10 de enero 2021
Un aliento al que llamamos Espíritu
Al escuchar el texto del evangelio de Marcos, eso del bautismo de Jesús y que bajó el Espíritu en forma de paloma y que se oyó una voz del cielo que decía: "tú eres mi hijo, el amado...", de tanto escucharlo ya ni nos llama la atención.
Simplemente lo damos como un hecho o como un misterio y ya está.
Me pregunto si al redactar el texto del evangelio, tanto el que lo escribía como la comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret, entendieron eso así. ¿No sería más bien un mensaje, un explicar de un modo simbólico lo que vieron, escucharon y entendieron estando al lado de Jesús de Nazaret? Algunos de los primeros seguidores lo vieron donde Juan el Bautista. Éste vio en Jesús algo especial y así se lo señaló... Y Juan y Andrés lo siguieron (¿Dónde vives, Maestro? - Venid y lo veréis... Y se quedaron con él). Y, poco a poco, entendieron que "Dios estaba con él", que tenía su espíritu, su aliento...
Porque no creo que fuera un hecho puntual -mientras salía del agua- que sintieron que Jesús respiraba de una manera distinta. Su aliento era el aliento de Dios, su espíritu. Porque así vivía, así actuaba, así hablaba. Y cuando, en sus primeras charlas y comentarios, invita a cambiar, a convertirse, porque está cerca el reino de Dios, está invitando a que vivamos tomando ese aliento, ese espíritu...
Por eso, celebrar o recordar el Bautismo de Jesús no es para admirarnos de la humildad del Maestro al querer bautizarse como cualquiera o sentirnos reconfortados al saber que Jesús es el Hijo amado de Dios; sino para seguir su camino.
José Ant. Pagola hace esta consideración: "No pocos cristianos practicantes entienden su fe sólo como una «obligación». Hay un conjunto de creencias que se «deben» aceptar, aunque uno no conozca su contenido ni sepa el interés que pueden tener para su vida; hay también un código de leyes que se «debe» observar, aunque uno no entienda bien tanta exigencia de Dios; hay, por último, unas prácticas religiosas que se «deben» cumplir, aunque sea de manera rutinaria..."
"...En las primeras comunidades cristianas se vivieron las cosas de otra manera. La fe cristiana no era entendida como un «sistema religioso». Lo llamaban «camino» y lo proponían como la vía más acertada para vivir con sentido y esperanza..."
Creo que ésa es la propuesta y el mensaje: Dejarme convertir e ir respirando con el aliento de Dios, con su espíritu.
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