domingo, 14 de octubre de 2012

Vende lo que tienes...

14 de octubre 2012 - domingo 28º tiempo ordinario
"-Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
A veces pienso que nuestra vida como cristianos, seguidores de Jesús, ha estado marcada por la idea de "heredar la vida eterna", la idea de "salvarnos", de "ir al cielo"...
Es como querer conseguir un premio, que nos toque la lotería, que podamos alcanzar la gloria...
Lo del "reino de Dios", lo de hacer la voluntad de Dios (un mundo más justo y solidario, una vida en la que la persona sea lo más importante y lo más sagrado), lo de vivir al estilo de Jesús de Nazaret... Todo eso se quedaba como al margen, perdía importancia.
Y, seguramente, mucha gente respondería como el joven que se presenta ante Jesús:«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Muchas personas mayores, como las que me encuentro en la eucaristía, creo que dirían eso mismo. Desde pequeños aprendieron los mandamientos y se han esforzado toda su vida en cumplirlos...
Y es seguro, también, que el Maestro se les queda mirando con cariño... Son buena gente.

Sin embargo... Ahí está esa palabrita de Jesús de Nazaret: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
Curiosamente en la iglesia, como institución, esta palabra de Jesús se ha apartado de la predicación y enseñanza a la comunidad cristiana. Se reserva a los "escogidos". Se ha venido predicando y exigiendo a los religiosos y religiosas, a los monjes y monjas, digamos que a "los consagrados a Dios".
Lo que, al final, resulta una paradoja porque las instituciones religiosas (monasterios, conventos, colegios, residencias) se han convertido en algo bien distinto y la imagen que proyectan no tiene nada que ver con "vender todo lo que tienes y darlo a los pobres"...
¿Por qué se ha dejado de lado esa palabra de Jesús?
Ese mensaje es una constante en la manera de ser y de hacer del Maestro:
-De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma
-No podéis servir a dos señores... a Dios y al dinero
-No os preocupéis tanto por el comer y el vestir... Mirad los pájaros del cielo... las flores del campo...
-Buscad, ante todo, el reino de Dios
-El que pierda su vida, la ganará...
Y así en tantos otros momentos... La compasión, la solidaridad, la atención a los más débiles y necesitados, ver a Dios mismo en los marginados, en los pobres, en los que sufren violencia...
En cuántas parábolas y comparaciones nos muestra dónde tenemos que poner nuestra mirada y nuestro corazón!

Entonces pienso que a nuestro seguimiento de Jesús, como nuestro Maestro, le falta ese punto final: "Vende todo lo que tienes..., dale el dinero a los pobres... y luego sígueme".
Entiendo que es algo así como "Centra tu vida y todo tu interés" en seguir el estilo de Jesús de Nazaret. Que mi manera de vivir la vida esté marcada por los valores que él me muestra. Que mi dios no sea el dinero, ni las cosas, ni la importancia, ni ser alguien, ni saber más... Que mi vida se vaya llenando de humanidad, de ternura y compasión... que voy repartiendo a los más débiles y necesitados. Eso será cuando mis cosas, mi vida misma empiecen a estar al servicio de esos hermanos más pobres, de los olvidados y menos deseados... Creo que en ese momento comenzaré a ver las cosas a su manera ("vende todo lo que tienes", "el que pierda su alma, la ganará...", "Tendrás un tesoro en el cielo...").

La realidad que nos rodea nos confirma las que palabras que dirá Jesús después... «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Lo vemos actualmente. Basta con que nos fijemos y escuchemos lo que dicen y proclaman los poderosos, los ricos, los grandes de este mundo... Su dios es el dinero, el poder, la riqueza, el poseer y dominar. Los problemas de la gente humilde, las dificultades de los más débiles, el hambre y necesidad de los que menos pueden... no les conmociona, no llega a sus oídos ni a su corazón. Hablan de "crisis", pero no mueven un dedo para aliviarla. Cuando lo hacen se refieren no al "pan que necesita esa familia que no tiene trabajo, ni casa, ni lo más vital". No, se refieren a sus bancos, a sus empresas, a sus negocios... Y cuando quieren salvarse de la crisis... recortan, todavía más, la vida de los más pobres... Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios...!!!
Y a todos nosotros nos pasa lo mismo si no cambiamos, si no nos damos la vuelta... Porque sólo en la perspectiva de Jesús de Nazaret tenemos el camino hacia una humanidad al estilo y manera de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-30)
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»

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