembé, salía adelante como todo el mundo". En el 2000 aterrizó por primera vez en Zaragoza, donde vivía uno de sus hermanos, llamado Kramo. Después de trabajar aquí y allá, un empresario lo reclutó para trabajar en el campo con la promesa de hacerle un contrato para poder conseguir los ansiados papeles. Pero no cumplió. Sus problemas con la Seguridad Social le impidieron hacerlo.
Los conocidos como vuelos macro,  con destino a Senegal, son la puerta de atrás por la que cada año se ha expulsado secretamente a miles de personas de España
Le metieron en una furgoneta de la Guardia Civil. "Cada uno íbamos en una jaula individual. Del CIE fuimos al aeropuerto, a un lugar apartado. Éramos más de sesenta senegaleses y había dos policías por cada uno de nosotros, un avión enorme", recuerda. Tras cuatro horas de vuelo, a su llegada a Dakar, le quitaron las esposas de plástico y le dieron treinta euros. "Allí estaba yo, a la salida del aeropuerto, sin saber qué hacer. Pasé la noche en la calle y al día siguiente reuní fuerzas para llamar a mi hermano Sanko, que vino a buscarme y me llevó a casa de un amigo suyo. No quería que la gente se enterara de que había vuelto así, me escondieron".
En ese mismo vuelo viajaba Alioune Diop, de 29 años. "Tengo grabado en la cabeza el nombre del juez que firmó mi orden de expulsión", dice, "ha destrozado mi vida y la de mi novia. Él está ahora sentado con su familia y no siente, no puede sentirlo, el dolor que nos está haciendo pasar. Eso hay que vivirlo para saberlo". En 2006, con 21 años, Alioune se jugó la vida en un cayuco para llegar a Canarias, vio morir a uno de sus compañeros de viaje y cuando llegó al sur de Tenerife besó el suelo que pisaba. España, por fin. Tras cuarenta días, la Cruz Roja lo acogió en Valladolid y de allí se trasladó a Granada, donde vivía su tío Assane Fall.
Hasta el año 2010, Alioune trabajó vendiendo recuerdos en una pequeña tienda de Sierra Nevada, alojado por una familia española, pero sin papeles era un riesgo para ellos. Así que se fue a vivir con unos amigos, juntando unos pocos euros como pintor y jardinero. Hasta que en 2012 se fijó en Concepción, una joven gitana que paseaba cada día con sus dos tías. Y ella en él. Empezaron a salir a escondidas de sus padres hasta que un día reunió fuerzas para irles a pedir su mano. Al principio, la sorpresa. Pero acabaron aceptándolo. "Desde ese momento yo me convertí en el marido de la Chon y ella en mi mujer. Nos fuimos a vivir juntos, de eso hace un año ya, sólo nos faltaba la cita del juez para casarnos con papeles".
Pero la cita no llegó. El pasado 13 de marzo, Alioune estaba hablando con un amigo español en la puerta de su casa, en el barrio granadino de Almanjáyar, cuando un coche policial pasó por allí. "Aparcaron a diez metros, yo me quedé tranquilo, no estaba haciendo nada malo y si corres es peor", explica, "como no tenía papeles me esposaron delante de mi mujer, que había bajado al oír las voces, y me metieron en el coche". De allí al calabozo y al CIE de Aluche, donde le asignaron el número 521. "Pasábamos frío en el módulo, se lo dije a un policía y me respondió que él también estaba jodido por estar allí. Nos trataban mal. La comida no la puedes imaginar".
