Esta fiesta de Reyes me deja confuso.
Recuerdo de años infantiles, con el nerviosismo de la espera, la ilusión que se va a hacer realidad, la novedad, los regalos...
Ahora, en cambio, contemplo la ilusión de mi entorno comprando, preparando, envolviendo los regalos y la mente y el corazón se me va hacia tantos y tantos que no ven jamás un regalo, un detalle.
Y esta fiesta de la Epifanía (manifestación) si algo tiene tendría que ser precisamente eso: una auténtica manifestación de Dios en el otro, en los más pobres y débiles.
O sea, debería tener ojos para ver y comprender que está ahí, delante de mí: en la calle, en la boca del metro, en los suburbios, en los pobres de todo el mundo.
Y me temo que no tengo los ojos tan limpios como para verlo.
Cómo deseo poder contemplar "esa manifestación" y convertirme yo mismo en regalo para alguien.
Así pues, en esta mañana de Reyes cierro los ojos y expreso este gran deseo. Caer en la cuenta de esa grandísima manifestación.
Desde aquí un gran beso y mis mejores deseos para todas esas personas que son la mejor Epifanía de Dios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Se acerca vuestra liberación
Esta despiertos en todo tiempo 1 de diciembre 2024 Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento. Acostumbramos a celebrarlo como una prepar...
-
25 de marzo 2012 - 5º domingo de Cuaresma "Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si m...
-
Domingo 15 de Julio de 2018 El texto que hemos escuchado hoy (del evangelio de Marcos) nos cuenta cómo Jesús manda a sus seguidores de d...
-
Domingo 10 de septiembre de 2017 Me gusta escuchar el evangelio algo así como en primera persona. No como algo que se dijo hace tiempo a...
No hay comentarios:
Publicar un comentario