sábado, 17 de agosto de 2013

¿Traer paz al mundo?

18 de Agosto de 2013 - domingo 20º tiempo ordinario


¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.

Palabras del Maestro difíciles de comprender. Nos cuesta aceptar a Jesús en esas expresiones de "prender fuego", "división", "ruptura"...
Por eso en las explicaciones y comentarios nos han hablado de "prender fuego en el mundo" como del amor de Dios que prende en todos los corazones... También nos dijeron que al hablar de la división (en la familia, entre las personas más queridas) hace referencia a aquello que dijo: "el que prefiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí..."
Con todo ello nos quedábamos en un plano espiritual que apenas afectaba a nuestra vida, a nuestro entorno, al mundo que nos rodeaba.
Supongo que, como en tantas cuestiones, puede haber muchas interpretaciones; pero, por encima de todo, prefiero centrarme en lo que es su gran mensaje, ese estribillo que suena a lo largo de toda su vida. El reino de Dios. Su buena noticia.
Aún entendiendo que lo más entrañable de su mensaje es que Dios es nuestro padre, que nos ama, que no olvida ni siquiera a los más pequeños y humildes... Es más que da su preferencia a los que aparecen en nuestro mundo como los más olvidados y despreciados. A pesar de todo eso, nos aclara que, precisamente por eso, la buena noticia del reino de Dios no trae paz a este mundo, sino división.
Porque este mundo no acepta que esos últimos, esos desgraciados sean iguales a los demás, que tengan los mismos derechos, que merezcan respeto, atención, cuidados... Y mucho menos que sean los "preferidos de Dios".
La actitud y manera de vivir el reino de Dios creará división, sí. Creará polémica, palabras duras, acusaciones, condenas y atropellos y hasta castigos de muerte...
Este mundo nuestro, esta sociedad nuestra, que provoca y produce tanta hambre, tanta violencia, tanto abuso, tanto desprecio y tanta desigualdad... se merece el fuego. Sí, señor. Y colocarnos del lado de los últimos y desfavorecidos de este mundo provocará en nosotros verdadera angustia. Y experimentaremos división y ruptura incluso con las personas más cercanas porque iremos descubriendo que el reino de Dios afecta hasta lo más profundo de nuestras vidas y que no vale contentarnos con palabras piadosas y reflexiones espirituales.
"¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división."

Texto del evangelio de Lucas (12,49-53)

sábado, 10 de agosto de 2013

Donde está tu tesoro allí estará tu corazón

Domingo 11 de Agosto de 2013  - 19º del Tiempo Ordinario – Ciclo C

"Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»

La reflexión sobre el texto del evangelio de cada domingo me ayuda a centrar mi vida, a poner un orden en la escala de valores que me guíen. Porque si digo que Jesús de Nazaret es mi Maestro, es su manera de pensar, su manera de ver y actuar, la que debe ser la pauta en todo que piense y haga.

Basta prestar un mínimo de atención al Maestro para entender que la Buena Noticia del Reino es algo central en toda su vida. Esa manera nueva de ver todas las cosas.
Que Dios es nuestro padre.
Que lo que más le importa es la compasión y la ternura.
Que los últimos son los primeros para Él.
Que la solidaridad, la fraternidad, el compartir es el camino obligatorio del Reino de Dios.
Que su corazón está puesto en esa buena noticia.
Que toda persona que quiera seguir su camino tiene que cambiar.
Que puedes perder tu vida si apuestas por el reino; pero que ganas una vida nueva, diferente...
Una vida que nos lleva hasta Dios mismo.

Ése es el único tesoro de verdad. Algo que no está hecho de euros o dólares, ni de casas o tierras, ni de acciones o inversiones.
"Que venga a nosotros tu reino".
Que mi corazón esté centrado en la Buena Noticia del Reino de Dios. Que mi tesoro sea precisamente en esa manera nueva de ser persona. Que mi gran preocupación, mi única preocupación, sea seguir las huellas de mi Maestro.
"No me dejes caer en la tentación"...