Además de las visitas de las asociaciones de apoyo como Pueblos Unidos, el único consuelo para Alioune eran las cartas que le mandabaChon. "Cuando te vi por primera vez sólo eras un grano de arroz negro, ahora en mi corazón hay una montaña de lo que te quiero. Esta casa sin tí no tiene sentido", le escribía. Pero el día 27 llegó el mazazo. Él también iba en aquel avión. Lo esposaron, lo subieron al furgón y lo trasladaron al aeropuerto. "Empecé a protestar y me apartaron de los demás", recuerda. Al día siguiente de su llegada a Dakar cogió un taxi colectivo para Touba, donde vive su familia. "Me recibieron bien, yo los he ayudado todos estos años y ahora han compartido esta desgracia conmigo. Estoy viviendo un calvario, mi familia de aquí depende de mí, soy el mayor y tengo que ayudarles, pero mi familia de España está destrozada".
"Me parece que estoy viviendo un sueño horrible, que voy a despertar y que todo habrá acabado""
El vuelo del pasado 27 de marzo Madrid-Dakar en el que fueron expulsados Saliou y Alioune es sólo el último de una larga serie. Conocidos como vuelos macro, se han intensificado en los últimos años y se producen, con destino a Senegal, cada dos meses aproximadamente. Son la auténtica puerta de atrás por la que cada año y en medio de un gran secreto se ha expulsado a miles de personas de España y que cuesta unos 20 millones de euros anuales al erario público (21,5 en 2011, 17,4 en 2012). Existe una gran opacidad en torno a los mismos, aunque se sabe que se llevan a cabo a través de compañías como Air Europa y Swiftair. No sólo van a Senegal, también hay vuelos a Nigeria, Marruecos e incluso a Colombia y Ecuador. Los colectivos de apoyo a los inmigrantes han detectado que en las semanas previas a estos vuelos se intensifican los controles de identidad orientados por el color de la piel o los rasgos físicos. Y que incluso se engaña a los inmigrantes sin papeles para "atraerlos" hacia las comisarías.
Esto fue lo que le ocurrió a Ndiaga Ndiaye. Me recibe en la casa de su hermano en el barrio de Parcelles Assainiés de la capital senegalesa, donde las calles se confunden con la arena de la playa. Con sólo 14 años empezó a trabajar de carpintero en Pikine. "Mis padres eran muy pobres y ya sabes, en Senegal las cosas son al contrario que en tu país, aquí son los hijos quienes ayudan a los padres", asegura en un perfecto español. Pero como aprendiz no ganaba nada, así que en el año 2000 decidió ir a trabajar al campo. "Quería montar mi propio taller". Sin embargo, la suerte y las lluvias no le acompañaron y hasta su novia, Astou, decidió dejarle y casarse con otro. Regresó a Dakar, aguantó como pudo unos años más malviviendo con el miserable sueldo que obtenía por trabajar en una tienda y estudiando Informática y, en 2009, dijo ya no puedo más. "Nada de lo que había intentado funcionó, así que pensé que tocaba intentar la emigración".
En Dakar proliferan los conseguidores profesionales. Tanto te arreglan un trámite en comisaría como te consiguen un permiso para entrar en Europa. Ndiaga le pidió 3.000 euros a un buen amigo al que la vida sí sonrió y "compró" su acceso a España. El 23 de abril de 2009 aterrizaba en Barajas con un visado de turista de tres meses. Pero la capital no era lugar seguro para un vendedor callejero, negro y sin papeles, así que puso rumbo a Cáceres. "En Navalmoral de la Mata tenía un tío y un primo, Serigne y Papa Dieng, que vendían en los mercadillos. Empecé a trabajar con ellos, ganaba para sobrevivir y mandar dinero a mi familia hasta que me pude comprar un coche propio. Vendía cosas de chinos por los pueblos".
