jueves, 20 de enero de 2022

Buena noticia para los oprimidos

El programa de Jesús

23 de enero 2022


El texto que escuchamos este domingo, tomado del evangelio de Lucas, nos ofrece la visión y el sentimiento más profundo de Jesús de Nazaret.


Dice que un sábado se levantó a leer en la sinagoga y le dieron el texto del profeta Isaías: "El Espíritu del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos..."

Y Jesús hace suyo el texto.

Es como el comienzo de su proclama: “El tiempo se ha cumplido. Convertíos y creed en la Buena Noticia…”


Inma Calvo, en la presentación de los comentarios de este domingo escribe: -"Jesús tiene clara su condición de ungido y acepta con valentía su misión: anunciar la buena noticia a los pobres. El proyecto de Dios, el programa de Jesús, implica trabajar por la justicia y la igualdad en este mundo. Por eso es una buena noticia para los oprimidos."


La cuestión que se me plantea es si nosotros, los seguidores y discípulos de Jesús de Nazaret, tenemos tan claro nuestro programa.


Nuestra sociedad, nuestro mundo acepta como normal que existan tantos millones de personas marginadas. No le supone ningún cargo de conciencia que día a día mueran de hambre miles y miles de personas. Que millones de personas tengan que emigrar en busca de una vida digna. Que tantas y tantas familias carecen de vivienda, de medios de subsistencia, de trabajo...


Todo eso le conmovía a Jesús de tal manera que bien pudo decir aquello de qué difícil es que los ricos entren en el reino de los cielos...


"Uno de los rasgos más escandalosos e insoportables de la conducta de Jesús es su defensa decidida de los pobres." Así inicia su comentario José Antonio Pagola.


Y en lo que llamamos el "Sermón de la Montaña" proclamó las Bienaventuranzas que a casi todos nos resultan nada fáciles de entender y de aceptar... -¿Bienaventurados los pobres? ¿Bienaventurados los oprimidos? ¿Y los que pasan hambre?...


El comentario de José A.Pagola me parece excelente: 

"Pero ¿por qué son ellos los privilegiados? ¿Es que los pobres son mejores que los demás para merecer de Dios un trato especial? La posición de Jesús es sencilla y clara. No afirma nunca que los pobres, por el hecho de serlo, sean mejores que los ricos. No defiende un «clasismo moral». La única razón de su privilegio consiste en que son pobres y oprimidos. Y Dios no puede «reinar» en el mundo sino haciéndoles justicia."


Ahí está la cuestión que me obliga a reflexionar y a cuestionar la manera de vivir y de actuar de la Iglesia (la mía en primer lugar). 

Llamados a anunciar y proclamar la Buena Noticia del reino de Dios, sólo si intentamos transformar nuestro entorno, nuestro barrio, nuestro pueblo en una verdadera fraternidad, un lugar en el que no haya oprimidos, marginados, personas despreciadas por su origen, raza, sexo, color... Sólo entonces empezaremos a entender y aceptar el mensaje que proclama Jesús de Nazaret.


Y para terminar una aclaración de Fray Marcos: -"Oprimir a alguien, o desentenderse del oprimido, es negar el Dios de Jesús. El Dios de Jesús no es el aliado de unos pocos. No es el Dios de los buenos, de los piadosos ni de los sabios; es, sobre todo, el Dios de los marginados, de los excluidos, de los enfermos y tarados, de los pecadores. Solo estaremos de parte de Dios si estamos con ellos."


Texto del evangelio de Lucas 1, 1-4 y 4, 14-21


sábado, 15 de enero de 2022

Nuestra adhesión a Jesús

No tienen vino

16 de enero 2022

El texto del evangelio de Juan que escuchamos en este fin de semana es el de las Bodas de Caná. Un texto de todos conocido.

Inma Calvo hace esta presentación: -"El relato de las Bodas de Caná es una Tercera Epifanía o manifestación de Dios en el mundo. Toda la simbología de la boda —las tinajas vacías o el vino bueno que se deja para el final— nos está hablando de la singularidad de Jesús. Su mensaje es como ese vino excelente, capaz de reanimar una boda, capaz de devolver la Alegría al mundo." 


Me parece importante que cuando leamos o escuchemos el evangelio no nos quedemos en la mera narración como si se tratara de una historieta o de un cuento. Siempre hay un mensaje que se dirige a nosotros, que nos cuestiona.


Ahí nos encontramos con que, detrás de esa simbología, me está preguntando si Jesús de Nazaret es para mí una manifestación de Dios. Hoy en día, ahora, ¿qué significa para mí?

Juan, en su evangelio nos cuenta cómo se encontraron con él sus primeros seguidores... -¿Dónde vives, Maestro? -Venid y lo veréis... Y se quedaron con él. Luego Andrés se lo cuenta a Pedro, su hermano, y Juan se lo dirá a Santiago, su hermano...

