domingo, 23 de septiembre de 2012

Servidor de todos


23 de septiembre 2012 - 25º domingo tiempo ordinario
«Quien quiera ser el primero, que sea el último
de todos y el servidor de todos.»
A veces me pregunto qué me diría hoy Jesús de Nazaret...

Si miro la cantidad de libros y documentos que aparecen en la iglesia siento más bien cierto desánimo.
Lo que leo en el evangelio parece convertirse en el comentario de un hombre de campo, un campesino... No es nada "ilustrado y elocuente", según la forma de los doctores que hablan en términos que no siempre se entienden.
Los sabios hablan de doctrinas y estudios, razonan y argumentan, nos dicen lo que es verdad y lo que no es, lo que está bien y lo que no lo está. Además parece como si ellos hablaran directamente con Dios padre y las verdades que nos exponen se convierten en verdades absolutas...
Todo eso también me desanima.

Hoy leo con gusto el texto de Marcos.
Jesús de Nazaret que lo que más desea es el reino de Dios, a la hora de explicar a los que le rodean, discípulos, seguidores, qué va a significar "apuntarse" en el nuevo estilo de vida, les sorprende con esta propuesta: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y entiendo que esa propuesta me llega también  mí, personalmente.
Nosotros, muy a menudo, también "discutimos" sobre quién es el más importante...
En la iglesia, como institución, ya es un mal endémico. Ni siquiera quiero comentarlo...
"El más importante"...
¿Qué respondería la mayoría de comunidades cristianas?
¿Cómo ven y miran los seguidores de Jesús de Nazaret?
"El más importante"...
Jesús me propone que sea el servidor. Bueno, mejor dicho, lo que hace es centrar mi punto de vista. Que mi aspiración no sea "ser más importante"; sino la humanidad de los más pequeños.
Cuando Jesús acerca a ese niño y lo pone en medio de ellos les está haciendo visualizar a una persona que (en la mentalidad y cultura de su tiempo) no tiene ninguna importancia, no representa nada, no tiene prácticamente ningún valor... Los niños y las mujeres. Así de simple.
La aspiración de cualquiera que quiera seguir a Jesús de Nazaret tiene que ir centrada en esa figura: en esas personas que no son nada, nadie, gente sin importancia, sin relevancia, que se quedan al margen, que no cuentan... Y hoy en día ese tipo de personas hace una suma de millones.
Entonces entiendo que la comunidad de seguidores tiene que poner su objetivo ahí. Lo más importante... Y alrededor de ese tema y de esa actitud tenemos que ir viviendo y actuando.

José Antonio Pagola centra su comentario diciendo:
"La verdadera grandeza consiste en servir. Para Jesús, el primero no es el que ocupa un cargo de importancia, sino quien vive sirviendo y ayudando a los demás. Los primeros en la Iglesia no son los jerarcas sino esas personas sencillas que viven ayudando a quienes encuentran en su camino. No lo hemos de olvidar."

Pienso que toda la vida de la iglesia (comunidad cristiana, seguidores y discípulos de Jesús) debe llevar siempre ese toque: Ser servidores de la humanidad. Intentar con todas nuestras fuerzas que en todas nuestras actividades "los importantes" sean ellos. Hacernos solidarios de esa humanidad, de esas gentes que ya sólo les queda eso que son personas.
Y la eucaristía, nuestros encuentros, nuestras oraciones y nuestras aspiraciones vayan marcadas por la compasión y la ternura que nos empujen a compartir y a celebrar "la muerte del Señor" hasta que venga, hasta que nos llegue el reino de Dios...

Porque el que acoge a una de esas personitas... acoge a Dios mismo. Es como tocar la encarnación misma de Dios entre nosotros.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se entera se, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

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