...que tenía que resucitar
31 de marzo 2024
Pascua de Resurrección
Hemos seguido la Cuaresma y acabamos de celebrar la Semana Santa. A pesar de la lluvia hemos vuelto a vivir y contemplar las manifestaciones de religiosidad, de fervor y de entusiasmo al paso de las procesiones.
Por otra parte nos siguen llegando imágenes, vídeos y presentaciones referentes a Jesús y su pasión. Todo ello son aspectos que refuerzan y alimentan toda la tradición de la Iglesia.
Sin embargo tengo la sensación de que no encaja bien con el mensaje del evangelio. Toda esa devoción, todas esas representaciones de la pasión, todas las procesiones y toda esa compasión hacia Jesús que sufre, que lo martirizan y lo matan en la cruz me parece muy emotivo, muy humano también; pero creo que no es en esa dirección que apunta el evangelio.
Me llamó la atención las explicaciones que daba una persona hablando de la pasión y muerte de Jesús. Parecía que fuera un médico forense analizando cada detalle de lo que debió ser...
A todo ello, el domingo (Pascua de Resurrección) añadimos el gran triunfo de Jesús: Está vivo. Ha resucitado. (Y podemos imaginar los aplausos, los vivas, el entusiasmo de sus seguidores. Hemos ganado!) Y me recuerda a los triunfos en el fútbol o en cualquier otro deporte.
¿Es eso la fe? ¿Simplemente creemos que Jesús venció, superó a la muerte y nosotros somos sus fans que le seguimos llenos de entusiasmo?
Desde hace mucho tiempo he querido compartir con amigos y conocidos mis reflexiones sobre el evangelio, mi búsqueda de una vida más entregada siguiendo las huellas del Maestro. Me parecía que todo ello podía ayudar a otras personas. Ojalá haya sido así.
Hoy en día, con la ayuda de muchos maestros y maestras (grandes estudiosos y conocedores del evangelio), entiendo que en el seguimiento de Jesús me sobran las palabras. Entiendo bien lo que dice Juan en su evangelio: "Aún no habían entendido..."
Me doy cuenta que lo que me falta, sobre todo, es eso que llaman paso pascual. La Pascua vivida por Jesús de Nazaret y a la que yo mismo estoy llamado.
Tomo prestadas las palabras de José Arregi para expresar el punto en el que me encuentro: -"El cristianismo es "fe" en la resurrección, pero la "fe en la resurrección" no consiste en creer que Jesús resucitó, sino en revivir aquella experiencia humana profunda -o, si se quiere, aquella honda inspiración vital- que llevó a los primeros cristianos a confesar la resurrección"...
"...Una inspiración vital que les brotaba de dentro los llevó a reconocer al crucificado como figura viviente en su memoria y en su vida de cada día, y el reconocimiento y la memoria de su figura viviente les resultó inspirador de vida".
Esa experiencia pascual es la que tiene que ir despertando en mi vida y sólo cuando se haga carne de mi carne mi vida podrá expresar lo mismo que sintieron y vivieron aquellos hombres y mujeres que hicieron suya la vida misma de Jesús.
Entiendo que cada persona tiene que llegar a esa vivencia. Los primeros seguidores. Pablo en su camino de Damasco tuvo una experiencia vital que lo marcó para toda su vida y de fariseo convencido y militante pasó a vivir la vida de Cristo como él lo expresa en sus cartas llegando a aquella profundidad con la que dice que "si no tengo amor..." de nada sirve saber lenguas o profetizar o hacer grandes sermones.
Deseo que todo lo que pueda decir sea un eco de esa vivencia pascual y no fruto de estudios, razonamientos o conocimientos de otras personas.
Y termino citando de nuevo a José Arregi: -"Deberíamos decir que Jesús resucitó en su vida. En su proclamación de las Bienaventuranzas, en sus relatos parabólicos provocadores, en su comensalía abierta y conflictiva, en su praxis sanadora... La Vida resucita en nosotros, en nuestra vida, en la medida en que vivimos de verdad"
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