Luego, invitaron a Jesús a una boda y sus seguidores fueron con él...

Y, al final, dice que "sus discípulos le dieron su adhesión".


¿Qué vieron en Jesús? ¿Qué provocó en ellos esa adhesión? Algo que marcó su vida y les empujó a vivir al estilo de su Maestro y a anunciar y proclamar que Jesús de Nazaret era la Buena Noticia para todos. Y no sólo para los judíos...


Preparando el Sínodo de la Iglesia, como cada miércoles, tuvimos nuestra reunión y nos leyeron el texto del evangelio en el que Jesús le pregunta a Pedro: -Pedro, ¿me amas? Y se lo pregunta tres veces... El comentario que escuchamos no fue para repetir o entender lo que le dijo a Pedro, sino que fue como que nos preguntaba a cada uno de nosotros: -Y tú, ¿me amas? ¿Estás conmigo? ¿Me sigues?


Hoy, con el tema de la boda (los invitados; María señala que se han quedado sin vino; Jesús manifiesta algo nuevo que provoca la adhesión de sus discípulos), me obliga a reflexionar si Jesús de Nazaret es para mi algo más que un personaje, una celebridad, alguien de quien se cuentan historias más o menos fantásticas. O, por el contrario, comienzo a sentirlo como fuente de vida nueva...


Tal y como comenta José A. Pagola: -"Los primeros cristianos experimentaron a Jesús como fuente de vida nueva. De él recibían un aliento diferente para vivir. Sin él, todo se les volvía de nuevo seco, estéril, apagado. El evangelista Juan redacta el episodio de la boda de Caná para presentar simbólicamente a Jesús como portador de un «vino bueno», capaz de reavivar el espíritu."


Me parece una buena imagen para nuestra vida: Jesús portador de un vino bueno, capaz de reavivar nuestra vida.


Y termina su comentario de esta manera: -"Jesús puede ser hoy fermento de nueva humanidad. Su vida, su mensaje y su persona invitan a inventar formas nuevas de vida sana. Él puede inspirar caminos más humanos en una sociedad que busca el bienestar ahogando el espíritu y matando la compasión. Él puede despertar el gusto por una vida más humana en personas vacías de interioridad, pobres de amor y necesitadas de esperanza."

Y la observación de María: "No tienen vino". Un detalle muy femenino. Y cuánta necesidad tiene hoy la iglesia de esa observación femenina! Esperemos que no tarde el día en el que nos dejemos guiar por su manera de ver, de intuir y de atender a los que más lo necesitan.

Texto del evangelio de JUAN 2, 1-11 Bodas de Caná



sábado, 8 de enero de 2022

Bautismo en el Espíritu

¿El bautismo? ¿La fe?

Domingo 9 de Enero de 2022


Ya terminamos las fiestas de la Navidad, Año Nuevo y Reyes y volvemos al ritmo de nuestras vidas.

Y, en este domingo, el texto del evangelio de Lucas nos hace como una presentación: Juan el Bautista que está bautizando con el agua del río Jordán y Jesús de Nazaret que, como muchas otras personas, también se ha acercado para "ser bautizado"...

Si leemos el texto del evangelio como si fuera el "Diario de Noticias" nos quedaremos sin entender el mensaje que lleva dentro. Porque no es un libro de historia, ni una revista, ni un mensaje que aparece en las redes sociales.Siempre tenemos que acordarnos que estamos en una auténtica "catequesis" y en ella se usan imágenes y expresiones que, para aquellas primeras personas que siguieron a Jesús significaban mucho, con mucha referencia a pasajes del Antiguo Testamento.

Hoy en día, a nosotros, nos cuestiona sobre nuestro "bautismo" y sobre nuestra "fe".

José Antonio Pagola inicia su comentario con estas palabras: "Son bastantes los hombres y mujeres que un día fueron bautizados por sus padres y hoy no sabrían definir exactamente cuál es su postura ante la fe. Quizá la primera pregunta que surge en su interior es muy sencilla: ¿para qué creer? ¿Cambia algo la vida por creer o no creer? ¿Sirve la fe realmente para algo?"

Esa pregunta quizás sólo la piensan y, a veces, también nos la hacen a nosotros: -¿Para qué vas a misa? ¿Tú crees en todas esas cosas?

Nos encontramos ante una gran cantidad de personas que, efectivamente, fueron bautizadas "con agua". No han descubierto lo que significa ser bautizado "con el Espíritu de Jesús de Nazaret". Y únicamente se quedaron con una gran cantidad de cosas que aprendieron de memoria en el catecismo al hacer la Primera Comunión. Cosas que les parece que no tienen nada que ver con la vida.