Un día, el 5 de agosto de 2013, Ndiaye volvía a casa desde El Puente del Arzobispo, una pequeña localidad toledana, con el coche cargado de pulseras, cinturones, juguetes y calcetines. La Guardia Civil le para y le pide los papeles, que no tenía. Entonces le quitan el carné de conducir senegalés y le dicen que al día siguiente pase por el cuartelillo de Navalmoral con el pasaporte para fotocopiarlo y que allí le devolverían el permiso de conducir. Pero era mentira. "Confié en ellos, me dijeron que podría ir tranquilo, que no me iba a pasar nada. Pero me esposaron y me llevaron a un calabozo en Cáceres. Pedí un abogado, pensaba que me soltarían, pero tras un juicio rápido me trasladaron al CIE de Aluche".
Ndiaga define el lugar como "un infierno, sobre todo si no has hecho nada malo. Entiendo que si has robado o matado a alguien te castiguen, pero yo no había hecho nada. Cada día te preguntas en qué te has equivocado para merecer eso y te preguntas cuándo acabará el suplicio". Le asignaron el número 1778 y pasó 55 días yendo de la celda al patio y del patio a la celda. Hasta que el 26 de septiembre, "nunca me olvidaré", fueron a por él. "Me sentía decepcionado, muy triste, pensaba en todos esos años perdidos en España porque ahora tenía que volver con las manos vacías, ni siquiera ropa me pude llevar. Al final no conseguí nada de lo que quería".
Su hermano pequeño, que regenta una pequeña tienda en el barrio de Parcelles, le ha dejado una habitación, pero el trabajo escasea. "Ya no conozco tanta gente como antes por aquí, es difícil encontrar faena. No entiendo cómo se puede expulsar así a una persona, es muy injusto. Y al Gobierno de Senegal tampoco le importan sus ciudadanos, sólo le interesa ingresar dinero, tendrían que pensar en la gente como si fueran sus hijos, pero nos venden". El sueño de Ndiaga Ndiaye es conseguir los 2.500 euros que necesita para montar una tienda de venta y reparación de ordenadores y teléfonos móviles. Mientras, va haciendo lo que puede. Y se devana los sesos pensando en volver.
Talla Fall, de Mbour, al que todos conocen como Mor, fue expulsado el 19 de noviembre del año pasado. "Mucha gente se había ido a España y luego volvían como jefes. Tenían casas grandes, coches, una mujer guapa. Yo también quería", dice. Así que se subió a un cayuco y, tras una breve estancia en Canarias, logró llegar a la casa de un amigo de su padre en Oviedo. Aquello fue en 2006. Pero este mantero que vendía CD por las calles, repartía publicidad o trabajaba en la construcción o en las ferias de los pueblos está ahora en Senegal. "Me esposaron como a un animal, como a un asesino. Yo sólo quería trabajar y ganarme la vida", explica.
Abdoulaye Ndiaye, que vivió cinco años en Granada, Sené Massiga, nada menos que 26 años en España, Lamine Weye, Abdoulaye Sow, de Tambacounda, detenido en Barcelona durante una manifestación, Moustapha Diouf, de Thiaroye sur Mer, repatriado dos veces... La lista podría ser interminable. Algunos de los ocupantes de esos vuelos macro tienen hijos y mujer en España, otros están a la espera de un papel para casarse, la mayoría llevan más de cinco años en nuestro país y casi todos se han quedado sin trabajo por culpa de la recesión económica. Vuelven a Senegal con las manos vacías, apenas con la ropa que llevan puesta, y nadie les ayuda luego. Son el eslabón más débil de la cadena. Pero también una herida abierta entre ambos países. Desde que en 2006, en medio de la llamada crisis de los cayucos en Canarias, los gobiernos de España y Senegal alcanzaron un acuerdo de repatriación, la herida no ha dejado de abrirse más y más