Texto del evangelio de Lucas (12,32-48)

sábado, 3 de agosto de 2013

La insensatez de nuestro mundo


 


CONTRA LA INSENSATEZ
Es un placer leer el comentario que hace José Antonio Pagola al texto de evangelio de este domingo, 4 de agosto 2013... (eclesalia@eclesalia.net)
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, 
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA31/07/13.- Cada vez sabemos más de la situación social y económica que Jesús conoció en la Galilea de los años treinta. Mientras en las ciudades de Séforis y Tiberíades crecía la riqueza, en las aldeas aumentaba el hambre y la miseria. Los campesinos se quedaban sin tierras y los terratenientes construían silos y graneros cada vez más grandes.
En un pequeño relato, conservado por Lucas, Jesús revela qué piensa de aquella situación tan contraria al proyecto querido por Dios, de un mundo más humano para todos. No narra esta parábola para denunciar los abusos y atropellos que cometen los terratenientes, sino para desenmascarar la insensatez en que viven instalados.
Un rico terrateniente se ve sorprendido por una gran cosecha. No sabe cómo gestionar tanta abundancia. “¿Qué haré?”. Su monólogo nos descubre la lógica insensata de los poderosos que solo viven para acaparar riqueza y bienestar, excluyendo de su horizonte a los necesitados.
El rico de la parábola planifica su vida y toma decisiones. Destruirá los viejos graneros y construirá otros más grandes. Almacenará allí toda su cosecha. Puede acumular bienes para muchos años. En adelante, solo vivirá para disfrutar:”túmbate, come, bebe y date buena vida”. De forma inesperada, Dios interrumpe sus proyectos: “Imbécil, esta misma noche, te van a exigir tu vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?”.
Este hombre reduce su existencia a disfrutar de la abundancia de sus bienes. En el centro de su vida está solo él y su bienestar. Dios está ausente. Los jornaleros que trabajan sus tierras no existen. Las familias de las aldeas que luchan contra el hambre no cuentan. El juicio de Dios es rotundo: esta vida solo es necedad e insensatez.
En estos momentos, prácticamente en todo el mundo está aumentando de manera alarmante la desigualdad. Este es el hecho más sombrío e inhumano: ”los ricos, sobre todo los más ricos, se van haciendo mucho más ricos, mientras los pobres, sobre todo los más pobres, se van haciendo mucho más pobres” (Zygmunt Bauman).
Este hecho no es algo normal. Es, sencillamente, la última consecuencia de la insensatez más grave que estamos cometiendo los humanos: sustituir la cooperación amistosa, la solidaridad y la búsqueda del bien común de la Humanidad por la competición, la rivalidad y el acaparamiento de bienes en manos de los más poderosos del Planeta.
Desde la Iglesia de Jesús, presente en toda la Tierra, se debería escuchar el clamor de sus seguidores contra tanta insensatez, y la reacción contra el modelo que guía hoy la historia humana.

Esta noche te van a exigir la vida

4 de agosto 2013 - 18º domingo tiempo ordinario

“Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?” Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»

Si algo queda claro en Jesús de Nazaret es precisamente eso, que centra su vida en el reino de Dios, en la Buena Noticia. Es como una obsesión. La vida nueva, el estilo y manera de Dios. 
Sus palabras, su actividad, su pensamiento, sus deseos e intenciones...
"De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma..." dirá en otro momento.
Es lo más opuesto posible a la propuesta que nos hace el mundo de hoy: el consumismo. Tener, poseer, conseguir, acaparar...

Resulta curiosa esa expresión que usa Lucas: "...rico ante Dios".
Los maestros espirituales de la iglesia nos hablan de "buenas obras", de "obras piadosas", de "caridad", de "oraciones"... Y no sé si es acertado hablar así. Al menos a mí me parece que todo eso es como escaparse de la realidad de nuestro mundo. Creo que es mejor retomar el lenguaje de Jesús mismo: Rico ante Dios es... el buen samaritano, el que da de comer al hambriento, el que visita al que está preso, el acoge al pobre inmigrante, el que se hace solidario con los más débiles de nuestra sociedad, con los desprotegidos, los oprimidos...
Para mí es ésa la referencia, no las recomendaciones espirituales que nos suelen dar en los sermones de iglesia.
"...y el que pierda su vida, la ganará", dice Jesús en otro momento. Porque lo importante no es "ganar la vida (=todo el consumo que nos puedan proponer)", sino perderla y entregarla siendo solidarios y poniendo compasión y ternura entre tantos hombres y mujeres que son como los condenados de la tierra.
Texto del evangelio de Lucas (12,13-21)

Se acerca vuestra liberación

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