Al seguir las huellas de Jesús de Nazaret, al dejarme "bautizar" en su espíritu, empiezo a ver y entender la vida de otra manera. Dios deja de ser alguien situado allá arriba en las alturas que me manda y me vigila, que me premia o me castiga... Y siguiendo el camino que me marca Jesús voy descubriendo a un "Dios" (un Ser, un Alguien) que es, ante todo, ternura y compasión. Me hace entrever la maravilla enorme del universo (el macrocosmos y también del microcosmos) como un acto constante de amor. Y mi propia vida intenta adquirir una sintonía y comunión con todo y, especialmente, con las otras personas de manera que ellas también puedan llegar a experimentar ese Espíritu que nos hace más humanos, mas solidarios, más hermanos.

Así contesta José M. Pagola: "-¿Para qué creer? Para atrevernos a ser humanos hasta el final; para no ahogar nuestro deseo de vida hasta el infinito; para defender nuestra libertad sin rendir nuestro ser a cualquier ídolo; para permanecer abiertos a todo el amor, la verdad, la ternura que hay en nosotros. Para no perder nunca la esperanza en el ser humano ni en la vida."


Texto del evangelio de Lucas (3,15-16.21-22)


miércoles, 5 de enero de 2022

Por otro camino

Ver la estrella les dio muchísima alegría

6 de enero 2022


Todos hemos cantado y celebrado la llegada de los Reyes Magos.

Nuestra imaginación los soñaba y los veía de mil formas diferentes.

Además siempre hacían referencia al Portal de Belén, a la Navidad, al Nacimiento de Jesús.

Claro que nuestra ilusión se veía completada con los regalos que llegaban hasta nuestras casas...


Hoy en día, la Navidad, los Reyes al igual que todas las fiestas que se organizan en torno a estas fechas han adquirido un aspecto bastante distinto: Nuestras ciudades se han llenado de luces; la televisión y los medios de comunicación nos invitan y nos incitan a "comprar y comprar" muchos regalos. Y las familias, los amigos, los grupos preparan comidas y bebidas que hagan más "felices" nuestras fiestas.


Mateo, en su evangelio, nos presenta a unos "magos de Oriente" que llegan buscando al rey de los judíos que ha nacido... Porque habían visto su estrella... 

A esa idea o imagen de los Magos de Oriente y la estrella a la que seguían se le aplicó el nombre de "Epifanía" que quiere decir "Manifestación".

Y como escribe Inma Calvo, "la Epifanía, como manifestación de la presencia de Dios en el mundo, sobrepasa fronteras, razas y culturas. Es una fiesta con un mensaje de universalidad tan importante como necesario para nuestro mundo de hoy. Dentro de cada ser humano está esa estrella que brilla de forma especial. Solo hay que estar atentos para reconocer su valor."


Quizás, como personas adultas, hemos dejado de lado todo eso de la "estrella", de los "Magos de Oriente" y lo de encontrar al "niño" recién nacido... Tal vez tenemos la idea de que ya hemos superado todo eso y lo que importa son las fiestas, los regalos y lo que podamos sacar de la vida que tenemos.


¿Qué sabemos nosotros de la "Manifestación" de Dios? ¿A lo mejor seguimos esperando un acontecimiento especial, una imagen, una luz, un algo que se nos revele... Y mientras tanto seguimos en la oscuridad. Nosotros, al igual que los "sacerdotes y letrados" de aquel tiempo (o el mismo rey Herodes) no habían visto nada, no tenían ningún interés en descubrir ni la "estrella" ni el "niño".


Todo el relato de Mateo es como una Catequesis, lo que llaman Teología, de algo que fue muy importante para todas aquellas personas seguidoras de Jesús de Nazaret. Un reflexión que invitaba a todas las personas, del pueblo judío o de cualquier otro pueblo, a seguir el mensaje de una vida nueva (el Reino de Dios)... Era como decir: "Abrid los ojos". Ahí está la estrella, también para todos vosotros.


Como escribe Fray Marcos, "Dios se está manifestando siempre. El que lo descubre tiene que convertirlo en imágenes para poder comunicarlo a los que no lo han descubierto..."

El Dios de Jesús de Nazaret, que Juan (en su Carta) lo define como Amor, tiene todas las características que Jesús mismo había sentido, experimentado y hecho vida... Y el ser o ente al que llamamos Dios o con otro nombre es creación, evolución, energía, raíz y fuente de todo y de todos... porque es Amor.

Y, al igual que los "Magos de Oriente", una vez que comencemos a captar o intuir su presencia, su acción... nos volveremos por otro camino.


La Epifanía o Manifestación de Dios nos lleva a un cambio, a una conversión, a un estilo nuevo de vivir... Y ya no andaremos por el camino de siempre.

Texto del evangelio de MATEO 2, 1-12

Se acerca vuestra liberación

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