domingo, 13 de abril de 2014

El reino de Dios y su justicia

Domingo 13 de Abril de 2014

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Comenzamos hoy esos días solemnes que las iglesias cristianas dedican a conmemorar los dramáticos acontecimientos del final de la vida de Jesús de Nazaret.
Envueltos en muchas ceremonias, rezos y procesiones, los hemos convertido en algo "sagrado", algo así como tan espiritual y tan fuera de nuestras vidas ordinarias que, una vez que pasen los días "santos" se guardarán en sus capillas e iglesias hasta la próxima celebración.
Y siento que de esa manera nos alejamos de su significado y sentido profundo. La pasión y la muerte de Jesús de Nazaret como consecuencia de su empeño y decisión por buscar el "reino de Dios y su justicia".
Como comenta José Antonio Pagola: "Jesús no fue un suicida ni buscaba el martirio. Nunca quiso el sufrimiento ni para él ni para nadie. Dedicó su vida a combatirlo en la enfermedad, las injusticias, la marginación o la desesperanza. Vivió entregado a “buscar el reino de Dios y su justicia”: ese mundo más digno y dichoso para todos, que busca su Padre.
Si acepta la persecución y el martirio es por fidelidad a ese proyecto de Dios que no quiere ver sufrir a sus hijos e hijas. Por eso, no corre hacia la muerte, pero tampoco se echa atrás. No huye ante las amenazas, tampoco modifica ni suaviza su mensaje.

Le habría sido fácil evitar la ejecución. Habría bastado con callarse y no insistir en lo que podía irritar en el templo o en el palacio del prefecto romano. No lo hizo. Siguió su camino. Prefirió ser ejecutado antes que traicionar su conciencia y ser infiel al proyecto de Dios, su Padre."
Nosotros nos hemos quedado con aquello de "murió por nosotros"...; "tanto nos amó que quiso morir en la cruz como un malhechor..." con un regusto de masoquismo y un descargar todos nuestros fallos y pecados sobre su cruz.
Por mucho que digan los grandes doctores de la iglesia, no me parece correcto. No creo que sea ése el sentido de su pasión y muerte. Olvidamos fácilmente el motivo, la razón, el por qué... El reino de Dios y su justicia. Por ese mismo motivo encontramos, hoy en día, hombres y mujeres perseguidos, acorralados, calumniados, encarcelados e incluso ajusticiados.
En medio de tanta injusticia, tanta corrupción, tantas familias abocadas a vivir en la miseria, tantos inmigrantes marginados, sin medios, sin derechos... tendríamos que gritar a favor de ese reino de Dios y su justicia. Y probablemente nos tacharían de exagerados, de revolucionarios, de destructores del orden y de la paz... Y, tal vez, nos acusarían y mandarían a la policía y nos condenarían y...
El reino de Dios y su justicia molesta e incomoda a nuestro mundo y a nuestra sociedad.
Hoy me quedo con ese pensamiento y trataré de seguir el camino de nuestro Maestro.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14–27,66)

viernes, 11 de abril de 2014

Los Obispos de España ¿no deberían aprender algo?


"Frente a Bergoglio, todos se sintieron Kirchner"

