23 de junio 2013 - 12º domingo tiempo ordinario
«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
Ésa es la gran pregunta.Jesús de Nazaret, quién es para mí?
Un personaje? Una figura histórica? Un mito? Una leyenda? Un gran maestro?
Supongo que todos hemos pasado por todas esas etapas. Desde la afirmación textual de Pedro: "El Mesías de Dios" hasta quedarnos con un personaje histórico o un mito... Al final, desde nuestra propia vida, desde la realidad que nos rodea...vuelve a nosotros la pregunta: Quién es para mí?
Lucas pone en boca de Pedro esa afirmación que, en las personas de aquellas primeras comunidades de seguidores, debía tener un significado importante y profundo ("El Mesías de Dios").
Hoy, la misma palabra Mesías nos resulta extraña y ajena y no puede reflejar la importancia que pueda tener para nosotros hoy. ¿Acaso esperamos un Mesías? En este mundo global, con unos medios de comunicación tan sofisticados, con una economía tan interdependiente, con unos poderes que abarcan a todos los pueblos, percibimos más que nunca los problemas, las angustias y los males que aquejan a tantos millones de personas y que hacen de nuestro mundo esa extraña división que muestra la riqueza y la maravilla de los progresos de la humanidad al tiempo que esconde todo el dolor, la miseria y abandono de una mayoría que parece obligada a acostumbrarse a la oscuridad y al olvido...
¿Quién es Jesús de Nazaret para unos y para otros?
Y para mí, quién es?
Eres mi Maestro. El que me muestra el camino hacia ese mundo nuevo que tanto soñamos y deseamos. El que me mantiene en esa utopía de la solidaridad, la justicia, la fraternidad y la esperanza... a pesar de todas las dificultades y de todas las "malas" noticias que nos inundan a través de los medios de comunicación.
Texto del evangelio: Lucas (Lc 9,18-24)
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