16 de octubre 2011 - 29º domingo ordinario
-"¿Es lícito pagar al César o no?"
Escucho, una vez más, la pregunta que le hacen a Jesús de Nazaret: -Es lícito pagar al César o no? Y tengo la impresión de que en la iglesia, y nosotros mismos a lo largo de nuestra vida, ha convertido nuestra vida en un cuestionario, en analizar casos y más casos para saber si "es lícito"... hacer esto o lo otro.
Y así había que preguntarse tantas cosas: Trabajar en domingo, comer antes de recibir la eucaristía, entrar en la iglesia sin cubrir la cabeza (las mujeres), obedecer las leyes del gobierno en materia de educación, aceptar el valor y la igualdad de las personas (también de las mujeres)... Y así podríamos añadir tantísimas cuestiones y preguntas.
También a Jesús de Nazaret le pusieron en ese aprieto: Hay que pagar el impuesto?
Y pienso en tantas situaciones que llamamos "políticas" en las que nos suele brotar, casi espontánea, la respuesta: Yo no me meto en política. Ahora mismo tenemos los temas de la educación pública, los recortes en sanidad, el abuso de los bancos, los miles y miles de desahucios a gentes que intentaron comprar una casa (con todo el apoyo de los Bancos y Cajas de Ahorros) y que ahora se ven en la imposibilidad de pagar, los agricultores que se ven ahogados en sus propias cosechas al venderlas a tan bajo precio, los miles y miles de personas en paro... Ahí está la pregunta: -¿Tenemos que participar?, -¿Debemos actuar y manifestarnos?
Ojalá percibamos la ironía de Jesús: "Dad al César lo que es del César..." Si nos aprovechamos de los negocios públicos, si invertimos en los bancos para obtener buenos intereses, si no nos importa lo que pase a los trabajadores de la empresa, si nos pringamos en los negocios del César... demos al César lo que es suyo. Si mi primer objetivo es hacer dinero... no podemos estar en los dos lados. Tratando de hacer más dinero y manifestando nuestra opinión contraria.
En cambio si todo eso que vemos, leemos y escuchamos, toda esa crisis que tanto proclamamos nos afecta... "Demos a Dios lo que es de Dios".
En más de una ocasión hemos escuchado a Jesús de Nazaret decirnos que la "imagen de Dios", su Dios hecho carne, está en los últimos, en los desvalidos, en los desfavorecidos, en los marginados, en los niños, en las mujeres (desprestigiadas, que sufren violencia, que se sienten acosadas y maltratadas), en los olvidados, en los que pasan hambre, sed, no consiguen vestirse o están sin casa... Ésa es la imagen de Dios. Y darle a Dios lo que es de Dios significa devolverle la imagen, el respeto, la solidaridad, la compasión, el compartir con ellos.
Por eso, sólo si nos colocamos a ese nivel podremos ser capaces de caminar como Jesús de Nazaret, entender su Buena Noticia, librarnos de tantas cuestiones y preguntas que, en el fondo, no conducen a nada.
"Demos a Dios lo que es de Dios". Y que quede bien claro que no se refiere a ir a misa, rezar muchas oraciones, tener muchas devociones, cumplir tantas normas y preceptos... Porque siempre, machaconamente, tendremos la palabra de Jesús: No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el reino de Dios, sino el que hace lo que él quiere.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
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