Los parlamentarios italianos le pidieron al Papa asistir a una de sus misas. Él los recibió con una dura homilía que, según un analista, "tuvo el mismo tono de los Tedeum" que molestaban a los presidentes argentinos
En la misa que ofició ante cerca de 500 políticos italianos, Jorge Bergoglio habló de los "fariseos" y de una clase dirigente que, en tiempos de Jesús, se había "alejado del pueblo,cerrado en el propio grupo, en el partido y en las luchas internas", en clara analogía con el presente.
Sentados en los bancos de la imponente basílica de San Pedro, lo escuchaban 9 ministros, 19 subsecretarios, 298 diputados y 176 senadores.
Hacía tiempo que los parlamentarios le solicitaban al Papa el honor de asistir a una de sus misas. Quizá alguno hoy esté arrepentido.
Francisco accedió finalmente y decidió trasladar la ceremonia a la basílica de San Pedro. La pequeña capilla de Santa Marta, donde oficia misa todos los días, era obviamente demasiado pequeña para la ocasión. Pero el Papa fue intransigente con la hora. Sus misas son a las 7 de la mañana, lo que obligó a los parlamentarios al madrugón.
Ese despertar al alba de los políticos fue trend topic en las redes sociales.
Para colmo, el mensaje del Papa fue durísimo. Y lo suficientemente directo como para que todos se dieran por aludidos.
"Esta clase dirigente se había alejado del pueblo, interesada sólo en sus cosas, en su grupo, partido, en las luchas internas –dijo el Papa-, tenían sus energías tan concentradas en otras cosas, que no reconocieron al Mesías".
La lectura bíblica había sido más que significativa. Tomada del libro de Jeremías, en ella el profeta se hacía eco del "lamento de Dios" hacia una generación que no escuchó a sus mensajeros y que en cambio busca justificaciones a sus pecados. "Me dieron la espalda", citó el Papa, señalando que esta frase hacía referencia a una ceguera respecto a Dios por parte de los líderes del pueblo.
"Su corazón –siguió diciendo Francisco- se había endurecido, para ellos era imposible escuchar la voz del Señor. Somos todos pecadores, pero ellos de pecadores habían pasado a corruptos". Y advirtió: "Es difícil para los corruptos volver atrás... El pecador sí, porque el Señor es misericordioso y nos espera a todos. Pero el corrupto está fijado en sus cosas, y estos eran corruptos".
Estos políticos, dijo el Papa, son personas que "han rechazado el amor del Señor y este rechazo los ha llevado por un camino que no es el de la dialéctica de la libertad que ofrecía el Señor, sino el de la lógica de la necesidad, donde no hay sitio para el Señor. En la dialéctica de la libertad está el Señor que nos ama tanto... En cambio, en la lógica de la necesidad se debe hacer, se deber hacer, se debe... Se han vuelto 'comportamentales'. Son hombres de buenos modales pero de malas costumbres. Jesús los llama sepulcros blancos", agregó, lapidario, invocando el pasaje bíblico (Mateo 23:27) en el cual el Señor dice: "Cuidado ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que se parecen a sepulcros blanqueados: por fuera se ven lindos, pero adentro están llenos de osamentas y otras podredumbres".
"En este camino de la Cuaresma –concluyó Francisco- nos hará bien, a todos nosotros, pensar en esta invitación del Señor al amor, a esta dialéctica de la libertad donde hay amor y preguntarnos, todos: ¡estoy en este camino?, ¿o corro peligro de justificarme e ir por otro camino?, uno coyuntural, porque no lleva a ninguna promesa".

Algunos medios italianos señalaron que no era el discurso esperado por los políticos. Sin embargo, a la salida de misa, en una mañana para colmo lluviosa, éstos buscaron mostrarse satisfechos y coincidentes con el mensaje papal.
La presidente de la Cámara, Laura Boldrini, dijo que Francisco había estado un poco severo, pero bien. Giovanni Toti, el nuevo referente de Forza Italia, interpretó las palabras del Papa en el sentido de una necesaria renovación. Angelino Alfano, ministro del Interior, se mostró coincidente diciendo que las necesidades de la gente debían estar en el centro de la política. Y Graziano Delrio, subsecretario de la presidencia del Consejo de gobierno, señaló que la invitación que les había hecho Bergoglio a permanecer cercanos al pueblo debía ser motivo de reflexión.
Maria Elena Boschi, joven diputada del Partido Democrático y ministra para la Reforma Constitucional, calificó el discurso del Papa como fuerte pero aseguró que no se sentía personalmente señalada.
Claro que los comentarios en off, según informa el sitio del canal TG7, fueron de otro tenor. Algunos se quejaron de que el Papa los hubiese metido a todos en la misma bolsa, otros dijeron que el mensaje fue una verdadera bofetada.
En un debate televisivo posterior, Massimo Franco, vaticanista y columnista del Corriere della Sera, dijo: "La homilía tuvo el mismo tono de los tedeum que daba en la Catedral de Buenos Aires y que no les gustaba escuchar al matrimonio Kirchner". Y agregó: "En esta misa todos los políticos se sintieron Kirchner".
Para colmo, el que esperaba fotografiarse con el Papa, quedó más decepcionado aún: la ceremonia fue muy sobria, no hubo saludo oficial, excepto con el presidente del Senado y la presidente de la Cámara, Pietro Grasso y Laura Boldrini, y con el subsecretario Graziano Del Rio.
La sobriedad del protocolo también fue motivo de comentario. Para Ernesto Preziosi, diputado del Partido Democrático, "la misma sencillez de la ceremonia fue un mensaje más fuerte aún que las palabras".
Massimo Cacciari, ex alcalde de Venecia, se mostró entusiasta con el mensaje. En un programa de televisión dijo que el concepto de que la corrupción es imperdonable es teológicamente discutible pero políticamente demoledor, y expresó su deseo de que el nuevo gobierno italiano haga los cambios que Francisco ya está llevando a cabo en la Iglesia.
No sin ironía, Vittorio Macioce escribía en Il Giornale un breve comentario que, bajo el títuloPolíticos y ladrones, Dios perdona, Francisco no, decía: "El infierno de los políticos empezó al alba. (...) Despertador a las 5 para encontrar la corbata justa. (...) Francisco no dice ni siquiera buen día. 'Los pecadores arrepentidos serán perdonados. Los corruptos no'. Todos se miran para ver si está hablando en general o para ese grupito del centro. Pero cuando el Papa los llama 'sepulcros blancos', entienden que se las está tomando con todos y cada uno. Pánico. (..) Los corruptos son lo peor de lo peor. Quizá somos nosotros los escribas y fariseos, piensan. Mucho, mucho más lejos del perdón que las magdalenas y las prostitutas"....

