Para cualquiera que ande en la cocina, eso de "ser la sal" de la tierra... resulta una imagen muy sugestiva.
Y es que la comida puede tener un aspecto buenísimo, puede parece extraordinaria, deliciosa incluso; pero si no tiene sal... Perdió toda su gracia. No nos queda más que decir: ¡qué lástima!
Supongo que las mujeres que escuchaban a Jesús lo entendieron bien.
Hoy, en nuestra sociedad tan tecnológica y de comidas rápidas, no sé si comprendemos bien esa imagen que nos da Jesús. "Ser la sal de la tierra".
Porque, claro, lo que importa es el sabor que tome nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestra gente y nuestra familia. Y ésa es tarea nuestra.
Creo que no quiere decir que todo el mundo "sea sal", sino que tenga sabor. A lo mejor tiene sentido decir que lo que importa no es que todo el mundo vaya a la iglesia, o que toda la gente siga las mismas normas y mandamientos, o que pertenezcan a la misma iglesia o religión... No, sino que tenga sabor. Que, a partir de nuestra vida, de nuestra actividad, de nuestro estilo de ser y de hacer, adquiera sabor... Que no se quede soso, insípido, sin sabor.
Ser sal.
Mira que es poca cosa, verdad? Y sin embargo es la que cambia y da gusto a las comidas. No es la comida; pero la hace rica y sabrosa.
Sigo pensando que es sumamente sugestivo.
Jesús completa la imagen diciendo eso de: "si la sal se vuelve sosa..." Está claro, no sirve para nada. La podemos tirar a la basura.
Por el contrario, si nuestra sal (nosotros mismos) vivimos de esa manera... el mundo, nuestro mundo y nuestra gente, el pueblo que nos rodea, el barrio, los vecinos, alabará al "cocinero" de la creación, a Dios mismo que nos ha dado esta creación maravillosa y la ha puesto en nuestras manos. Nosotros tenemos que preparar la comida, aderezar los platos, condimentar los guisos... poner la sal.
Hay tantas maravillas y dones repartidos entre los hombres y mujeres...! Hay tantas riquezas distribuidas por ahí...! Ojalá sea capaz de abrir bien los ojos y descubra todos esos dones de Dios... y, además, sea capaz de "ser la sal" de la tierra, ser la sal de este momento que tengo para vivir.
Jesús utiliza otra imagen, la luz ("ser la luz del mundo")... También adquiere toda la fuerza en un mundo en el que ya nos hemos acostumbrado a tener luz siempre, día y noche...!
Pero hoy me quedo con la imagen de la sal.
A ver si mejoramos nuestra "cocina" y hacemos que nuestro mundo tenga sabor y sabor a Dios, a su estilo, a su manera. A la de Jesús de Nazaret.
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