Domingo 9 de Diciembre de 2018
Ya estamos en el segundo domingo de Adviento y tratamos de asumir la mentalidad y la conciencia que hacía despertar Juan el Bautista: "Preparad el camino del Señor...", como decía el profeta Isaías. El texto de Lucas lo presenta como un punto de referencia importante. Un profeta había aparecido en Israel después de muchos años y clamaba por ese cambio que permitiría la llegada del Señor...
En la eucaristía que tuvimos anoche Antonio nos hablaba de la nueva evangelización. Una necesidad que se hace cada vez más evidente en el mundo que tenemos y en la sociedad que nos rodea. Nos hizo ver todo lo que no es evangelización... (cumplir con el mandamiento de ir a misa, hacer la primera comunión, casarse por la iglesia, asistir a la procesión de la patrona del pueblo, participar en el funeral del padre o de la madre...). Todo eso que hemos venido haciendo nosotros y las generaciones anteriores.
"Lo primero, como comenta José A. Pagola, es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con la persona de Jesús. No es posible alimentarnos solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano..."
También a Jesús de Nazaret le impactó lo que decía Juan el Bautista. Había que cambiar y preparar el camino de Dios. Y después de darle muchas vueltas en su cabeza, Jesús de Nazaret se puso en camino para anunciar la "la buena noticia del reino de Dios".
Probablemente, como nos decía Antonio, eso es lo que nos falta a nosotros: Dejar que el mensaje de Jesús penetre en nuestro corazón y lo pongamos como primer valor y primer objetivo en nuestra vida. No en nuestras ideas, sino en nuestro estilo de hacer y de vivir.
Fray Marcos lo comenta así: "Más que nunca, nos hace falta una crítica sincera de la escala de valores en la que desarrollamos nuestra existencia. Digo sincera, porque no sirve de nada admitir teóricamente la escala de Jesús y seguir viviendo en el más absoluto hedonismo. Tal vez sea esto el mal de nuestra religión, que se queda en la pura teoría..."
Este tiempo de Adviento y las fiestas de Navidad pueden ser un buen momento para escuchar atentamente la "buena noticia" que nos anuncia Jesús de Nazaret. Claro, eso nos lleva mucho más allá de la luces y adornos, los villancicos y las imágenes de la familia que ser reúne para comer y cenar...
Juan el Bautista tenía una predicación dura y exigente que pedía la conversión de los pecados porque vendría el Señor a juzgar y condenar... "Jesús por el contrario,como escribe Fray Marcos, predica una “buena noticia”. Dios es Abba, es decir Padre-Madre, que ni amenaza ni condena ni castiga, simplemente hace una oferta de salvación total. Nada negativo debemos temer de Dios. Todo lo que nos viene de Él es positivo. No es el temor, sino el amor lo que tiene que llevarnos hacia Él. Muchas veces me he preguntado, y me sigo preguntando, por qué, después de veinte siglos, nos encontramos más a gusto con la predicación de Juan que con la de Jesús. ¿Será que el Dios de Jesús no lo podemos utilizar para meter miedo y tener así a la gente sometida?..."
Quizá siempre nos ha parecido más fácil lo de controlar, someter y dominar mediante los premios y castigos... El Dios del Antiguo Testamento se ha quedado entre nosotros y lo hemos aplicado (incluso exigido) a todos los niveles de nuestra vida. De ahí que la conversión a la buena noticia del reino de Dios nos resulte tan difícil.
Pues bien, ése es nuestro reto y nuestro objetivo: preparar el camino para que vaya llegando el reino de Dios en mi propia vida y en mi entorno.
Texto del evangelio de Lucas (3,1-6)
En la eucaristía que tuvimos anoche Antonio nos hablaba de la nueva evangelización. Una necesidad que se hace cada vez más evidente en el mundo que tenemos y en la sociedad que nos rodea. Nos hizo ver todo lo que no es evangelización... (cumplir con el mandamiento de ir a misa, hacer la primera comunión, casarse por la iglesia, asistir a la procesión de la patrona del pueblo, participar en el funeral del padre o de la madre...). Todo eso que hemos venido haciendo nosotros y las generaciones anteriores.
"Lo primero, como comenta José A. Pagola, es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con la persona de Jesús. No es posible alimentarnos solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano..."
También a Jesús de Nazaret le impactó lo que decía Juan el Bautista. Había que cambiar y preparar el camino de Dios. Y después de darle muchas vueltas en su cabeza, Jesús de Nazaret se puso en camino para anunciar la "la buena noticia del reino de Dios".
Probablemente, como nos decía Antonio, eso es lo que nos falta a nosotros: Dejar que el mensaje de Jesús penetre en nuestro corazón y lo pongamos como primer valor y primer objetivo en nuestra vida. No en nuestras ideas, sino en nuestro estilo de hacer y de vivir.
Fray Marcos lo comenta así: "Más que nunca, nos hace falta una crítica sincera de la escala de valores en la que desarrollamos nuestra existencia. Digo sincera, porque no sirve de nada admitir teóricamente la escala de Jesús y seguir viviendo en el más absoluto hedonismo. Tal vez sea esto el mal de nuestra religión, que se queda en la pura teoría..."
Este tiempo de Adviento y las fiestas de Navidad pueden ser un buen momento para escuchar atentamente la "buena noticia" que nos anuncia Jesús de Nazaret. Claro, eso nos lleva mucho más allá de la luces y adornos, los villancicos y las imágenes de la familia que ser reúne para comer y cenar...
Juan el Bautista tenía una predicación dura y exigente que pedía la conversión de los pecados porque vendría el Señor a juzgar y condenar... "Jesús por el contrario,como escribe Fray Marcos, predica una “buena noticia”. Dios es Abba, es decir Padre-Madre, que ni amenaza ni condena ni castiga, simplemente hace una oferta de salvación total. Nada negativo debemos temer de Dios. Todo lo que nos viene de Él es positivo. No es el temor, sino el amor lo que tiene que llevarnos hacia Él. Muchas veces me he preguntado, y me sigo preguntando, por qué, después de veinte siglos, nos encontramos más a gusto con la predicación de Juan que con la de Jesús. ¿Será que el Dios de Jesús no lo podemos utilizar para meter miedo y tener así a la gente sometida?..."
Quizá siempre nos ha parecido más fácil lo de controlar, someter y dominar mediante los premios y castigos... El Dios del Antiguo Testamento se ha quedado entre nosotros y lo hemos aplicado (incluso exigido) a todos los niveles de nuestra vida. De ahí que la conversión a la buena noticia del reino de Dios nos resulte tan difícil.
Pues bien, ése es nuestro reto y nuestro objetivo: preparar el camino para que vaya llegando el reino de Dios en mi propia vida y en mi entorno.
Texto del evangelio de Lucas (3,1-6)
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