jueves, 10 de abril de 2014

Educar para la vida

Me ha encantado este escrito de Antonio Silvestre... Gracias. Ojalá que lo puedan leer muchos... Un abrazo.

EDUCAR PARA LA VIDA
ANTONIO SILVESTRE, silvestre12@gmail.com
MADRID.

ECLESALIA, 10/04/14.- Queridos hijos:
Hace poco que he terminado una asignatura que se llama como esta carta: “Educar para la vida”, y repasando sus textos me he puesto a pensar en si realmente os estamos educando para la vida. Quizá la primera pregunta sería: ¿Os estamos educando? La respuesta a esta cuestión me la sé: Claramente, sí. Tanto Mamá como yo os hemos dado, os estamos dando, la mejor de las educaciones que somos capaces. Nunca tengáis ninguna duda sobre eso, aunque ahora haya cosas que no entendáis. Pero ¿educar para la vida?
Me he puesto a pensar si mis padres o los padres de mamá nos educaron para la vida, y se me han saltado las lágrimas. Ninguno de ellos acabó nunca una carrera universitaria, casi ni el equivalente del bachillerato de ahora. Y vaya si nos educaron para la vida.
Nos enseñaron que todas las personas somos iguales, que no hay personas superiores a otras, da igual de donde vengan. No se si alguna vez usarían la palabra solidaridad, que suena a mas moderna, pero nos enseñaron que hay que arrimar el hombro, con lo que se pueda. Ayudar al que lo necesita en la medida de tus posibilidades.
Nos dijeron que la educación y el respeto son las cosas más importantes para relacionarte con las personas. Respeto por todas las personas y por su trabajo, aunque te parezca insignificante. Cada persona es importante.
También nos dijeron lo importantes que eran otras cosas, quizá más pequeñas, menos trascendentales, como ser puntuales, y disfrutar de todo lo que haces. Que merece la pena seguir luchando por muchas veces que la realidad se obstine en demostrarte lo contrario. Nos mostraron el valor de la amistad y seguro que tuvieron su parte de culpa en que sigamos conservando tan buenos amigos.  Nos dieron la oportunidad de encontrarnos con Dios, a su manera, sencillamente, un Dios que luego hemos ido conociendo y asumiendo  nosotros.
Pero, sobre todo, nos enseñaron a querernos. Aprendimos lo que es querer con pasión a tu pareja, a comprender lo que significa la familia, lo que es tener a tu lado, a alguien que te quiere incondicionalmente.
Eso si que es un master. Y eso es exactamente lo que nos gustaría dejaros. Esos valores que queremos compartir con vosotros y tratamos, no sé si con mas o menos éxito, de trasmitiros.
Queremos que seáis capaces de asombraros. Que miréis a vuestro alrededor y cada día descubráis algo nuevo, que sintáis la vida como un don. Y que penséis en todo lo que ha tenido que pasar para que estéis aquí y ahora, y que por eso os sintáis pequeños, humildes pero absolutamente indispensables. Sin vosotros todo sería distinto.
Estamos muy orgullosos de vosotros y sabemos que en algunas cosas lo estamos haciendo bien, por lo menos en lo que tiene que ver con la familia, porque se nota en esos abrazos espontáneos que de vez en cuando nos dais, o en esos “te quiero” que a veces se os escapan. Queremos mostraros nuestros valores con el ejemplo. La solidaridad, el esfuerzo, el respeto, la tolerancia. Pero no os confundáis, la tolerancia no es que todo vale, eso sería relativismo y de eso ya tenemos bastante en esta sociedad.
Hay que luchar por lo que uno cree, sin imposiciones pero con la firmeza necesaria.
Y sobre todo queremos transmitiros nuestra fe. Nunca dejéis de creer. Sentíos siempre privilegiados y elegidos de Dios. Y de una manera o de otra, como podáis, hacedlo en comunidad. Nuestra experiencia nos ha mostrado que es fundamental.
Sería lo mejor que nos podría pasar, que un día, con el pasar de los años, pudierais decir: “Nuestros padres si que nos educaron para la vida”. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Un beso.


