sábado, 15 de septiembre de 2012

¿Quién decís que soy?


16 de septiembre 2012 - 24º domingo tiempo ordinario

-Y vosotros, ¿quién decís que soy?

Ha pasado ya mucho tiempo desde que se escribieron las palabras del evangelio de hoy.
Una pregunta, puesta en boca de Jesús, en la que se informa sobre la opinión de la gente... ¿Quién dice la gente que soy yo?
-Qué piensan?
-Qué opinan?
Que si Juan Bautista, que si Elías, que si un profeta...
Seguro que todos ellos se veían reflejados, más o menos, en esos mismos pensamientos. O quizás todavía iban más allá... tal y como aparece en la respuesta que ponen en boca de Pedro.
-Y vosotros, ¿quién decís que soy?
La respuesta que da Pedro nos la sabemos de memoria. "Tú eres el Mesías"...

Todo lo que sigue después, también lo hemos escuchado muchas veces; pero nos hemos quedado con la respuesta espontánea de Pedro. De seguro que Jaime y Juan y los demás la tenían en la punta de la lengua. "El Mesías", el enviado de Dios, el que nos va a salvar...

Sí, han pasado muchos siglos desde entonces; pero la iglesia como institución, los predicadores, los dirigentes y doctores, los formularios y oraciones que repetimos continuamente... proclaman lo mismo.
Todavía recuerdo un libro que leí hace muchos años. Hacía la pregunta: "Quién es para ti Jesucristo".
Me pareció excelente. Es más, incluso la utilicé en alguna conversación... ¿Quién es para ti...?

Ahora entiendo que la misma pregunta ya iba falseada porque a Jesús de Nazaret se le daba el nuevo nombre de: Jesu-Cristo.
Con ello nos saltamos todo el proceso que cada uno debe hacer. Y la pregunta es más sencilla y más directa: Quién es Jesús de Nazaret para tí?
Mi respuesta no arranca desde arriba. Dios, el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador, el Mediador... y me olvido de la humanidad misma de Jesús de Nazaret.
Creo que si me olvido de eso, estoy creándome una religión falsa. Coloco una imagen de Dios en lo más alto y levanto mis iglesias  e iconos en las que adorar la bendita voluntad de Dios, recitar una larga lista de oraciones y cumplir con los mandamientos de Dios o de la iglesia.

La pregunta de Jesús es una pregunta que me afecta directamente. No es cuestión de creencias, de pensamientos, de doctrinas, de algo que nos dijeron o enseñaron cuando éramos pequeños. No, es algo que me agarra por dentro, mi persona, mi yo.
¿Quién es Jesús de Nazaret para mí?

José Antonio Pagola termina su comentario del texto de este domingo de esta manera:
"Pero hemos de tomar en serio a Jesús. No bastan confesiones fáciles. Si queremos seguirlo en su tarea apasionante de hacer un mundo más humano, digno y dichoso, hemos de estar dispuestos a dos cosas. Primero, renunciar a proyectos o planes que se oponen al reino de Dios. Segundo, aceptar los sufrimientos que nos pueden llegar por seguir a Jesús e identificarnos con su causa."
Y tomar en serio a Jesús es escuchar bien el comentario que hace a continuación... Aceptar el estilo de vida del reino de Dios no es para recibir honores y felicitaciones, no es para tener mejores puestos, no es para subir y escalar en la sociedad, no es para ser reconocido mejor, más santo, más cerca de Dios...
Jesús habla de la conversión que me va a suponer, de la vuelta que tengo que dar... Y no puedo olvidar que su acento está en los más humildes, en los pobres, en los que no tienen nada, en ver las cosas desde abajo, en cambiar mi vida hacia la solidaridad, la ternura y la entrega a los hermanos como si de pan se tratase que se da para que se lo coman...
Intuía que su vida acabaría mal, que sería condenado, posiblemente ejecutado...
Tuvo que ser espantoso para aquellos hombres y mujeres. Si Jesús, que ellos creían el Mesías, iba a ser condenado y ejecutado, cómo iban a entender el nuevo estilo de vida en el reino de Dios...
"El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda... la salvará".
Una frase más de Jesús que son como enigmas y adivinanzas.
Algo así como "el que pone todo su afán en las riquezas, en poseer, en acaparar... lo perderá todo. Se encontrará, al final, con las manos totalmente vacías. En cambio, el que va perdiendo su vida entre sus hermanos, buscando el reino de Dios... sentirá que su vida es tan intensa y tan plena que, incluso llegado el momento final, tendrá la sensación de volver, simplemente, a la casa del padre". Habrá salvado su vida totalmente...

Me gusta esa palabra de J.A. Pagola: "Tomar a Jesús en serio"...
Sí, eso es lo que importa. Y esa es mi propuesta en este día de hoy.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad.
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

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