 
Para contactar, suscribirse/darse de baja: eclesalia@eclesalia.net
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domingo, 6 de abril de 2014

No moriré para siempre

Domingo 6 de Abril de 2014

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Odres Nuevos - Evangelio 4 de abril de 2014 color
El texto que nos ofrecen en este domingo (Juan, 11, 3-45) con la escena de la resurrección de Lázaro lo hemos escuchado tantas veces que ya no nos llama la atención... Es más, diría que lo aceptamos así sin más. Como diciendo: está bien! Pero, en el fondo no nos lo creemos.
Porque lo serio y lo profundo no es la "resurrección" o salida del sepulcro, no es la curación de la enfermedad que sea. Tampoco la compasión o ayuda a un amigo que se encuentra en una situación crítica.
En nuestra vida de cada día nos topamos con la enfermedad y con la muerte. Nos duele y nos cuestiona. Y terminamos cuestionando a Dios mismo cuando la realidad misma de nuestra naturaleza conlleva el nacer y el morir.
Las enseñanzas antiguas miraban a la muerte como un castigo. Basta leer el relato que hace la Biblia sobre los primeros hombres (Adán y Eva). Y todavía hoy lo sentimos de esa manera. Únicamente nos consolamos si la persona que muere ha superado ya los 80 ó los 90 años. Como si con ello ya hubiera cumplido con su cupo de vida.
Como decía antes, lo serio y profundo es entender y aceptar esa palabra de Jesús de Nazaret. "El que cree en mí, no morirá para siempre". Es un sentido diferente de la vida.
Leyendo a Joan Chittister sobre la manera de vivir la edad de la jubilación con intensidad, como una nueva etapa siempre enriquecedora y llena de vida... comprendo mejor estas palabras de Jesús. Y, aún siendo todo un misterio, trato de imaginar y de vivir mi propia vida como una camino hacia... O mejor, como una vuelta a esa raíz y origen de toda vida y de todo ser. Caminar y volver a la fuente de toda energía, a ese ser al que nosotros llamamos Dios y padre como nos enseñó Jesús mismo. Es como la vuelta a casa.
Y con ese sentimiento quiero seguir caminando intentando hacer realidad en mí mismo ese proceso de convertirme y parecerme un poquito a nuestro Maestro.

Texto del evangelio de Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45)

Se acerca vuestra liberación

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